Desde 1893, la Iglesia Católica celebra a la Sagrada Familia de Nazaret mediante una fiesta litúrgica que se lleva a cabo en el mes de diciembre, más concretamente el domingo siguiente al día de Navidad.
La Sagrada Familia, compuesta por Jesús, la Virgen María y San José, siempre ha sido un modelo de santidad para las familias, al punto que San José ha sido nombrado como el santo patrono de las familias, y muchos fieles sienten una gran devoción por este maravilloso santo.
Te invitamos a descubrir a continuación un poco más sobre la fiesta de la Sagrada Familia: sus orígenes, la liturgia de la celebración, la devoción a la Sagrada Familia, y mucho más…
La Sagrada Familia se refiere a la familia formada por la Santísima Virgen María, San José y Jesús. Se dice que es "santa" porque, además de la santidad que refleja cada uno de sus miembros, la Sagrada familia es principalmente el seno de amor en la que Cristo nació, creció y se educó. De hecho, la Iglesia nos dice que esta familia terrenal es un reflejo de la Santísima Trinidad.
En los Evangelios de la Biblia encontramos muy pocas referencias de la Sagrada Familia, sin embargo, algunos pasajes hacen brevemente alusión a la Sagrada Familia; el más importante de ellos es el relativo a la natividad de Cristo: “Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre” (Lucas 2:16).
La devoción a la Sagrada Familia nació en el siglo XVII gracias a François de Laval -primer obispo de Quebec-, y quien fundó la Cofradía de la Sagrada Familia con el propósito de extender su devoción y convertirla en un ejemplo de santidad: "No nos pareció que pudiéramos elegir un medio más eficaz para la salvación y santificación de toda clase de personas, que imprimir en sus corazones un verdadero amor y una especial devoción a la santísima y sagrada Familia de Jesús, María y José" (Decreto de institución de la Cofradía de la Sagrada Familia, 1665 *Traducido del francés por Hozana).
Posteriormente, el culto a la Sagrada Familia se extendió bajo el pontificado de León XIII, quien al constatar el creciente fervor de los fieles, decretó la celebración de una fiesta de la Sagrada Familia, en 1893, y le otorgó un oficio específico.
En 1921, luego de la reforma litúrgica, el Papa Pío XI extendió la fiesta a toda la Iglesia, y en 1969, tras el Concilio Vaticano II, la Iglesia fijó el domingo siguiente a la Navidad como la nueva fecha para la celebración.
En la actualidad, la devoción a la Sagrada Familia es bastante popular en todo el mundo. Al respecto, el Papa Francisco nos invita a tomarla como modelo en su exhortación Amoris Laetitia: “Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas iglesias domésticas”.
La Sagrada Familia se celebra durante la octava de la Natividad de Cristo, entre dos grandes fiestas del calendario litúrgico católico: la fiesta de Navidad, el 25 de diciembre, y la fiesta de María, Madre de Dios, el 1 de enero.
Antiguamente, dicha celebración se llevaba a cabo el domingo siguiente a la Epifanía, sin embargo, en la actualidad la fiesta de la Sagrada Familia se debe hacer obligatoriamente en el mes de diciembre, teniendo en cuenta que, si el día de Navidad cae en domingo, entonces la fiesta de la Sagrada Familia se celebrará el 30 de diciembre.
La fiesta de la Sagrada Familia nos lleva a leer y meditar, según el año litúrgico vigente, en tres textos que se refieren a los acontecimientos vividos por la familia de Nazaret:
La huida a Egipto, tras la advertencia que recibió José en sueños: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo” (Mateo 2:13).
La presentación de Jesús en el templo: “Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor” (Lucas 2:22-40)
La recuperación de Jesús en el templo: “Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas [...]” (Lucas 2:46).
La Sagrada Familia representa un verdadero modelo de santificación para las familias cristianas. De hecho, si contemplamos a María, José y el niño Jesús, podemos tener un ejemplo muy concreto de los roles y actitudes de cada miembro de la familia, y del amor que se vive en ella.
Al leer los Evangelios, vemos que San José vive su papel de padre asegurando la protección de la familia y su bienestar material, mientras que la Virgen María, guardiana del hogar, estaba más centrada en su espiritualidad: “Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón” (Lucas 2:51). En cuanto a Jesús, los Evangelios nos muestran que “vivía sujeto a ellos [...] e iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia, delante de Dios y de los hombres”. (Lucas 2:51-52).
En este orden de ideas, cuando decidimos venerar a la Sagrada Familia, entramos inmediatamente en su escuela de santidad para descubrir “lo que es la familia, su comunión de amor, su belleza austera y sencilla, su carácter sagrado e inviolable” (Pablo VI).
La Sagrada Familia es especialmente venerada en el sur de Francia, en Cotignac, en el Santuario de Nuestra Señora de las Gracias, pues es el lugar donde se aparecieron la Virgen María, el Niño Jesús y San José.
Por lo anterior, en la actualidad Cotignac se ha convertido en un lugar de culto al que las familias acuden con fervor para pedir diversas gracias: recibir el don de la maternidad, confiar su familia a la protección de la Sagrada Familia, etc.
Al ser la cabeza de la Sagrada Familia y padre adoptivo de Jesús, San José es considerado como el santo patrono de las familias. De hecho, San José es el modelo por excelencia para los padres, pues protegió a María y a Jesús, atendió a todas sus necesidades y los colmó de su ternura paternal.
La devoción a San José, patrono de las familias, es muy grande, por lo que muchos padres le rezan para confiar en su rectitud de espíritu, su integridad y sabiduría.
“Jesús, María y José
en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret,
haz tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José,
escuchad, acoged nuestra súplica. Amén”.
Cuando Dios decidió encarnarse en el seno de una familia, también nos estaba revelando el gran amor que siente en su corazón por las familias. Por esto, Hozana te invita a tener presente que la Sagrada Familia, la comunidad donde creció Cristo, es un modelo de santidad para todas las familias del mundo.
Por otro lado, orar por la familia es necesario, y como cristianos, podemos pedirle al Señor que nos ayude a cultivar los valores de la Sagrada familia en nuestros hogares. Para esto, Hozana te ofrece diversas comunidades de oración en línea mediante las cuales podrás rezar por las familias:
¡Ven y ora por tu familia con Hozana!