A Juan Bautista se le conoce como el fundador del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Él era un hombre que tenía dos pasiones: el amor a Cristo y la educación de los niños pobres. De hecho, Juan nació en una familia culta, recibió la tonsura a los 11 años y desde muy joven decidió ponerse al servicio de los niños. Luego, no pasaría mucho tiempo cuando “L’establishment éducatif” se vio sorprendido por sus métodos innovadores, en el que se incluían la educación gratuita para todos, la formación de profesores laicos, los cursos para trabajadores, la atención de los jóvenes delincuentes, la enseñanza en francés en lugar del latín... Estas audaces medidas pusieron patas arriba el sistema educativo de Francia en aquella época. No obstante, se recuerda a Juan Batista como un hombre de gran corazón, como un pedagogo nato, quien logró comprender que lo que más les falta a los niños son maestros cariñosos y que reconozcan su valor.
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Juan Bautista de La Salle nació en Reims el 30 de abril de 1651 y fue el hijo mayor de una familia de clase media. Sus padres querían que fuera sacerdote, por lo cual recibió la tonsura a los 11 años. A los 15 años pasó a ser el canónigo de la catedral de Reims, con los beneficios sociales y económicos que esto conlleva. No obstante, cuando sus padres murieron, el joven Juan Bautista tuvo que hacerse cargo de sus seis hermanos. Durante este periodo, y hasta que se convirtió en sacerdote, mantuvo dudas sobre su vocación y no sabía si continuar o no su formación en el seminario de Saint-Sulpice, en París. A pesar de ello, su padre espiritual le animó a seguir y fue ordenado sacerdote en 1678, a la edad de 27 años. Dos años más tarde, obtuvo su doctorado en Teología, por lo contaba con una carrera eclesiástica espléndida y bastante prometedora.
Durante toda su vida, Juan Bautista de La Salle se preocupó mucho por la educación de los jóvenes, por lo que lanzó un proyecto de escuelas gratuitas. De hecho, al ver que en aquella época la mayoría de las familias vivían muy mal y no tenían medios para educar a sus hijos y, al constatar que los niños tenían pocas posibilidades de un mejor futuro, este gran hombre de Dios decidió fundar escuelas para los niños más pobres. En el año de 1682, la hambruna comenzó a hacer estragos en Francia y la situación de los campesinos empeoraba cada vez más. Ante los crecientes desafíos, Juan Bautista de La Salle decidió dividir sus bienes y renunciar a su cargo de canónigo para dedicarse a su obra. Además de ello, a partir de 1686, se comprometió a vivir pobremente con los maestros de escuela, pero su familia no comprendió esta elección evangélica que lo llevó a renunciar a su fortuna y privilegios.
Por otro lado, su proyecto encontró la oposición de las autoridades eclesiásticas, quienes no aceptaban sus métodos innovadores y su firme deseo de brindar una educación gratuita para todos, puesto que a Juan Bautista no le importaba si los padres podían pagar o no, sino que enseñaba a todos los niños por igual y con amor. Además de esto, la jerarquía eclesiástica no apoyabó en lo absoluto la creación de esta nueva forma de vida religiosa en la que una comunidad de laicos consagrados dirigían las escuelas "juntos y por asociación". Como si fuera poco, en 1704, los "maestros escritores" de París exigieron el cierre de las escuelas de los Hermanos, alegando competencia ilícita y el señor de La Salle fue destituido de su cargo como Superior. Sin embargo, los Hermanos de París escribieron a Juan Bautista pidiéndole que retomara la dirección de la Sociedad, en nombre de su "voto de obediencia” y Juan Bautista aceptó asumir su cargo, al considerar este suceso como una señal del Cielo.
A pesar de los obstáculos y las tribulaciones, Juan Bautista y sus Hermanos lograron crear una red de escuelas de alta calidad. Además, desarrollaron una nueva pedagogía que se caracterizada por el uso de la lengua francesa en lugar del latín, la agrupación de alumnos por niveles y resultados, la enseñanza religiosa impartida por profesores con vocación religiosa y misionera, y la participación de los padres en la instrucción, la cual era considerada de suma importancia. Adicionalmente, Juan Bautista propuso programas de formación de maestros laicos, escuela dominical para jóvenes obreros y fundó una de las primeras instituciones para el cuidado de "delincuentes".
Finalmente, agotado por una vida de austeridad y trabajo duro, murió en Ruán un Viernes Santo: el 7 de abril de 1719. Este gran hombre de Dios fue beatificado el 19 de febrero de 1888 y canonizado el 24 de mayo de 1900 por León XIII. Posteriormente, el 15 de mayo de 1950 fue proclamado patrón de los educadores cristianos por Pío XII.
Juan Bautista de La Salle fue un pionero en el campo de la educación y desarrolló una pedagogía nueva y eficaz que no tenía en cuenta el origen social. En ella, se buscaba principalmente ofrecer una oportunidad de aprender a cada niño. Por ello, Juan Bautista fue el primero en crear centros de formación de profesores, escuelas de aprendizaje para delincuentes, escuelas técnicas y escuelas secundarias de idiomas modernos, artes y ciencias. Tras su muerte, la obra de este maravilloso ser se difundió rápidamente en Francia y en todo el mundo. De hecho, Juan Bautista de La Salle estableció un ejemplo de educación cristiana que pretendía desarrollar todas las dimensiones de cada persona, pues para él, cuidar de los jóvenes significaba ayudar a cada persona según su situación y sus dificultades. En la actualidad, existen numerosas escuelas lasalianas en 80 países.
San Juan Bautista de La Salle es el fundador del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Los Hermanos de las Escuelas Cristianas son religiosos sin títulos sacerdotales que viven en comunidad y dedican su vida a Dios a través de la educación de los jóvenes. Actualmente, los Hermanos trabajan en 77 países, con más de un millón de jóvenes en los cinco continentes.
A continuación, algunas citas de San Juan Bautista de La Salle que muestran su profunda fe y su intensa vida espiritual. Este maravilloso sacerdote y educador tenía sobre todo un profundo amor a Cristo y a la Virgen María, en quienes se apoyaba para realizar su obra con mucho amor.
"En fin, puede uno ocuparse en el misterio por simple atención, lo que se llama también contemplación. Consiste en mantenerse en profundo respeto interior considerando el misterio con una mirada interior de fe viva y respetuosa, que disponga la mente y el corazón para la adoración silenciosa de amor, de admiración, de reconocimiento y de acción de gracias, de anonadamiento y de deseo de corazón de unirse a Nuestro Señor en este misterio, y de participar de su espíritu y de sus gracias."
“Admirad cómo la misericordia de Dios pone remedio a todas las necesidades de sus criaturas, y da medios a los hombres para poder llegar al conocimiento del verdadero bien, que es el ordenado a la salvación de sus almas”.
"Me parece que lo único que debo pedir a Dios en la oración es que me descubra lo que Él exige de mí, y que me ponga en la disposición en que me quiere".
“El espíritu de fe es el estado en que vivió siempre la santísima Virgen, por tanto, puede provechosamente encomendarse a ella, para que la conduzca hasta nuestro señor por ese camino o por el que más le pluguiere”.
“Me alegra mucho que todas sus miras e intenciones tiendan a cumplir la voluntad de Dios”.
“Todopoderoso salvador, destruid y aniquilad en mí todo pecado y todas las obras del demonio.
¿Me atreveré, Señor mío y Dios mío a cometer todavía el pecado, sabiendo,que vinisteis para borrar el pecado y para destruir las obras del demonio, que son los pecados?
¡Cómo, Señor!, ¿voy a restablecer en mí lo que con tantas penas y sufrimientos vinisteis a destruir?
Mis pecados, Señor, son los que os han reducido al estado de infancia, de pobreza y humillación. Son mis pecados los que os hicieron derramar tantas lágrimas desde vuestro nacimiento.
Mi orgullo y mi amor al lujo y a las vanidades son los que os humillaron, hasta nacer en un establo, y ser reclinado en un pesebre, sobre la paja, entre dos viles animales.
Sufristeis una pobreza tan rigurosa para confundir y destruir mi codicia y deseo insaciable de bienes y de riquezas, y mi amor desordenado a las comodidades y placeres.
Y después de considerar estas verdades, ¡aún querría yo cometer el mal!
Ah, Señor, no permitáis que sea tan perverso que aún ame el pecado, ya que tanto os costó destruirlo.
Vos, que sois mi Creador, mi Padre, mi Rey y mi Dios. ¡Oh!, muera yo antes que seguir haciendo cosas tan indignas, o volver a las que me habéis hecho la gracia de abandonar.
Todopoderoso salvador, amable Jesús: por la virtud y gracia de vuestro adorable nacimiento, destruid y aniquilad en mí todo pecado y toda inclinación al pecado, y perdonadme misericordiosamente cuantos he tenido la desgracia de cometer.
Que así sea.”
Oración por los padres y educadores en dificultades
“Oh Dios, que para formar a los niños pobres en la vida cristiana y para afianzar a la juventud en el camino de la verdad, elegiste a S. Juan Bautista de La Salle, y en torno a él surgió en tu Iglesia una nueva Congregación religiosa, concédenos, por su intercesión y ejemplo, buscar tu gloria en la salvación de las almas, para que podamos participar de tu recompensa en el cielo.
Amén.”