...El Espíritu Santo, el Viernes Santo, el santo del día, celebrar su Santo... ¡Santo, santo, santo! Aunque parezca banal, la palabra santo se asocia con muchos aspectos de nuestras vidas, e incluso aparece en los nombres de ciertas regiones, por ejemplo: San Andrés, San Bartolomé, Santa Catalina... De hecho, la famosa ciudad de San Francisco también atribuye su nombre a un santo (San francisco de Asís).
Por lo anterior, la palabra "Santo" estructura de cierto modo nuestra vida diaria: aparece en nuestros calendarios, a veces buscamos el santo del día, etc... ¿Pero quiénes son los santos para nosotros los cristianos? ¿Qué tienen que enseñarnos?
A través de esta guía, profundizaremos en el misterio de la santidad, y descubriremos la vida de muchos santos, las cuales son muy emocionantes e inspiradoras.
No es sorprendente decir que la palabra santo viene de la religión. La santidad es un concepto que se aplica a los objetos (la Santa Biblia, el Santo Sudario), a las nociones abstractas (el Espíritu Santo, el rito del Santísimo Sacramento) y a las personas. En lo que respecta a los idiomas, la palabra santo proviene del latín sanctus, y se traduce al griego como hagios (una "hagiografía" es la biografía de un santo). La palabra se refiere a lo venerable, a lo puro, a lo que nos acerca a Dios, es decir, a aquello que se eleva a lo sagrado.
Los santos, son seres que, tocados por la gracia y llenos de virtud, dedican sus vidas a seguir plenamente la palabra de Cristo. ¡Cuidado! esto no significa que un santo sea un superhéroe, digamos más bien que los santos son modelos a seguir para sus hermanos y hermanas en Cristo.
Entre los santos podemos encontrar mártires, reyes, monjes, monjas, ricos, pobres, hombres, mujeres, etc… Sin importar sus orígenes, todos los santos son ejemplos de vidas plenamente entregadas a Cristo y a los demás. Son la imagen de la promesa celestial en la tierra, y por eso podemos pedirles que intercedan por nosotros. Cuando pedimos la intercesión de los santos en nuestra oración, creemos que pueden llevar nuestras intenciones de oración ante Dios; pueden ser intenciones por nosotros mismos, por nuestros seres queridos, por la Iglesia por el mundo, etc...
"Ustedes serán santos, porque yo, el Señor, soy santo, y los separé de los otros pueblos, para que me pertenezcan" (Levítico 20:26)
Bueno, para empezar, ¡Dios es santo! Más que eso, ¡Dios es la santidad misma!
“Santo, santo, santo es el Señor, Dios del Universo...
hosanna en lo alto del Cielo.”
Pero cada uno de nosotros también está llamado a la santidad. De hecho, ¡Esta es la vocación de todo bautizado y está al alcance de todos ellos! No se necesita ser un sacerdote, una monja, o estar dotado de un extraordinario don de sanación o profecía para ser santo. Sin importar nuestra edad y estado de vida, ser santo es buscar el cumplimiento de la voluntad de Dios donde sea que nos encontremos, ¡aquí y ahora! Esto significa vivir nuestra vida con él, amarlo y amar a las personas que Dios pone en nuestro camino; se trata de ya no vivir centrados en nosotros mismos y en nuestro orgullo, sino en Él y en su voluntad.
Esto no siempre es fácil, sin embargo, en ocasiones, imitar el ejemplo de los demás puede ayudarnos a avanzar en este camino hacia la santidad. Por ejemplo, a veces, la caridad que muestra la abuela, o un amigo, puede tocarnos y edificarnos de una manera muy especial. Además, ¡lo que la beata Chiara Luce o Santa Teresita de Lisieux vivieron en medio de sus vidas ordinarias también puede hablarnos e inspirarnos!
Pero, si todo el mundo puede ser santo, ¿por qué este nombre sólo se da a ciertas personas? Desde un punto de vista oficial, El culto o veneración a los santos se practica en las ramas católica y ortodoxa del cristianismo, de modo que las personas santas, tal como las conocemos, han sido reconocidas oficialmente como tales por la Iglesia, tras un largo proceso de canonización, el cual ha sido codificado desde el siglo X. Además, la canonización es precedida por varios pasos: primero se debe reconocer a la persona como venerable, luego como beato (tras un proceso de beatificación), y posteriormente, puede o no ser declarada santa.
¡Cuidado, esto no significa que la Iglesia considere que sólo las personas oficialmente canonizadas son santas! Ella sabe que para Dios, quien conoce todos los corazones, muchas personas también son santas, pero debe ser cuidadosa al erigir como ejemplos de perfección cristiana sólo a aquellas personas cuya santidad es testificada a través de un gran número de testimonios y elementos.
Existen muchos, muchos santos, desde los primeros días del cristianismo hasta el día de hoy. De hecho, ellos han seguido muchos caminos, algunos más tortuosos que otros, han desarrollado sus carismas, cada uno a su manera, para servir y amar a Dios y a su prójimo cada vez mejor. ¡Descubre estos magníficos ejemplos y déjate inspirar!
Entre los santos, podemos encontrar principalmente a todos aquellos que acompañaron a Cristo en su vida.
Actualmente hay 35 Doctores de la Iglesia, reconocidos como tales entre los siglos XIII y XXI.
Estos santos son reconocidos - además de su gran fe - por sus importantes contribuciones teológicas al cristianismo. A continuación, algunos de los más conocidos:
Además, muchos papas se han convertido en santos, entre los más recientes podemos mencionar a San Pío X, San Juan Pablo II.
Cuando pensamos en los santos, a menudo pensamos en los mártires, dispuestos a morir por su fe: San Cristóbal, San Nicolás, Santa Bárbara, Santa María Goretti, San Esteban, Santa Catalina, San Maximiliano Kolbe ...
También hay santos místicos:
Algunos de ellos han experimentado apariciones como Santa Faustina, Santa Bernardita, Santa Catalina Labouré o Santa Margarita-María de Alacoque.
otros, taumaturgos, que hicieron varios milagros durante su vida y después de su muerte como San Antonio de Padua, San Charbel ...
Algunos incluso llevan los estigmas de Cristo: Santa Rita, San Padre Pío, San Francisco de Asís...
Pero, a veces, estos destinos extraordinarios lo son a través de un camino de santidad que se recorre en poco tiempo; este es el caso de los santos que, habiendo muerto muy jóvenes, ya habían iluminado el mundo con su fe: Santo Domingo Savio (14 años), San Gerardo Majella (29 años) y, muy recientemente, San Carlo Acutis (15 años).
Algunos santos también son conocidos por sus obras, corriente espiritual, órdenes religiosas, misiones...
Pero los santos también son cristianos que no son extraños para nosotros, por motivos como:
Por otro lado, hay muchos que están avanzando en el camino a la santidad y nos lo muestran. Por ejemplo:
Hozana te ofrece muchas comunidades y novenas dedicadas a diferentes santos católicos. Por ejemplo, te invitamos a:
¡Ven y déjate guiar por los santos con Hozana!