¿Eres más ambicioso que Teresita? Pues no lo creo: ¡ella quería ser una santa!: "no una Santa “a medias" sino "completamente", pues tenía una voluntad de acero. De hecho, gracias a su amoroso abandono en las manos de Jesús, Santa Teresita se convirtió en la gran santa del "caminito", y le ponía un amor inmenso a las cosas más pequeñas de la vida diaria.
A principios del siglo XX este "caminito" de Santa Teresita correspondía a las principales líneas del orgullo intelectual de nuestra época y la convertiría en la "teóloga de la infancia espiritual".
Cuando murió... ¡apenas tenía 24 años!. Su santidad era tan impresionante que el Papa Juan Pablo II se refirió a ella como un "huracán de gloria". En 1997 fue proclamada como la patrona de las Misiones de la Iglesia Universal y Doctora de la Iglesia.
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Françoise Marie Thérèse Martin, más tarde conocida como Santa Teresita del Niño Jesús o Santa Teresa de Lisieux, nació el 2 de enero de 1873 en Alenzón. Era la menor de los nueve hijos de Luis y Celia Martin. Su madre murió cuando tenía 4 años y esto dejó una profunda herida en la pequeña Teresita. Ella, que era una niña juguetona de carácter impetuoso, se volvió "tímida y dulce, extremadamente sensible" después de la muerte de su madre. En 1877, su padre se mudó con sus hijas a Lisieux, en la casa de los Buissonnets. Cuando Teresita tenía nueve años, su hermana Paulina, quien había desempeñado el papel de su segunda madre, entró en el convento de las Carmelitas, y luego su hermana María siguió sus pasos. La partida de las mujeres que la criaron revivieron en Teresita el sentimiento de abandono que sintió cuando perdió a su madre.
En 1882, Teresita enfermó, sintió un gran malestar y fuertes dolores de cabeza, su estado fue empeorando rápidamente, por lo cual su familia, muy preocupada, rezó a Nuestra Señora de las Victorias. El 13 de mayo de 1883, las hermanas de Teresa, unidas en oración miraron la estatua de Nuestra Señora y mientras rezaba con sus hermanas, Teresita vio a la Virgen sonriendo. A partir de ese momento, quedó perfectamente sana. En la Navidad de 1886, recibió la gracia de la conversión, que la sacó de la infancia y la impulsó espiritualmente. En 1887, al final de una misa dominical, Teresa recibió la revelación de su misión: "salvar almas a través de la oración y el sacrificio".
A la edad de quince años, Teresa también quería entrar en el convento Carmelita, pero el superior del convento se opuso rotundamente debido a su corta edad. Entonces, su padre la llevó a Roma, donde tuvo una audiencia con el Papa León XIII, y cuando le pidió permiso para entrar en el convento, el Santo Padre le dijo: "Hija mía, haz lo que tus superiores decidan". En abril de 1888 se autorizó la entrada de Teresita en el convento Carmelita, ella muy dichosa tomó el nombre de Sor Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz y dos años más tarde hizo sus votos finales. Su hermana Celina también entró en la comunidad y su hermana Léonie en la Orden de la Visitación. En el convento, Sor Teresa del Niño Jesús rápidamente tuvo que enfrentarse a la vida dura en el Carmelo, de lo cual dijo: "Encontré la vida religiosa tal como me la había imaginado... Mis primeros pasos encontraron más espinas que rosas". En 1894, Teresita descubrió su caminito y el 9 de junio de 1895, tuvo la idea de hacer un acto de ofrenda y entregarse como holocausto viviente al amor misericordioso. Luego, a petición de su hermana Paulina, Sor Inés de Jesús, comenzó a escribir sus recuerdos de infancia, los cuales pasarían a ser parte de "historia de un alma".
En la noche del jueves al viernes santo de 1896, Teresa empezó a escupir sangre; lo percibió "como un dulce y lejano murmullo que me anunciaba la llegada del Esposo". A partir de ese momento, se sumerge en una espesa oscuridad espiritual de la que nunca saldría. Teresa enfermó de tuberculosis y su salud empezó a deteriorarse rápidamente. Fue llevada a la enfermería donde soportó de manera firme y sin queja algunos de los sufrimientos que ofrecía por la salvación de las almas. Con sus últimas fuerzas, y luego que la Madre Superiora se lo pidiera, Teresa escribió sus recuerdos como monja carmelita.
Finalmente, Teresa murió el 30 de septiembre de 1897 a la edad de 24 años. Ante su enfermedad decía: "No estoy muriendo, estoy entrando en la vida". Desde ese entonces, según las palabras de Teresita, una "lluvia de rosas" se derramaría sobre la tierra: esto corresponde a todos los milagros que sucederían después de su muerte, especialmente en su tumba.
Después de la muerte de Teresa, la Madre Inés (su hermana mayor Paulina) reunió sus escritos para formar una colección titulada "Historia de un alma". Esta colección incluye tres manuscritos autobiográficos que revelan la espiritualidad de Teresa del Niño Jesús.
Sor Teresa del Niño Jesús escribió muchos poemas para las diversas festividades, para sus hermanas o sencillamente para expresar su amor al Señor. Estos poemas nos hacen descubrir la evolución espiritual de Teresa, sus luchas y sufrimientos. Los poemas de Santa Teresita no fueron compuestos para ser leídos sino para ser cantados. De hecho, en el Carmelo los cantaban con las famosas melodías de la época. Incluso, hoy en día, artistas de diferentes estilos musicales interpretan y musicalizan sus poemas. Dentro de los poemas más famosos de Teresita encontramos: "vivir de amor", "arrojar flores", "mi canto de hoy", "mis armas", "¿Por qué te amo, oh María?", "amar es darlo todo", "si hubiera cometido...".
Santa Teresa escribió muchas oraciones hermosas, dando rienda suelta a su corazón y a sus impulsos de amor por Cristo. Ella misma dijo: "Para mí, la Oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría”. De hecho, se encontraron veintiún oraciones escritas por Teresa y otras más en sus escritos. Dentro de las oraciones más famosas de Santa Teresita del Niño Jesús están su Acto de Ofrenda al Amor Misericordioso, su Homenaje a la Santísima Trinidad, su oración "Flores Místicas", su oración a Jesús en el Tabernáculo y su Consagración a la santa Faz.
Entre todos los escritos que Santa Teresa nos dejó, existen muchas citas preciosas que aún alimentan la vida espiritual de miles de cristianos en la actualidad. A continuación algunos de ellos:
"Quiero pasar mi Cielo haciendo el bien en la Tierra", "Después de mi muerte, haré caer una lluvia de rosas en la Tierra", "Volveré a la Tierra para hacer amar al amor".
"¡Qué alegría más dulce pensar que Dios es justo, es decir, que tiene en cuenta nuestras debilidades, que conoce perfectamente la fragilidad ... ¿De qué, pues, tendría yo miedo?”
"mi camino es todo de confianza y amor, no comprendo a las almas que tienen miedo a un Amigo tan tierno.”
"La única felicidad en la tierra es aplicarse a encontrar siempre deliciosa la parte que Jesús nos da.”
Santa Teresa es conocida por su "caminito", pues en su búsqueda de la santidad comprendió que no era necesario realizar actos heroicos. De hecho, Teresita encontró su orientación espiritual en la Biblia y fue profundamente confrontada por dos pasajes de la Palabra; al leer Proverbios 9:4 "Si alguno es pequeño, venga a mí" meditó "entonces me pregunté qué haría Jesús con los pequeños que vendrían a él". También leyó Isaías 66 y comprendió que cuanto más se reconociera a sí misma como pequeña y débil en los brazos de Jesús, más rápido la llevaría al Cielo como santa. Fue de esos versículos donde sacó su famosa imagen de la escalera y el ascensor: comprendió que no podía subir la escalera al cielo sola, sino que el mismo Jesús la tomaría en sus brazos como un ascensor rápido. Desde entonces, Teresa comenzó a ver todas las perfecciones de Dios a través de su misericordia.
Aunque murió siendo desconocida por estar enclaustrada, Santa Teresa se hizo famosa y venerada en todo el mundo. Hay muchas oraciones a Santa Teresita, una novena, una novena milagrosa, una oración milagrosa. También puedes participar en "veladas de pétalos de rosa". Se ofrecen todos estos medios para conocer a la pequeña Teresa y confiarse en su intercesión.
Sor Teresa del Niño Jesús fue canonizada el 17 de mayo de 1925 por Pío XI, 28 años después de su muerte. Su fiesta se celebra el 1 de octubre. De hecho, es considerada como la patrona de los enfermos de SIDA, de los aviadores y de los floristas. En 1927, Pío XI proclamó a Teresita patrona de las misiones, del mismo modo que San Francisco Javier. El mismo Papa dijo que Santa Teresa de Lisieux fue la estrella de su pontificado y deseaba que se construyera una basílica grande y hermosa. Como dato curioso se puede decir que hoy en día la basílica de Lisieux es el segundo lugar de peregrinación más grande de Francia, después de Lourdes.
De hecho, en 1944 Pío XII la declaró la segunda patrona de Francia con Juana de Arco. El 19 de octubre de 1997, en el centenario de la muerte de Santa Teresa, el Papa Juan Pablo II la proclamó Doctora de la Iglesia. Innumerables vocaciones sacerdotales y religiosas nacerán del encuentro con la pequeña Thérèse. Por todos sus méritos, una gran multitud de sacerdotes y misioneros le han confiado su ministerio. Hoy en día, más de 50 congregaciones en todo el mundo afirman estar inspiradas por la espiritualidad de Santa Teresita.