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La comunión de los Santos es una inmensa red capaz de vincular millones de personas entre ellas, incluso entre los de la tierra y los del Cielo, ¡sin problema de conexión! Esto funciona sin cables ni ondas pero gracias a la oración. Los mensajes que circulan no se oyen con las orejas, ni se leen con los ojos, sino que llegan al corazón. Mucho más que un vínculo, la oración establece una verdadera comunión entre sus miembros.
Hozana no es un sitio de encuentros efímeros. Esos encuentros son invisibles, pero mucho más sólidos que ningún otro encuentro, porque se inscriben en la eternidad.
¿Cómo es posible? Porque las oraciones de esta red no son dirigidas a un servidor, sino a un “Siervo” de nuestras oraciones que multiplica la fuerza y el alcance de ellas: ¡el Hijo De Dios! Así, lo que parece insignificante, pasando por Cristo, se vuelve irresistible. Nos dice: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mt.7,7-8). Durante las apariciones a Santa Catherine Labouré, rue du Bac en París, la Virgen María dijo lo mismo: “Dios tiene tanta gracia para dar que no pedís…”
La manera por la cual Dios concede se mantiene a menudo misteriosa. Tomando el ejemplo del paralítico en Mt.9:1-8. Pedimos por él, a Jesús, su curación física. Jesús le perdona sus pecados. Pero eso se queda invisible. Jesús no nos ha dado lo que le hemos pedido, sin embargo, nos da mucho más: ha salvado nuestra alma. Hay que pedir con fe, es decir con confianza: creer que Dios nos da siempre lo mejor para nosotros, pero que eso permanece a menudo invisible a nuestros ojos..
P. Antoine Hardy, vicario de la parroquia Saint Louis. D Antin en París, y el equipo de Hozana