La oración cristiana puede ser una oración de petición, que nos atañe a cada uno de nosotros de manera personal. No obstante, esta también puede ser dirigida a otras personas, y al mundo entero. Pero, ¿es bueno orar por uno mismo? En este artículo veremos que, aunque la oración de petición o por uno mismo en sí no es mala, en algunos casos puede causarnos problemas. Por lo tanto, veremos hacia quién pueden ser dirigidas nuestras oraciones.
Al final de este artículo, Hozana te invita a descubrir otras grandes preguntas sobre la oración.
No es malo orar por uno mismo, ya que existen situaciones en la vida en las que es necesario hacerlo. En otras palabras, cuando tenemos alguna necesidad o dificultad, es bueno que la pongamos en manos de Dios.
A continuación te presentamos algunas situaciones en las que deberías orar por ti mismo:
El problema de orar por nosotros mismos es que solo oramos cuando lo necesitamos. Lo anterior nos lleva a plantearnos la siguiente pregunta acerca de nuestra relación con Dios: ¿Definitivamente, no estaré usando a Dios para mi propio beneficio? Sin duda, orar únicamente para obtener algo de Dios equivaldría a usar a Dios. Por tanto, además de la oración de petición, es importante saber orar de otra manera. Por ejemplo, haciendo una oración de acción de gracias, alabando, etc.
Al igual que las oraciones universales de la misa dominical, podemos orar por la Iglesia y por el mundo. Para hacerlo, debemos tener en cuenta los acontecimientos de actualidad, ya sean internacionales o locales. Por ejemplo, orar para que cese una guerra, por los dirigentes del mundo o por el alcalde de tu ciudad, orar por las personas que sufren acoso en la escuela o el trabajo, etc.
También existe la liturgia de las horas, en la que todo bautizado puede participar, por ejemplo, rezando la oración de Laudes o de las Vísperas.
Si no sé por quién orar, puedo orar por todas las personas con las que me relaciono a diario. Estas pueden ser, mis compañeros de trabajo, mi jefe, mi familia, mi esposa o mi esposo, mis amigos, las personas que conozco en el voluntariado, mi párroco, las personas con las que me reúno en mi parroquia, etc.
Orar por los difuntos es un acto santo y piadoso, como lo menciona el número 958 del Catecismo de la Iglesia Católica: "La comunión con los difuntos. «La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció sufragios por ellos; "pues es una idea santa y piadosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados". Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor". (n° 958).
Para saber más sobre el purgatorio, te invitamos a que consultes este artículo.
Por último, si deseas celebrar una misa por un difunto, te invitamos a ponerte en contacto con tu parroquia.
En el capítulo 5 del Evangelio de Mateo, la Palabra de Dios nos invita a orar por nuestros enemigos y por aquellos que nos persiguen: “Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores.” (Mateo 5:44).
Asimismo, el número 1968 del Catecismo lo completa diciendo: "El Evangelio conduce así la Ley a su plenitud mediante la imitación de la perfección del Padre celestial, mediante el perdón de los enemigos y la oración por los perseguidores, según el modelo de la generosidad divina". (n. 1968).
Si deseas profundizar en la oración, te invitamos a descubrir nuestra guía.
Con Hozana, roguemos por la oración desinteresada, es decir, para no pensar siempre en nuestros propios intereses cuando presentamos nuestras peticiones al Señor, sino orar también por los demás; tomando como ejemplo a Jesús, y a los Santos.
Para ayudarte a desarrollar tu vida de oración, Hozana te ofrece muchas posibilidades de oración, por ejemplo:
Este retiro “Lirios perfumados de San José” para que medites cada miércoles una virtud de la que nuestro patrono y padre espiritual quiere enseñarte y además le confíes tus intenciones.
Esta comunidad “El evangelio del día” para que ores en comunidad y recibas a diario una meditación del evangelio, lo que te permitirá alimentar tu alma y recargar tus fuerzas día a día siguiendo los consejos de Jesús.