El Cántico de Simeón, conocido como « Nunc dimittis servum tuum Dómine » en latín, es una oración tradicional cristiana tomada del evangelio según San Lucas. De hecho, este cántico es recitado o cantado cada noche durante los Rezos de las Completas, antes de nuestro descanso nocturno, de acuerdo con la tradición católica de la Liturgia de las Horas.
“Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido,
porque mis ojos han visto la salvación
que preparaste delante de todos los pueblos:
luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel.”
Luego concluir diciendo:
“Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.”
“Nunc dimittis servum tuum, Domine, secundum verbum tuum in pace,
quia viderunt oculi mei salutare tuum,
quod parasti ante faciem omnium populorum,
lumen ad revelationem gentium et gloriam plebis tuæ Israel.”
Luego concluir diciendo:
“Gloria Patri, et Filio, et Spiritu Sancto
Sicut erat in principio, et nunc et semper et in sæcula sæculorum.
Amen.”
El Cántico de Simeón aparece en el segundo capítulo del Evangelio según San Lucas. María y José, los padres de Jesús, van al templo de Jerusalén a presentar su hijo ante el Señor para que sea consagrado, como estaba escrito en la Ley de Moisés ó la Ley Judía.
Simeón entonces aparece, “Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.” (Lucas 2, 25-26) Simeón había entonces recibido la promesa de que vería al Mesías antes de su muerte y es entonces cuando al recibir al niño Jesús en sus manos, ¡ reconoce en él al Mesías! Sus labios bendicen al Señor diciendo: “porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos” (Lucas 2, 30-31).
Después de haber visto al Mesías y ser un testigo de la Buena Nueva, Simeón está listo para “irse en paz”. El Cántico de Simeón es entonces recitado como una oración nocturna, para que podamos pedir a Dios que nos dé descanso en la noche trás haber sido testigos de Sus gracias a lo largo del día.
¿Por qué no leer este cántico durante sus oraciones nocturnas o en familia? Aquí tenemos, pues, la versión en español del Cántico de Simeón seguido respectivamente del Nunc dimittis en latín.
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