¿Alguna vez te has preguntado quién es María de Nazaret? Todos los cristianos, e incluso miembros de otras religiones como el islam, reconocen a María como madre de Jesús, por eso no es de extrañarse que esta mujer humilde, discreta y totalmente dispuesta al servicio de Dios aparezca varias veces en la Biblia, en los Evangelios y en los Hechos de los Apóstoles. Además, con el pasar de los siglos han surgido diversas devociones marianas que incluso han llegado a causar divisiones entre católicos, ortodoxos y protestantes, quienes difieren en cuanto a las opiniones sobre el lugar que se le debe dar en el culto y la práctica de la religión cristiana. A raíz de tanta confusión, Hozana te propone conocer a María a la luz de la Biblia: ¡conozcamos un poco más a esta joven humilde que Dios utilizó para dar la salvación del mundo!
Si bien es cierto que los evangelios sinópticos nos dan pocos detalles sobre María y su familia, esto no nos impide entender que se trata de una joven sencilla, que llevaba una vida ordinaria similar a las personas de su tiempo y región. Fue criada en una familia judía de Galilea, seguía la tradición y era una jovencita muy piadosa.
Parece ser que esta doncella que Dios eligió para dar a luz a su Hijo se distinguía en nada de las demás jóvenes. Sin embargo, su pureza, su humildad y su espíritu de obediencia al Señor hicieron posible la realización del plan de Dios sobre el hombre.
Del mismo modo que Jesús, las Sagradas Escrituras sitúan a María en un contexto histórico preciso, viviendo una vida ordinaria. Se sabe que era la prometida de José el carpintero y que vivió una vida poco ostentosa basada en una rutina diaria que se mantuvo así incluso después de la visita y el anuncio del ángel: maría trabajaba, compartía tiempo con su familia (visita a Isabel) y amigos (bodas de Caná), respetaba los ritos religiosos (presentación de Jesús en el Templo) y las solicitudes administrativas (censo)...
Por otro lado, María de Nazaret nos muestra con su ejemplo que nuestras vidas ordinarias y cotidianas pueden servir como instrumento para que suceda lo extraordinario, -a condición de que aprendamos a decir SÍ como ella.
María, por la gracia del Espíritu Santo, dió a luz al Hijo de Dios: Jesús. Por tanto, la primera faceta que descubrimos de ella es como madre: ella arrulló al niño Jesús en el establo de Belén, luego lo crió y vio crecer. De hecho, siempre lo cuidó con mucho amor, tanto cuando era niño como en su edad adulta; podemos destacar que no solo lo acompañó durante su vida pública, sino también durante su sufrimiento y después de su muerte… De hecho, su entrega hace que esta figura materna, llena de ternura y confianza, nos conmueva profundamente, al hacer eco en nuestras vidas cuando nos sentimos identificados con nuestras propias experiencias.
A decir verdad María amaba a su hijo como todas las madres, pero con un amor que no lo ataba o detenía. De hecho, se puede ver que.su presencia fue bastante discreta en los Evangelios y solo se mencionaba para resaltar a Jesús.
Por otro lado, cuando aún era madre, María se convirtió en la primera discípula de Cristo, a quien supo reconocer en su hijo: ella fue la “primera que dio un paso” detrás de Él y se mantuvo rebosante de atención y amor hacia su hijo. Cabe destacar que María supo mantener la distancia correcta para permitir que su hijo se convirtiera en Cristo, entregándolo así al mundo por segunda vez.
Los Padres de la Iglesia presentaron a María como la nueva Eva. Se sabe que el pecado entró a la humanidad a través de un hombre, Adán, y fue redimido por Jesús, el nuevo Adán o Dios hecho hombre. Del mismo modo, el pecado vino por una mujer llamada Eva, pero la salvación también vino por otra mujer llamada María.
Tengamos presente que aunque Adán y Eva desobedecieron a Dios en el Jardín del Edén, María y Jesús se abandonaron completamente a Dios, mediante un “Sí” y la muerte en cruz respectivamente. Fue de este modo que el hombre pudo redescubrir a Dios y el camino a la vida eterna.
Recordemos que Eva fue tentada y traicionada por la serpiente y que a menudo se representa a María aplastando la serpiente. Por otro lado, el Apocalipsis de Juan describe a una mujer luchando contra el dragón; este pasaje, que no nombra explícitamente a María, puede referirse a ella y a la Iglesia.
El pasaje de la Biblia en el que se describe la visita del ángel Gabriel a María aparece en el primer capítulo del Evangelio de Lucas. Allí se explica que el ángel enviado por Dios, vino a anunciar a la Virgen María que en poco tiempo estaría esperando un hijo, y que ese niño sería el Hijo de Dios, el Mesías anunciado por las Escrituras.
“No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. He aquí, concebirás y darás a luz un hijo; le darás el nombre de Jesús. Será grande, será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David su padre; él reinará para siempre sobre la casa de Jacob, y su reinado no tendrá fin.” (Lucas 1:30-33)
(Descubre con más detalle el pasaje bíblico de la Anunciación).
Este pasaje del Evangelio de Lucas relata la visita que hizo María durante su embarazo a su prima Isabel, quien por ese entonces también estaba embarazada de Juan el Bautista. “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!” (Lucas 1:42)
De hecho, fue durante esta visita que María pronunció su famoso Magníficat que es una oración de alabanza a Dios; nótese que en la Biblia las palabras de María fueron relativamente pocas, lo cual resulta bastante conmovedor.
(Descubre el pasaje bíblico de la Visitación detalladamente).
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La Natividad narra el nacimiento de Jesús en Belén, que los cristianos recuerdan en Navidad. Este acontecimiento está presente en dos de los cuatro evangelios: el de Mateo y el de Lucas. Allí encontramos a María y José llegando a Belén, buscando un lugar para dormir y poder acoger a su hijo a punto de nacer.
(Descubre el pasaje bíblico de la Natividad con más detalles).
Durante este pasaje bíblico, José y María presentaron al recién nacido en el Templo, tal como lo estipulaba la tradición judía. Allí María conoció a un hombre llamado Simeón, quien reconoció a Jesús como el Mesías. Y es precisamente en ese instante que el hombre se dirigió a María dando gloria a Dios y prediciéndole el dolor que le esperaba mediante lo que se conoce como el cántico de Simeón.
“Simeón los bendijo, luego dijo a María su madre: “He aquí, este niño hará caer y levantará a muchos en Israel. Será un signo de contradicción – y tú, tu alma será atravesada por una espada –: así se desvelarán los pensamientos que salen del corazón de muchos.” (Lucas 2:34-35)
Este pasaje es un episodio muy conocido en la Biblia porque es uno de los primeros en la vida pública de Jesús, después de su bautismo; además, también se considera como la primera señal de Cristo que consistió en convertiir el agua en vino. Este milagro obedeció a la petición de su madre, Maria, quien estaba atenta a las carencias de los hombres. Así, con plena confianza en su hijo, dio este precioso consejo a los sirvientes de la boda: “Haced lo que él os diga. (Juan 25)
(Descubre más detalles del pasaje bíblico de las bodas de Caná).
María siguió con valentía el Calvario de su Hijo hasta el final. De hecho, ella fue una de las que lo acompañaron hasta su muerte, del mismo modo que María Magdalena. Este Stabat Mater Dolorosa, es decir el sufrimiento de la madre ante la crucifixión y la agonía de su hijo, que coincidía con lo que Simeón había predicho, ha sido ilustrado por medio de numerosas pinturas, obras musicales y poéticas. Además, esta escena infinitamente dolorosa nos acerca a María y a su gran humanidad…
Cabe destacar que en la cruz Cristo dedicó una de sus últimas palabras a su madre, a quien encomendó a su discípulo Juan, permitiendo así que María tuviera una nueva maternidad.
“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre, y cerca de ella al discípulo a quien amaba, dijo a su madre: “Mujer, aquí tienes a tu hijo. ". Entonces dijo al discípulo: “Aquí está tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.” (Juan 19:25 - 27)
María estuvo presente después de la muerte, resurrección y ascensión de Jesús. Los Hechos de los Apóstoles nos muestran que ella compartió tiempos de vida y oración con los primeros discípulos de Cristo, participando así en el nacimiento de la Iglesia.
“Todos, unánimes, eran asiduos en la oración, con las mujeres, con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.” (Hechos de los Apóstoles 1:14).
Esta joven humilde y dulce también fue una mujer fuerte y libre que supo ante todo sentir y comprender, que rompió con los convencionalismos de la época y supo cargar a su hijo con amor para que él mismo también llevara al mundo en sus brazos… Ella también caminó con los primeros apóstoles. En Hozana te proponemos diversas comunidades en torno a la Virgen María para que puedas cobijarte en su amor maternal, Por ejemplo:
¡Ven y ora con la Virgen María en Hozana!