San Nicolás se celebra el 6 de diciembre. Este santo, antecesor de Papá Noel y, según la leyenda, protector de los niños, es el motivo de esta tradicional fiesta familiar en muchos países del Norte y del Este de Europa. Al celebrarse al inicio del tiempo de Adviento, esta fiesta, es también una buena ocasión para prepararse a la alegría de la Navidad.
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Según la tradición, solo los niños que se portan bien reciben golosinas, mientras que el padre Fouettard reparte trozos de carbón a los demás. La noche del 5 de diciembre, se invita a los niños a poner los zapatos en la entrada de la casa o delante de la chimenea (¡pues sí, de ahí viene!) y si se han portado bien, al día siguiente encontrarán pan de especias, naranjas, nueces y manzanas... Para no perder la costumbre, se opta por las recetas tradicionales y las frutas de la temporada. Y, por supuesto, ¡también está muy de moda!
Estos colores nos recuerdan algo, sobre todo en esta época del año... Sí, pero antes de ser los colores de Papá Noel, eran los colores con los que se vestía San Nicolás. De hecho, representan el hábito del obispo de Myra. Así que, a partir del 6 de diciembre, la casa puede empezar a adornarse para las fiestas de fin de año y se pueden sacar los adornos rojos y blancos porque ¡ya es Navidad!
Para celebrar San Nicolás de la mejor manera, es imprescindible leer su leyenda a los niños. Pero también podemos ir un paso más allá y descubrir quién es realmente Nicolás de Myra, este famoso San Nicolás, y por qué es el patrón de los niños. Incluso más que un personaje legendario, es un santo al que podemos confiar a nuestros hijos. Por lo tanto, el día de San Nicolás es una magnífica ocasión para rezar en familia por nuestros hijos.
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