El 25 de diciembre, los cristianos celebran la Navidad, es decir, la natividad de Jesús. De hecho, esta fiesta cristiana se considera como la segunda fiesta principal del calendario litúrgico después de la Pascua, por lo que se conmemora después de un período de preparación de cuatro semanas conocido como Adviento.
A continuación, te invitamos a descubrir los orígenes y el significado del día de Navidad, así como las numerosas tradiciones católicas que se hacen en torno a esta fiesta.
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En épocas pasadas, los primeros cristianos no conmemoraban el nacimiento de Jesucristo; de hecho, no fue sino hasta el Siglo II, alrededor del año 330 d.C., que se comenzó a celebrar la fiesta de Navidad, cuando el emperador Constantino decidió celebrarla oficialmente el 25 de diciembre. De este modo, la Iglesia católica fijó esta fecha como inicio del año litúrgico.
Cabe anotar que, la Navidad o fiesta de la natividad, comenzó a extenderse progresivamente por toda Europa entre los siglos III y IV, y fue sustituyendo poco a poco las fiestas paganas vinculadas al solsticio de invierno, como la Saturnalia romana o la fiesta del Sol Invictus (sol invicto).
Hoy por hoy, la Navidad se ha convertido en una gran fiesta popular desvinculada de sus fundamentos religiosos, sin embargo, para los cristianos aún mantiene un significado esencial: la palabra "Navidad" viene del latín "natalis", que significa "nacimiento, natividad". En ese orden de ideas, la fiesta de Navidad celebra el nacimiento de Jesucristo, Hijo de Dios, el tan anhelado Redentor anunciado por los profetas.
Se puede decir que la fiesta de Navidad constituye el centro del misterio de la encarnación, en el que Dios se hizo hombre para salvarnos de la muerte y del pecado. A propósito, cuando rezamos el credo decimos: “Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre" (DS 150).
Durante la Navidad, creemos y recordamos que Dios asumió completamente nuestra condición humana, cuando nació en un pesebre con un cuerpecito de bebé, pero conservando su naturaleza divina como Hijo de Dios. Recordemos que, en hebreo, el nombre Jesús significa "Dios salva", y esto nos indica la misión de Jesús en la tierra. Al respecto, el evangelista Juan afirmó que “Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna” (Juan 3:16). En este orden de ideas, la fiesta de la Navidad denota una gran alegría para los cristianos, pues anuncia la salvación, de la cual el profeta Isaías habló mucho antes: “He aquí que viene el Salvador” (Isaías 62,11-12).
Tengamos presente que la fecha tradicional en la que se celebra la Navidad, es decir, el 25 de diciembre, no refleja ninguna realidad histórica, ya que no conocemos ni el año ni el día exactos del nacimiento de Jesús, aunque se dice que pudo haber sido entre el siglo 7 y el siglo 2 a.C. A decir verdad, la fecha del 25 de diciembre se eligió por su valor simbólico, al ser el día del solsticio de invierno, pues Cristo es considerado como ¡el "sol de justicia" que marca la llegada de nuevos tiempos!
Además, es muy probable que la fecha del 25 de diciembre se eligiera para dar un nuevo significado cristiano a las diversas fiestas paganas de la sociedad antigua, pues para los cristianos, Cristo representa la llegada de la luz verdadera al mundo.
La celebración de la natividad de Jesús, el 25 de diciembre, se prolonga durante ocho días seguidos hasta el 1 de enero. Este período se conoce como Octava de Navidad.
De hecho, durante estos ocho días, los cristianos celebran varias fiestas: la de San Esteban, primer mártir cristiano, un día después de Navidad; la fiesta de San Juan Evangelista, el 27 de diciembre; la de los Santos Inocentes, el 28 de diciembre; y la solemnidad de María, Madre de Dios, que cierra la octava de Navidad y nos recuerda el nacimiento divino de Jesús.
Cabe anotar que estas cuatro fiestas reflejan el misterio de la Encarnación y de la Pasión y Resurrección de Cristo de forma paralela. De este modo, la Iglesia nos invita a meditar en la entrega total de Dios por nosotros, asumiendo la condición de hombre y ofreciendo su vida por nosotros.
La fiesta de Navidad se festeja mediante varias celebraciones eucarísticas, entre las cuales encontramos la misa de Nochebuena, el 24 de diciembre, seguida de las misas de la noche, de la madrugada y del día de Navidad, el 25 de diciembre.
De todas estas, la misa de medianoche es la más tradicional, pues hace referencia a la noche en la que el ángel se apareció a los pastores, anunciando la buena noticia: “Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor” (Lucas 2:10-11). Por lo tanto, la liturgia es muy hermosa y nos invita a alegrarnos por el nacimiento de Cristo: “alégrese el cielo y exulte la tierra, resuene el mar y todo lo que hay en él” (Salmo 96).
Tradicionalmente, durante las distintas celebraciones se lee el relato de los acontecimientos que rodearon el nacimiento de Jesús. Por ejemplo, en el Evangelio de San Lucas, la Biblia dice: “y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre” (Lucas 2: 1-14). Además, ese día también se leen las profecías bíblicas que anunciaban a Cristo y el tiempo de larga espera del pueblo hebreo.
Por otro lado, en la misa también se nos ofrecen otras lecturas, bastante enriquecedoras, que nos invitan a meditar en el misterio de la encarnación: “Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” (Juan 1:1-18). Este misterio está estrechamente vinculado al misterio de la redención: “Hoy nos ha nacido el Salvador. Cantemos al Señor un canto nuevo, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo” (Salmo 95).
Existen muchas tradiciones populares en torno a la fiesta de Navidad, pero no todas son de origen cristiano. De hecho, los católicos se preparan y celebran la Navidad haciendo énfasis en el misterio de la natividad de Cristo, por eso es común ver el pesebre, la corona, el calendario de Adviento, la vigilia de Navidad o la llegada de los Reyes Magos; estas tradiciones, nos permiten recordar que la Navidad celebra a Dios hecho hombre entre nosotros.
A continuación, algunos elementos tradicionales de la Navidad y su significado cristiano:
La Navidad es una celebración de la infinita bondad de Dios para con nosotros, en la que recordamos que su amor es tan grande, que fue capaz de dar a su único hijo, Jesús, para que todo aquel que en Él crea tenga vida eterna. Por eso, Hozana te invita a prepararte para vivir con alegría la hermosa fiesta de Navidad mediante diversas propuestas espirituales:
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