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Consagración a San José

Consagración a San José

Si le preguntas a algún católico qué significa “consagración”, probablemente responda que es el momento durante la Eucaristía en el que el vino y el pan se convierten en el cuerpo y sangre de Jesús. Algunos dirán que se han consagrado a la Virgen, una tradición que data del siglo XI, cuando San Odilón de Cluny anunció públicamente su devoción a María.
¡También es el santo que creó el “Día de todos los Santos” el 2 de Noviembre! Sin embargo, la mayoría de los católicos asocia la consagración a Jesús por medio de las manos de María con San Luis María Grignion de Montfort (1673 - 1716) y su escrito “Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen”.
En años recientes, la Consagración a San José se ha hecho más y más popular y muchos libros han sido escritos acerca de cómo hacerlo. Ya que San José es considerado el guardián de la Sagrada Familia y todas las familias, miramos hacia él, sobre todo hoy en día cuando tantos matrimonios y familias se derrumban. San José es también el santo patrono de la Iglesia Católica, dándonos otro importante motivo para implorar por su intercesión y sanar a nuestra Iglesia.

El significado de la Consagración

Consagración en realidad significa “destinar para un fin sagrado”. Por lo tanto, consagrarse significa hacerse a un lado uno mismo para amar y servir a Dios. Podrías preguntarte entonces, ¿Por qué consagrarse a María y/o San José si me puedo consagrar directamente a Dios? San Louis Marie Grignion de Montfort, San Juan Pablo II y muchos otros santos, ¡nos dicen que María consagró su vida entera amando y sirviendo a Dios y a su único hijo, Jesucristo! Ella nos puede enseñar a cada uno de nosotros cómo “amar y servir a Dios perfectamente en nuestras vidas diarias”. Consagrarse te ayuda a crecer en la fe, amor y esperanza en Dios. Esto es igual para la consagración a San José, porque San José fue el padre adoptivo de Jesús y el único santo que haya conocido a Jesús en persona, amando y cuidando de él hasta que fuera adulto. San José puede también enseñarnos cómo obedecer los mandamientos y amar a Dios diariamente. Tanto nuestro retirado Papa Benedicto XVI como el Papa Francisco son grandes devotos a San José. ¡San José es el santo patrono del Papa Benedicto XVI y el Papa Francisco inició su papado en la fiesta de San José el 19 de Marzo!

Aquí tenemos lo que el Papa Francisco ha dicho de San José: “Tengo mucho amor por San José porque es un hombre fuerte y de silencio. En mi escritorio tengo una imagen de San José durmiendo y durmiendo cuida a la Iglesia.” “En los Evangelios, San José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor.” “¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia? Con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio.”


El Acto de Consagración

Cuando decides consagrarte le llamamos un “acto”, no una “oración”. Es un acto porque no sólo es una oración sino una decisión que cambia tu vida espiritual y tu vida diaria. Prometes confiar tu corazón, mente, alma y cuerpo a Dios a través de Cristo en el Espíritu Santo, con la ayuda de la intercesión de un santo o un ángel, en este caso, San José. Es un acto que requiere meditación, preparación y oración con la ayuda de los sacramentos de la Sagrada Eucaristía y así mismo, reconciliación ó confesión, si es posible. El Acto de Consagración te ayuda como cristiano a continuar con tu compromiso bautismal de seguir los mandamientos de Dios.

¿Cómo se realiza?

El Acto de Consagración puede realizarse de varias maneras. Algunos cristianos siguen una preparación de 33 días por su cuenta con la ayuda de un manual o guía en donde se explica paso a paso el proceso. Otros cristianos se unen a un grupo con un líder dentro de su parroquia y siguen paso a paso un programa con discusiones, meditaciones y oraciones, cuya duración varía. Finalmente, otros cristianos simplemente dicen el mismo Acto de Consagración, primero diariamente hasta que forma parte de ellos en pensamiento y acción, y después de manera semanal o mensual para no olvidarse del compromiso. Puedes repetir un Acto de Consagración las veces que desees ya que cada vez te ayudará a profundizar en la fe y renovar tu compromiso con Dios. En la tradición católica, tienes muchos diferentes tipos de consagración. Algunos ejemplos de consagración son al Inmaculado Corazón de María, al inmaculado Corazón de Jesús, al Espíritu Santo, San José. Santa Catarina Laboure, Santa Bernardita de Lourdes o Santos Jacinta y Francisco Marto de Fátima, los arcángeles Miguel, Gabriel, Rafael, etc…

¿Cuándo puedes comenzar?

Puedes comenzar el Acto de Consagración en cualquier momento pero se recomienda enfáticamente que el último día del Acto de Consagración sea rezado en la fiesta de San José el 19 de Marzo o el 1° de Mayo. Si ambas fechas son demasiado lejanas, puedes intentar terminar en un miércoles, ya que éste es el día dedicado a San José tal como los sábados son dedicados a María.

Actos de Consagración a San José

A través de los siglos, muchos santos han escrito oraciones para la consagración a Jesús a través de San José. Acá tenemos unos ejemplos:

Un Simple Acto de Consagración

“Oh queridísimo San José, me consagro en tu honor,
y me doy enteramente a ti, para que tú siempre seas mi padre,
mi protector y mi guía en el camino a la salvación.
Obtén para mi una gran pureza de corazón y un amor ferviente a la vida interior.
Siguiendo tu ejemplo, que todos mis actos sean para la gloria más grande de Dios, en unión con el divino corazón de Jesús y el corazón inmaculado de María.
Oh bendito San José, ora por mí, para que pueda compartir en la paz y alegría de tu santa muerte. Amén.”

Acto de Consagración a San José por San Bernardino de Siena

“Oh amado San José, adóptame como tu hijo. Hazte cargo de mi salvación; cuida de mí día y noche; guárdame de las ocasiones del pecado; obten para mí pureza de cuerpo. A través de tu intercesión con Jesús, concédeme un espíritu de sacrificio, humildad, abnegación, amor ardiente por Jesús en el Santísimo Sacramento, y un amor dulce y tierno a María, mi madre. San José, quédate conmigo viviendo, quédate conmigo muriendo, y obtén para mí un juicio favorable de Jesús, mi misericordioso Salvador.
Amén.”

Acto de Consagración a San José por San Alfonso Ligorio

“Oh Santo Patriarca, me regocijo contigo por la exaltada dignidad por la cual fuiste considerado digno de actuar como padre de Jesús, de darle órdenes y ser obedecido por aquel a quien el cielo y la tierra obedecen.
Oh gran santo, como fuiste servido por Dios, yo también deseo ser llevado a tu servicio. Te elijo, después de María, para ser mi principal defensor y protector.
Prometo honrarte todos los días mediante algún acto especial de devoción y poniéndome bajo tu protección diaria.
Por esa dulce compañía que Jesús y María te dieron en tu vida, protégeme durante toda la vida, para que nunca me separe de mi Dios al perder su gracia.
Mi querido San José, ruega a Jesús por mí. Ciertamente, Él nunca puede rechazarte nada, ya que obedeció todas tus órdenes mientras estabas en la tierra. Dile que me separe de todas las criaturas y de mí mismo, que me encienda con su santo amor, y que luego haga conmigo lo que a Él le plazca.
Con esa ayuda que Jesús y María te dieron al morir, te suplico me protejas de una manera especial a la hora de mi muerte, para al morir asistido por ti, en compañía de Jesús y María  pueda ir a agradecerte en el paraíso y, en tu compañía, alabar a mi Dios por toda la eternidad. Amén.”

Letanías a San José

Cada día puedes terminar tu oración de consagración con el rezo de las Letanías a San José. Las Letanías te ayudan a memorizar muchas de las virtudes de San José, como la obediencia, la fuerza, la fidelidad, la custodia de la Iglesia, las familias, etc.

“Señor, ten misericordia de nosotros
Cristo, ten misericordia de nosotros.
Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo óyenos.
Cristo escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Ilustre descendiente de David, ruega por nosotros.    
Luz de los patriarcas, ruega por nosotros.  
Esposo de la Madre de Dios, ruega por nosotros.  
Casto guardián de la virgen, ruega por nosotros.  
Padre nutricio del Hijo de Dios, ruega por nosotros.  
Celoso defensor de Cristo, ruega por nosotros.  
Jefe de la sagrada familia, ruega por nosotros.  
José, justísimo, ruega por nosotros.  
José, castísimo, ruega por nosotros.  
José, prudentísimo, ruega por nosotros.  
José, valentísimo, ruega por nosotros.  
José, fidelísimo, ruega por nosotros.  
Espejo de paciencia, ruega por nosotros.  
Amante de la pobreza, ruega por nosotros.  
Modelo de trabajadores, ruega por nosotros.  
Gloria de la vida doméstica, ruega por nosotros.  
Custodio de Vírgenes, ruega por nosotros.  
Sostén de las familias, ruega por nosotros.  
Consuelo de los desgraciados, ruega por nosotros.  
Esperanza de los enfermos, ruega por nosotros.  
Patrón de los moribundos, ruega por nosotros.  
Terror de los demonios, ruega por nosotros.  
Protector de la Santa Iglesia, ruega por nosotros.  
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros.
V. Le estableció señor de su casa.
R. Y jefe de toda su hacienda.
 
Oremos: Oh Dios, que en tu inefable providencia, te dignaste elegir a San José por esposo de tu Santísima Madre: concédenos, te rogamos, que merezcamos tener por intercesor en el cielo al que veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.”

Hozana te ayuda a mantener tu promesa

A través de la oración, Dios transforma nuestros corazones y cambia el mundo. Jesús nos invita diariamente de manera personal a darle la bienvenida a nuestras vidas y recibir sus innumerables gracias. Él nos invita a rezar, a ofrecer nuestras vidas, nuestro día y acciones. ¡Jesús tiene mucho que darnos! Sin embargo, nuestro tiempo de oración a veces parece árido: simplemente no lo entendemos, nos aburrimos y terminamos abandonando nuestras buenas intenciones.

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