Los apóstoles San Felipe y Santiago el Menor son celebrados por la iglesia, juntos, el 3 de mayo. Algunas fuentes explican que en un principio se celebraban el 1 de mayo, día en que sus reliquias fueron depositadas en Roma, en el siglo VI, en la Basílica de los Doce Apóstoles. Se dice que esta basílica se construyó en un principio solo para ellos dos, pero que con el tiempo se añadieron los otros diez apóstoles. Finalmente, se cambió la fecha de su fiesta para dejar el 1 de mayo para San José artesano. De hecho, se le celebra dos veces. El 19 de marzo como esposo de la Virgen María y santo patrono de la Iglesia Universal, y el 1 de mayo como patrón de los trabajadores.
San Felipe y Santiago el Menor fueron dos de los primeros discípulos, llamados por sus nombres de pila por Cristo para que le siguieran, y se convirtieron así en sus apóstoles: "En esos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor". (Lucas 6:12-16).
San Felipe aparece por primera vez en el Evangelio de San Juan. Era originario de Betsaida, al norte del lago de Tiberíades, como San Pedro y San Andrés:
“Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo “Hemos encontrado al Mesías”, que traducido significa Cristo. Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: “Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas”, que traducido significa Pedro. Al día siguiente, Jesús resolvió partir hacia Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: “Sígueme”. Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encontró a Natanael y le dijo: “Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret. Natanael le preguntó: ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret? “Ven y verás”, le dijo Felipe”. (Juan 1:40-46). Precisamente, San Felipe estuvo presente en la multiplicación de los panes y en la Última Cena y tras la muerte de Cristo, desempeñó un papel importante en la difusión de la Buena Nueva por todo el mundo y murió como mártir, crucificado en una cruz.
Santiago el Menor también fue llamado por Jesús a seguirle, junto con su hermano Judas, además llegó a ser el primer obispo de Jerusalén; aunque Algunas personas creen que era hermano de Jesús, o al menos miembro de su familia (la teoría más probable es que era su primo, pero no su hermano) esto nunca se ha confirmado. De hecho, San Mateo y San Marcos hablan de un vínculo familiar entre el apóstol y el Salvador, pero no de un vínculo fraternal.
Santiago era un hombre íntegro y bueno, por eso se le apodaba "el Justo", ya que predicaba el amor al Señor y la caridad hacia el prójimo, ayudándole. Por último, Santiago el Menor murió como mártir a la edad de 96 años, empujado desde lo alto del muro del templo y luego apedreado hasta morir.
Estos son los dos grandes evangelizadores y mártires que celebramos el 3 de mayo. Recemos con ellos para que nos ayuden a cumplir nuestra misión de cristianos en el mundo y de ser testigos del amor de Cristo.
"Como hizo con sus apóstoles Felipe y Santiago, que el Señor resucitado abra nuestros ojos a su luz.
¡Visítanos, Señor resucitado!
Haznos conocer tu verdad, la verdad revelada a los apóstoles y que viene del Padre.
Haznos ver en tu vida entregada, la verdadera vida, la vida misma del Padre.
Haznos acoger al Espíritu que nos revela tu palabra, la palabra del Padre.
Haznos escuchar a tus apóstoles que nos muestran tu camino, tú, el camino del Padre.
Haznos encontrar a los hermanos que nos muestran tu rostro, tú, el rostro del Padre”.
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