Hacer penitencia es implorar el perdón de Dios, sabiendo que diariamente necesitamos su Divina Misericordia para que limpie los pecados causados por nuestra debilidad humana. De hecho, en la Biblia, el Señor afirma que: “El que encubre sus delitos no prosperará, pero el que los confiesa y abandona, obtendrá misericordia”. (Proverbios 28:13).
Hozana conoce la importancia de pedir perdón a Dios y propone la lectura de este pasaje bíblico tomado del libro de los Salmos, para que podamos expresar nuestro arrepentimiento ante el Señor.
“1 Salmo de David. En memoria.
2 Señor, no me reprendas por tu enojo
ni me castigues por tu indignación.
3 Porque me han traspasado tus flechas
y tu brazo se descargó sobre mí:
4 no hay parte sana en mi carne,
a causa de tu furor.
No hay nada intacto en mis huesos,
a causa de mis pecados;
5 me siento ahogado por mis culpas:
son como un peso que supera mis fuerzas.
6 Mis heridas hieden y supuran,
a causa de mi insensatez;
7 estoy agobiado, decaído hasta el extremo,
y ando triste todo el día.
8 Siento un ardor en mis entrañas,
y no hay parte sana en mi carne;
9 estoy agotado, deshecho totalmente,
y rujo con más fuerza que un león.
10 Tú, Señor, conoces todos mis deseos,
y no se te ocultan mis gemidos:
11 mi corazón palpita, se me acaban las fuerzas
y me falta hasta la luz de mis ojos.
12 Mis amigos y vecinos se apartan de mis llagas,
mis parientes se mantienen a distancia;
13 los que atentan contra mí me tienden lazos,
y los que buscan mi ruina me amenazan de muerte;
todo el día proyectan engaños.
14 Pero yo, como un sordo, no escucho;
como un mudo, no abro la boca:
15 me parezco a uno que no oye
y no tiene nada que replicar.
16 Yo espero en ti, Señor:
tú me responderás, Señor, Dios mío.
17 Sólo te pido que no se rían de mí,
ni se aprovechen cuando tropiecen mis pies.
18 Porque estoy a punto de caer
y el dolor no se aparta de mí:
19 sí, yo confieso mi culpa
y estoy lleno de pesar por mi pecado.
20 Mi enemigos mortales son fuertes;
y son muchos los que me odian sin motivo,
21 los que me retribuyen con maldades
y me atacan porque busco el bien.
22 Pero tú, Señor, no me abandones,
Dios mío, no te quedes lejos de mí;
23 ¡apresúrate a venir en mi ayuda,
mi Señor, mi salvador!”
El Señor es misericordioso con sus hijos, por lo tanto, si nos arrepentimos podremos recibir la fuerza y alegría del perdón, que levanta, sana, restaura y transforma. Para obtener el perdón, solo tenemos que pedírselo, por ejemplo, rezando las oraciones de arrepentimiento.
Además, podemos clamar por su misericordia haciendo esta Novena a la Divina Misericordia que nos permitirá descubrir y acoger el amor infinito de Jesús por todos los pecadores.
También puedes hacer parte de la comunidad orando con los Salmos, para que cada lunes inicies la semana con una dosis de energía espiritual, y puedas tener un momento de oración y meditación inspirado por estos hermosos textos de la Biblia.
Finalmente, el Señor nos invita a poner nuestras heridas, faltas y defectos a los pies de Jesús mediante este retiro en línea con San Juan de la Cruz y otros místicos, de modo que podamos emprender un viaje de sanación interior y experimentar plenamente el gozo que produce el perdón de Dios en nosotros.
¡Acojamos el perdón de Dios a través de la oración con Hozana!