El 8 de diciembre, la Iglesia Católica nos invita a celebrar la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, que no solo se trata de una gran fiesta mariana, sino también de un profunfo dogma de fe promulgado por el Papa Pío IX en 1854.
Alguna vez te has preguntado ¿qué representa la Inmaculada Concepción? ¿Cómo se celebra a la Virgen Inmaculada el 8 de diciembre? ¿Qué devoción tiene la Iglesia hacia María, madre de Dios concebida sin pecado?...
Entonces te invitamos a descubrir en este artículo el origen y significado de esta gran fiesta mariana: ¡ven y profundiza más en el misterio de la Inmaculada Concepción de la Virgen María con Hozana!
En oriente, las primeras celebraciones de la concepción de María se remontan al siglo VIII, mientras que en Occidente comenzaron a llevarse a cabo a partir del siglo XI, en gran parte debido a la influencia de los franciscanos.
Respecto a los inicios de la devoción a la Inmaculada Concepción, se puede decir que ha sido un tema ampliamente debatido. Sin embargo, gracias a la iniciativa de dos papas católicos, la fiesta de la concepción de María se fue extendiendo gradualmente y tomando un lugar importante en la Iglesia: en 1477, el Papa Sixto IV autorizó una misa dedicada a la fiesta de la Inmaculada Concepción, y algunas décadas después, en 1708, Clemente XI instituyó oficialmente la celebración, que luego se extendió a Occidente.
Recordemos que, en 1830, la Virgen María se apareció a Catalina Laboure, en París, y pidió que se acuñaran medallas con la siguiente invocación “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”. De hecho, este suceso permitió que la fe en la Inmaculada Concepción se difundiera y afianzara, al punto que, poco tiempo más tarde se llevó a cabo la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción.
Cabe destacar que, desde el año 1852 se comenzó a honrar con mucho fervor a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, mediante la celebración de una fiesta que se ilumina con muchas luces y alegría. Por ejemplo, en Francia, concretamente en la ciudad de Lyon, se lleva a cabo una celebración que se conoce como la fiesta de las luces (fête des lumières), y en muchos países de América latina, especialmente en Colombia, se celebra el tradicional día de las velitas, en el que la luz y el color de las velas se unen con la alegría de las personas que honran a María.
El 8 de diciembre de 1854 , el Papa Pío IX proclamó solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción, definiéndolo así: “La Santísima Virgen María fue, desde el primer momento de su concepción, por singular gracia y favor de Dios todopoderoso, en vista de los méritos de Jesucristo, salvador del género humano, preservada intacta de toda mancha del pecado original”.
Este dogma mariano establece una verdad de fe para todos los católicos: María fue concebida completamente pura y sin pecado. Recordemos que, esta profesión de fe forma parte de los cuatro dogmas asociados a la Virgen María:
El dogma de “María madre de Dios” proclamado por el Concilio de Éfeso en el año 431
El dogma de la virginidad de María definido por el Concilio de Letrán en 649
Y finalmente el dogma de la Asunción, proclamado en 1950.
Finlmente, para afianzar esta profesión, en 1858, es decir cuatro años después de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, la Virgen María se apareció en Lourdes (Francia), presentándose a la joven Bernardita Soubirous con estas palabras: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.
La Iglesia Católica celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María el 8 de diciembre de cada año, justo al comienzo del nuevo año litúrgico. Dicha celebración se lleva a cabo nueve meses antes de la Fiesta de la Natividad de María (el 8 de septiembre), y al situarse justo al cominzo de Adviento, constituye la ocasión perfecta para anunciar la venida del Salvador, recordando que María, por su Inmaculada Concepción, fue elegida para convertirse en madre de Dios.
La fiesta del 8 de diciembre fue establecida como una solemnidad y constituye una de las celebraciones litúrgicas más importantes, que incluso cuenta con una liturgia específica.
Durante la misa del 8 de diciembre, la liturgia nos lleva a leer textos bíblicos que están dotados de una gran belleza. Por ejemplo:
La fiesta de la Inmaculada Concepción nos llama a contemplar la persona de María, virgen inmaculada y escogida por Dios para ser la madre de Cristo.
En efecto, María, aunque fue concebida de la unión de un hombre y una mujer, estuvo marcada por la gracia, es decir, el don gratuito de Dios, al ser llamada a convertirse en la madre del hijo de Dios. De hecho, ella fue redimida del pecado “en consideración a los méritos de su hijo” (Lumen Gentium 53), por lo tanto, su alma sin mancha no conoce la separación de Dios causada por el pecado, sino que está totalmente llena de Dios o “llena eres de gracia”, como proclamamos en la oración del "Ave María".
Cabe anotar que, durante su homilía del 8 de diciembre de 2004, Juan Pablo II nos condujo a profundizar en este gran misterio: “María, la nueva Eva, se benefició de modo particular de la obra de Cristo como perfectísimo Mediador y Redentor. Redimida primero por su Hijo, participando plenamente de su santidad, ella es ya lo que toda la Iglesia desea y espera ser. Por eso la Inmaculada, que marca el comienzo de la Iglesia, Esposa de Cristo sin mancha ni arruga, resplandeciente de belleza, precede siempre al Pueblo de Dios en la peregrinación de la fe hacia el Reino de los CielosI”.
“Inmaculado Corazón de María, lleno de amor a Dios y lleno de compasión por los pecadores, me consagro enteramente a ti. Te encomiendo la salvación de mi alma. Que mi corazón esté siempre unido al tuyo, para que pueda aborrecer el pecado, permanecer en el amor de Dios y del prójimo, para alcanzar la vida eterna con los que amo.
Mediadora de todas las gracias y Madre de la Misericordia, acuérdate del tesoro infinito que mereció tu divino Hijo con su sufrimiento y que te encomendó para nosotros, tus hijos. Lleno de confianza en tu corazón materno, y para bien del Sagrado Corazón de Jesús, obtén para mí la gracia que te pido: [Indica aquí tu petición].
Madre querida, si lo que pido no está de acuerdo con la voluntad de Dios, ruega que pueda recibir lo que será más ventajoso para mi alma. Permíteme conocer la bondad de tu intercesión con Jesús durante la vida y en la hora de mi muerte. Amén".
Por medio de su Inmaculada Concepción, María es “llena de gracias”, pues fue escogida para ser la madre del salvador, y también la madre nuestra. No dudemos en acogernos al amor que brota de su seno matenal, ni dejar de encomendarnos a su poderosa intercesión, sabiendo que ella vela por sus hijos en todo momento.
Por eso, Hozana te invita a rezar a la virgen en cualquier época del año, o con motivo de la hermosísima fiesta de la Inmaculada Concepción, mediante diversas propuestas de oración en línea: