Purgatorio
La Iglesia Católica invita a sus fieles a rezar por los difuntos y, en particular, por las benditas almas del purgatorio. De hecho, el mes de noviembre está especialmente dedicado a ellos: el 1 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos, y al día siguiente se celebra el Día de los Difuntos.
Es importante comprender que nuestras oraciones pueden ayudar a su purificación, aliviar su sufrimiento y tener la esperanza de que puedan volver a unirse plenamente al amor de Dios. El Papa Benedicto XVI nos recordó la importancia de rezar por las almas del purgatorio: “En el entramado del ser, mi gratitud para con él, mi oración por él, puede significar una pequeña etapa de su purificación... Nunca es demasiado tarde para tocar el corazón del otro y nunca es inútil… Nuestra esperanza es siempre y esencialmente también esperanza para los otros; sólo así es realmente esperanza también para mí. Como cristianos, nunca deberíamos preguntarnos solamente: ¿Cómo puedo salvarme yo mismo? Deberíamos preguntarnos también: ¿Qué puedo hacer para que otros se salven y para que surja también para ellos la estrella de la esperanza? Entonces habré hecho el máximo también por mi salvación personal”.
El cielo, el infierno, el purgatorio... No siempre es fácil entender lo que nos espera después de la muerte, y a veces pueden surgir algunos cuestionamientos al respecto: ¿Qué pasa con los que ya nos han dejado? ¿Podemos estar en contacto con ellos a través de la oración?... etc. Es necesario saber que no siempre es posible entenderlo todo de inmediato, sin embargo, a través de las Escrituras y los testimonios de los santos, podemos comprender un poco mejor este viaje del alma. Por eso, Hozana te propone diversas comunidades en línea que te permitirán encontrar una visión espiritual de las preguntas que puedas tener sobre la muerte y la eternidad.
El purgatorio es un lugar de preparación -de purificación- por el cual se debe pasar antes de poder entrar plenamente en la bienaventuranza del Paraíso, es decir, en la plena aceptación del amor de Dios. La fe, la caridad y la esperanza nos impulsan a rezar por los que han partido y que continúan su peregrinación hacia Dios después de la muerte. De hecho, cuando rezamos por las almas que se han vuelto hacia Dios, pero que todavía luchan por aceptar el amor infinito de Dios, les ayudamos a seguir el camino hacia la plena comunión con el Señor.
Una forma de orar por las almas de los difuntos es rezando una novena, es decir, acompañarlos durante nueve días por medio de meditaciones y oraciones, lo cual permite caminar juntos hacia la esperanza que se comparte: ¡encontrarse un día en la alegría y el amor infinito de Dios por la eternidad!