La palabra "alabanza" viene del latín "laus", que significa " elogio". Alabar, es, por consiguiente, la acción de reconocer las cualidades y méritos de una persona. Para nosotros los cristianos, la oración de alabanza es esencial, porque es a través de ella que reconocemos la grandeza, y la infinita bondad de Dios. "Porque todo viene de él, ha sido por él, y es para él. ¡A él sea la gloria eternamente! Amén." (Romanos 11:36). En este orden de ideas, las palabras de alabanza abundan en la biblia, especialmente en los salmos. ¿Pero cómo podemos alabar al Señor?
Sin importar nuestra confesión (ya sea católica, protestante, evangélica, ortodoxa...), la alabanza es una expresión de nuestra fe en Dios. Es dar gloria y acción de gracias al Todopoderoso. Cuando expresamos nuestra gratitud a Dios, no sólo nos regocijamos en el Señor, sino que también, transformamos la forma en que vemos nuestras propias vidas. Y sí, ¡cuanto más alabamos, más queremos seguir haciéndolo! A continuación, 7 consejos prácticos para alabar a Dios en todo momento y en todo lugar:
Empieza tu día alabando: al empezar la mañana, puedes dirigir una alabanza espontánea a Dios. También puedes cantar, escuchar una canción de alabanza, o simplemente leer una oración corta de alabanza.
Termina tu día alabando: por la noche, antes de acostarnos, podemos tomarnos unos momentos para reflexionar sobre nuestro día, y para agradecer al Señor, por todo lo bueno que nos ha dado para vivir.
Agradece a Dios cada vez que estés feliz: si lo piensas bien, alabar es fácil cuando estamos contentos. ¡Así que aprovechemos estos tiempos para practicar la alabanza, y para recordar a Dios!
Agradece a Dios cada vez que estés triste, enojado, etc. En esos momentos difíciles, la alabanza nos cuesta mucho, pero, si logramos encontrar algo por lo que dar gracias, entonces nuestra alabanza hará que el Señor se sienta más feliz, y es probable que ella transforme completamente nuestra forma de sentir la situación.
Ve a un concierto de alabanza: cada vez más se crean grupos de música cristiana, que hacen giras musicales en tu país, y por todo el mundo: grupos como Hillsong, Glorious, Hopen, Exo etc. componen muy a menudo canciones de alabanza y adoración. ¡Encuentra más información sobre ellos en tu ciudad!
Haz parte de un grupo de alabanza: actualmente, en muchas parroquias hay grupos de culto (generalmente carismáticos). El grupo de culto es un gran lugar para recargar las baterías espirituales y "llenarse del Espíritu Santo".
Ve al culto o a la misa: para los cristianos, el culto o la misa (dependiendo de la confesión) le dedica tiempo a la alabanza. Por ejemplo, en la misa católica se reza especialmente el Gloria y el Aleluya (palabra hebrea que significa literalmente "¡Alabado sea el Señor!").
A continuación, varios textos de alabanza que podemos rezar:
El Te Deum, un himno latino que ha sido traducido al español. Este himno se canta en los maitines (uno de los oficios de la Liturgia de las Horas), sin embargo, podemos leer esta hermosa oración de alabanza cuando queramos.
Una canción de alabanza de la comunidad Emmanuel. De hecho, podemos simplemente leer la letra, o escuchar la canción, y ¿por qué no aprenderla y cantarla?
¡El salmo 150, que rebosa de alabanza!
Una corta y hermosa oración de alabanza al Espíritu Santo.
“A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.
Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios de los ejércitos.
Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.
A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.
A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra, te aclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, defensor,
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el Reino de los Cielos.
Tú sentado a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.
Creemos que un día has de venir como juez.
Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.
Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.”
“De Ti, Señor, nuestra vida nació
Que mi boca cante tu alabanza
Tú eres mi apoyo y refugio, Señor
Que mi boca cante tu alabanza
En Ti se alegra y canta mi ser
Que mi boca cante tu alabanza
Mi confianza está en tu bondad
Que mi boca cante tu alabanza
Te alabamos hoy, por tu poder
Te alabamos por tu bondad
Gloria a Ti, Señor, Tú, vencedor
Que me inunde tu gran amor
Que mi boca cante tu alabanza.”
Comunidad del Emmanuel (escuchar la canción en Youtube)
“Alaben a Dios en su Santuario,
alábenlo en su poderoso firmamento;
alábenlo por su inmensa grandeza.
Alábenlo con toques de trompeta,
alábenlo con el arpa y la cítara;
alábenlo con tambores y danzas,
alábenlo con laudes y flautas.
Alábenlo con platillos sonoros,
alábenlo con platillos vibrantes,
¡Que todos los seres vivientes
alaben al Señor!
¡Aleluya!”
“Espíritu divino, ven a mi alma. Poséela y elévala en alabanza al Padre. Ora en mí y alábalo en mí.
Dios mío, creador mío, redentor mío, te alabo, te bendigo, te doy gracias. Solo tú eres Santo, solo tú eres digno de toda alabanza. Te doy gracias por mi vida, por mis alegrías, por mis tristezas. Todo te lo debo a ti, y todo es para ti. Te alabo con mis manos, con mi voz y con mi vida. Solo a ti quiero adorarte, bendecirte, alabarte.
Que mi vida sea una alabanza agradable en tu presencia. Que el perfume de mi alabanza llene tu Iglesia y la embellezca.
Esto es lo más grande que te puedo dar. Acéptalo Señor.
Amén.”
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