La palabra "consagrar" significa "hacer sagrado"... Este término se refiere a varios actos en la religión católica. Por ejemplo, durante la Misa, la consagración eucarística es el momento en el cual el sacerdote pide a Dios que transforme el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Jesucristo. También se llama consagración a la etapa mediante la cual una persona entrega su vida a Dios, convirtiéndose en religioso(a) o en "laico(a) consagrado(a)". De manera general se puede decir que consagrar significa dar o entregar a Dios. En este orden de ideas, consagrarse es entregarse (a Jesús, al Espíritu Santo, a la Virgen María, a un santo, etc.). Por ejemplo, al consagrarse a la Virgen María, una persona elige libremente ponerse bajo su protección, decidiendo honrarla y serle fiel. Generalmente, se acompaña el acto de consagración de algunas oraciones.
Consagrarse es un acto de unión recíproca con Dios o con un santo. La persona decide entregarse, por ejemplo, a los dos Corazones Unidos de Jesús y María, y por esa consagración recibe la protección y la asistencia de ambos. En general la persona que se consagra tiene que hacer poco a cambio y de manera voluntaria, según sus posibilidades. Por ejemplo, si se consagra a los Corazones Unidos de Jesús y de María , el objetivo es honrarlos, expresándoles su amor y fidelidad a través de una oración diaria.
En la Sagrada Escritura, la consagración a Dios es un acontecimiento fundamental, que representa, ante todo, la alianza establecida entre el Señor y el pueblo hebreo, que se consagra a Él. La consagración es una etapa importante en la vida de los principales personajes bíblicos: Jacob (Gn 27), Sansón (Jueces 13, 5), David (2 Samuel, 5, 3), etc., y suele ir acompañada de señales externas: unción con aceite, presentación en el Templo de Jerusalén. De hecho, la consagración es un acto que vincula a la criatura con el Señor y abre el camino a una vida santa de obediencia a los mandamientos de Dios. Mediante el vínculo de la consagración, la persona se desprende de las influencias malignas y se pone en las manos del Señor, dándole libertad para actuar eficazmente en su vida. En el caso de Jesús, su consagración al Padre se llevó a cabo durante una etapa muy importante de su vida conocida como la Presentación de Jesús en el Templo.
En 1689, Santa Margarita María Alacoque recibió revelaciones sobre el Sagrado Corazón de Jesús. En particular, Cristo le pidió consagrar el reino de Francia a su Sagrado Corazón, sin embargo, Luis XIV hizo oídos sordos a estas peticiones, y pasaron varios años hasta que Luis XVI, desde prisión, finalmente decidiera consagrar Francia al Sagrado Corazón de Jesús, aunque quizá era muy tarde.
San Luis María Grignon de Monfort (1673-1716) escribió El Secreto de María en el que recomienda y propone la consagración al Corazón Inmaculado de María.
En el transcurso de los siglos precedentes, se han manifestado diversas apariciones de la Santísima Virgen, en las cuales muy a menudo ha pedido realizar actos de consagración, tanto personales como públicos. Por ejemplo, en 1917, en Fátima (Portugal), la Virgen pidió que el Papa, en unión con todos los obispos del mundo, consagrara Rusia a su Inmaculado Corazón. Y también pidió la consagración personal a su Inmaculado Corazón.
En conclusión, la historia ha enseñado que el Señor ofrece las consagraciones como un "salvavidas" para los hombres. A través de las apariciones, Dios les pide a los hombres hacerlo para evitar recibir dolorosos castigos.
A petición de Nuestra Señora de Fátima, la Iglesia ha consagrado Rusia al Inmaculado Corazón de María en varias ocasiones (sin responder del todo a las peticiones de Nuestra Señora en Fátima). En particular, Rusia y Ucrania fueron consagradas el 25 de marzo de 2022 por el Papa Francisco, así como muchos países han sido consagrados al Corazón Inmaculado de María en los últimos cincuenta años (Portugal, Polonia, Australia, Congo, Líbano, Inglaterra, Gales). El 25 de marzo de 2020, 24 países se consagraron o renovaron su consagración.
Además, existen otras consagraciones que gozan de gran popularidad entre los fieles, por ejemplo: la consagración al Espíritu Santo, la consagración a San Miguel Arcángel, la consagración de la familia al Sagrado Corazón, consagración de la familia a San José, etc.
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