Oración de acción de gracias

Entre los diferentes tipos de oración que existen, está la oración de acción de gracias, la cual se asocia muy a menudo con la alabanza, al ser muy similares. Sin embargo, la oración de acción de gracias es un poco diferente:  la alabanza es exaltar al Señor por lo que es, mientras que la acción de gracias es agradecer a Dios por lo que hace. 

Para los cristianos la acción de gracias es muy importante, incluso si se trata de una oración sencilla, pues hace posible la conversión del corazón al permitir experimentar una profunda alegría. Del mismo modo, la biblia nos enseña que debemos ser agradecidos con el Señor, puesto que esta actitud de gratitud y agradecimiento por sus dones es el camino a la santidad:

"Siempre y por cualquier motivo, den gracias a Dios, nuestro Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo." (Efesios 5:20).

¿Qué es el Día de Acción de Gracias?

Dar gracias a Dios puede abarcar dos dimensiones:

  • El agradecimiento: se trata del acto de dar gracias al Señor por una bendición, o una respuesta a nuestras oraciones. Puede demostrarse en forma de ofrenda, o incluso, de sacrificio (en este caso se habla de un sacrificio de acción de gracias). Además, también se puede agradecer a través de una oración sencilla en la que damos gracias a Dios. 

  • La gratitud: representa una actitud; es el hecho de tener un corazón agradecido por todas las bendiciones que Dios nos da, por su presencia, por su infinito amor por nosotros.

La acción de gracias en la Biblia

La acción de gracias está muy presente en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Esto lo vemos especialmente en muchos salmos de acción de gracias, en los cuales el salmista canta sobre la ayuda, y las bendiciones del Señor, luego de haberle suplicado:

Bendice al Señor, alma mía,

que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;

bendice al Señor, alma mía,

y nunca olvides sus beneficios.” (salmo 103: 1-2).

En los Evangelios, Jesús nos muestra el ejemplo dando gracias a su Padre en varias ocasiones,  especialmente, en el momento de la última cena: “Cuando se sentaron a comer, Jesús tomó el pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio a ellos.” (Lucas 24:30); de hecho, la palabra griega eucharistia significa acción de gracias, alabanza y gozo.

Como podemos leer en los Hechos de los Apóstoles, la Iglesia primitiva practicaba en gran medida la alabanza y la acción de gracias. Además, San Pablo, en sus cartas, exhorta a los cristianos a dar gracias a Dios en todo momento y por todas las cosas.

"No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios." (Filipenses 4:6).

La acción de gracias en nuestra vida cristiana

La acción de gracias es, por lo tanto, un elemento central y primordial en la vida del cristiano, al cual se invita a dar gracias, tan a menudo como le sea posible. Del mismo modo en que se enseña a dar gracias a los niños pequeños, sabemos que no se hace por seguir una simple fórmula de cortesía, o una convención social, sino porque es un gesto de corazón, el cual tiene como objetivo ver y reconocer siempre lo que recibimos, para comprender que no somos auto-suficientes. 

Cuando un cristiano toma conciencia del don de Dios, de su presencia en nuestras vidas y de sus innumerables bendiciones, su corazón se llena con una profunda alegría, que nace de la humildad y la gratitud que viene al presentar acción de gracias.

De hecho, podemos ir más allá de la acción de gracias diaria que damos con una oración personal, o con una oración jaculatoria sencilla ("¡Gracias Dios mío!"), y tomar la decisión de dar gracias a Dios de una manera más profunda:

  • A través de una misa de acción de gracias, que se hace generalmente en los aniversarios de boda, por ejemplo.

  • En el momento de los sacramentos, en la oración de los padres, en los bautismos, en la oración de los esposos y en las bodas, hay una parte de acción de gracias.

  • En las celebraciones colectivas, de las cuales nació el día de acción de gracias en los Estados Unidos (thanksgiving), y el día de acción de gracias en Canadá.

Tres ejemplos de oraciones de acción de gracias

Oración de agradecimiento de San Francisco de Asís

“Bendito seas, Dios, por todas tus gracias

que nunca olvide ninguno de tus beneficios.

Por los perdones sin cuenta que han caído sobre mis flaquezas,

y los peligros de que me has salvado.

Tú curas las llagas de todos nuestros sufrimientos,

tú nos das el anhelo de nuestra renovación.

Tú defiendes, Señor , al pobre indefenso

y cargas sobre tus hombros su pesado yugo.

Tus ojos no hacen ascos de nuestras miserias,

tus manos nos han moldeado con este barro,

Señor, eres grande y nadie está por encima de ti.

Sin embargo, vives tan junto a nosotros.

¿Qué somos nosotros, Señor?,

Nuestros días son breves,

polvo agitado por el viento y flor de dia.

Pero tú has hablado y has confiado tu misterio,

y nos has revelado todo tu amor divino.

Que el universo entero entone tu alabanza y proclame

a coro todas tus bondades. Amén.”

Encuentre otras oraciones de agradecimiento al Señor por sus bondades.

Salmo de acción de gracias: salmo 138

“Te doy gracias, Señor, de todo corazón,

te cantaré en presencia de los ángeles.

Me postraré ante tu santo templo,

y daré gracias a tu Nombre

por tu amor y tu fidelidad,

porque tu promesa ha superado tu renombre.

Me respondiste cada vez que te invoqué

y aumentaste la fuerza de mi alma.

Que los reyes de la tierra te bendigan

al oír las palabras de tu boca,

y canten los designios del Señor,

porque la gloria del Señor es grande.

El Señor está en las alturas,

pero se fija en el humilde

y reconoce al orgulloso desde lejos,

Si camino entre peligros, me conservas la vida,

extiendes tu mano contra el furor de mi enemigo,

y tu derecha me salva.

El Señor lo hará todo por mí.

Señor, tu amor es eterno,

¡no abandones la obra de tus manos!”

Oración de acción de gracias al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo

“Omnipotente, santísimo, altísimo y sumo Dios, Padre santo y justo, Señor rey del cielo y de la tierra, por ti mismo te damos gracias, porque, por tu santa voluntad y por tu único Hijo con el Espíritu Santo, creaste todas las cosas espirituales y corporales, y a nosotros, hechos a tu imagen y semejanza, nos pusiste en el paraíso. Y nosotros caímos por nuestra culpa.

Y te damos gracias porque, así como por tu Hijo nos creaste, así, por tu santo amor con el que nos amaste, hiciste que él, verdadero Dios y verdadero hombre, naciera de la gloriosa siempre Virgen la beatísima santa María, y quisiste que nosotros, cautivos, fuéramos redimidos por su cruz y sangre y muerte.

Y te damos gracias porque ese mismo Hijo tuyo vendrá en la gloria de su majestad a enviar al fuego eterno a los que no hicieron penitencia y no te conocieron, y a decir a todos los que te conocieron y adoraron y te sirvieron en penitencia: –Venid, benditos de mi Padre, recibid el reino que os está preparado desde el origen del mundo.

Y porque todos nosotros no somos dignos de nombrarte, imploramos suplicantes que nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo amado, en quien bien te complaciste, junto con el Espíritu Santo Paráclito, te dé gracias por todos como a ti y a él os place, él que te basta siempre para todo y por quien tantas cosas nos hiciste. Aleluya.

Y a la gloriosa madre, la beatísima María siempre Virgen, a los ángeles y a los santos, humildemente les suplicamos por tu amor que te den gracias por estas cosas como te place, a ti, sumo y verdadero Dios, eterno y vivo, con tu Hijo carísimo, nuestro Señor Jesucristo, y el Espíritu Santo Paráclito, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Y a todos los que quieren servir al Señor Dios dentro de la santa iglesia católica y apostólica, humildemente les rogamos y suplicamos todos nosotros, los hermanos menores, siervos inútiles, que todos perseveremos en la verdadera fe y penitencia, porque de otra manera ninguno puede salvarse.

Amemos todos con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente, con toda la fuerza y fortaleza, con todas las entrañas, con todos los deseos y voluntades al Señor Dios, que nos dio y nos da el cuerpo, el alma y la vida, que nos creó, nos redimió y por sola su misericordia nos salvará, que nos hizo y nos hace todo bien.

Por consiguiente, ninguna otra cosa deseemos, ninguna otra queramos, ninguna otra nos plazca y deleite, sino nuestro creador y redentor y salvador, el solo verdadero Dios, que es pleno bien, todo bien, total bien, verdadero y sumo bien, que es el solo bueno, piadoso, manso, suave y dulce, que es el solo santo, justo, verdadero, que es el solo benigno, inocente, puro, de quien y por quién y en quién es todo el perdón, toda la gracia, toda la gloria de los penitentes, de los justos, de todos los bienaventurados.

Por consiguiente, que nada impida, que nada separe, que nada se interponga. En todas partes, en todo lugar, a toda hora y en todo tiempo, diariamente y de continuo, todos nosotros creamos verdadera y humildemente, y tengamos en el corazón y amemos, honremos, adoremos, sirvamos, alabemos y bendigamos, glorifiquemos y ensalcemos, magnifiquemos y demos gracias al altísimo y sumo Dios eterno, Trinidad y Unidad, Padre e Hijo y Espíritu Santo, creador de todas las cosas y salvador de todos los que creen y esperan en él y lo aman a él, que es sin principio y sin fin, inmutable, invisible, inenarrable, inefable, incomprensible, inescrutable, bendito, laudable, glorioso, ensalzado, sublime, excelso, suave, amable, deleitable y todo entero sobre todas las cosas deseable por los siglos. Amén.”

(Oración Franciscana)

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