Alguna vez te has preguntado ¿quién tiene el honor de escuchar tus primeras palabras al despertar? En el caso de David, este privilegio siempre estuvo reservado para Dios: cuando comenzamos el día hablando con el creador de todas las cosas, ofreciéndole acción de gracias y bendiciendo su santo nombre, podemos estar seguros de que nos espera un buen día. De hecho, David se expresó al respecto diciendo: “Miren hacia él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán.” (Salmo 33:6)... Entonces, ¿qué tal si añadimos este salmo a nuestra oración de la mañana?
“1 Del maestro de coro. Para flautas. Salmo de David.
2 Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos;
3 oye mi clamor, mi Rey y mi Dios,
porque te estoy suplicando.
4 Señor, de madrugada ya escuchas mi voz:
por la mañana te expongo mi causa
y espero tu respuesta.
5 Tú no eres un Dios que ama la maldad;
ningún impío será tu huésped,
6 ni los orgullosos podrán resistir
delante de tu mirada.
Tú detestas a los que hacen el mal
7 y destruyes a los mentirosos.
¡Al hombre sanguinario y traicionero
lo abomina el Señor!
8 Pero yo, por tu inmensa bondad,
llego hasta tu Casa,
y me postro ante tu santo Templo
con profundo temor.
9 Guíame, Señor, por tu justicia,
porque tengo muchos enemigos:
ábreme un camino llano.
10 En su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto,
aunque adulan con la lengua.
11 Castígalos, Señor, como culpables,
que fracasen sus intrigas;
expúlsalos por sus muchos crímenes,
porque se han rebelado contra ti.
12 Así se alegrarán los que en ti se refugian
y siempre cantarán jubilosos;
tú proteges a los que aman tu Nombre,
y ellos se llenarán de gozo.
13 Porque tú, Señor, bendices al justo,
como un escudo lo cubre tu favor.”
Te proponemos empezar cada día en la presencia del Señor gracias a las comunidades de oración en línea de Hozana. Sin importar la cantidad de tiempo que tengas disponible, en Hozana encontrarás una propuesta espiritual que se adapte a tus necesidades y te ayude a conectarte con el Cielo. Por ejempo, puedes: