El 19 de marzo celebramos el día de San José, el santo patrono de la Iglesia universal y protector de la Sagrada Familia. De hecho, la solemnidad de San José, esposo de la Virgen María, es una ocasión para contemplar y rezar a este gran santo, quien siendo un humilde carpintero de Nazaret, fue elegido por Dios, entre todos los hombres, para acoger y criar a su Hijo. A continuación, te invitamos a descubrir el origen de esta fiesta cristiana y de la devoción a San José.
Tradicionalmente, los cristianos occidentales celebran el día de San José el 19 de marzo de cada año, pero en ocasiones, la fecha se puede modificar un poco si esta solemnidad cae durante la Semana Santa, intentando ubicar la celebración el día más próximo antes de esta semana.
De hecho, en el siglo XV esta fecha comenzó a figurar en el Breviario y en el Misal Romano. Luego, concretamente en el año de 1621, Gregorio XV generalizó la fiesta incluyéndola en el calendario de toda la Iglesia.
Cabe destacar que, para los cristianos orientales, el esposo de la Virgen María se celebra el 20 de julio.
Además, no olvidemos que la fiesta a San José también se puede celebrar el 1 de mayo, pues el esposo de la Virgen también es considerado como el patrono de los trabajadores. De hecho, la fiesta de San José Obrero, o San José Artesano, fue instituida en 1955 por el Papa Pío XII.
Esta fecha es justo antes de la primavera, lo que da pie a algunos refranes que hacen alusión a las flores, el clima y algunos animales:
“Al cuco San José le hace cantar y San Pedro callar”.
“El esposo de María hace la noche igual al día”.
“Nieve por San José, poca y alguna vez”.
“No es mucho pedir que para San José la rosas se empiecen a ver”.
“Por San José, con día claro las grullas ves”.
“Por San José, la golondrina veré”.
“Por San José, los sapos se empiezan a ver”.
“Por San José, semana antes y semana después (perdices)”.
“Por San José, tu garbanzal, ni nacido ni por sembrar”.
“Por San José, ni nacidos ni por nacer (garbanzos)”.
“Por San José bendito hace la perdiz su nido”.
“San José, esposo de María, hace la noche igual al día”.
San José es reconocido como el santo más importante de la Iglesia, después de la Virgen María:
“Esta norma se ha verificado de un modo excelente en San José, padre putativo de nuestro Señor Jesucristo y verdadero esposo de la Reina del universo y Señora de los ángeles. José fue elegido por el eterno Padre como protector y custodio fiel de sus principales tesoros, esto es, de su Hijo y de su Esposa, y cumplió su oficio con insobornable fidelidad. Por eso le dice el Señor: «Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor».
Si relacionamos a José con la Iglesia universal de Cristo, ¿no es este el hombre privilegiado y providencial, por medio del cual la entrada de Cristo en el mundo se desarrolló de una manera ordenada y sin escándalos? Si es verdad que la Iglesia entera es deudora a la Virgen Madre por cuyo medio recibió a Cristo, después de María es San José a quien debe un agradecimiento y una veneración singular” (De los Semones de san Bernardino de Siena, presbítero; Sermo 2, de S. Ioseph: Opera 7, 16. 27-30).
Su culto cobró especial importancia en el siglo XVII, especialmente tras el reconocimiento de las apariciones en Cotignac (Francia), lo cual motivó al Rey Luis XIV a consagrar Francia a San José e instituir su fiesta como día festivo. Desde entonces, la devoción a este hombre casto y justo no ha dejado de crecer.
San José tiene muchos patronazgos, por lo que se convierte en el intercesor preferido para confiarle diversas intenciones, al ser considerado como:
Cotignac (Francia) es uno de los cuatro lugares de aparición de San José autentificados por la Iglesia, pues, en junio de 1660 se le apareció allí a un pastor desesperado por la sed, a quien señaló un manantial bajo una roca. La noticia se difundió rápidamente por los alrededores, y los peregrinos empezaron a acudir al lugar de la aparición, donde han sucedido numerosas sanaciones.
A decir verdad, en Cotignac se llevan a cabo numerosas peregrinaciones, en particular, el peregrinage de los padres de familia.
San José es un poderoso intercesor, cercano a nuestras preocupaciones cotidianas, como nos recuerda Santa Teresa de Ávila al elegirlo como patrono: “Y tomé por abogado y señor al glorioso san José y me encomendé mucho a él. Vi claro que, tanto de esta necesidad como de otras mayores, de perder la fama y el alma, este padre y señor mío me libró mejor de lo que yo lo sabía pedir. No me acuerdo hasta hoy de haberle suplicado nada que no me lo haya concedido” (V 6,6).
“Dios te salve, José, lleno de la gracia divina.
Entre tus brazos descansó El Salvador y ante tus ojos creció.
Bendito eres entre todos los hombres, y bendito es Jesús,
el hijo divino de tu Virginal Esposa.
San José, padre adoptivo de Jesús,
ayúdanos en nuestras necesidades familiares, de salud y de trabajo,
hasta el fin de nuestros días, y socórrenos a la hora de nuestra muerte. Amén”.
“Salve, custodio del Redentor
y esposo de la Virgen María.
A ti Dios confió a su Hijo,
en ti María depositó su confianza,
contigo Cristo se forjó como hombre.
Oh, bienaventurado José,
muéstrate padre también a nosotros
y guíanos en el camino de la vida.
Concédenos gracia, misericordia y valentía,
y defiéndenos de todo mal.
Amén”.
(Tomada de la Carta Apostólica Patris Corde de Francisco:2020)
Existen muchas otras hermosas oraciones a San José. A continuación, te ofrecemos algunas de ellas:
En Hozana, encontrarás muchas propuestas de oración en línea para aprender a conocer mejor a San José, rezarle y confiarle tus intenciones de oración. Con ocasión de la fiesta de San José, o en cualquier otro momento del año, te invitamos a unirte a estas comunidades:
¡Ven y reza a San José con Hozana!