Sin duda alguna, la novena al Espíritu Santo de San Alfonso de Ligorio es la más conocida y popular entre los católicos. De hecho, cada año, entre el día de la Ascensión y Pentecostés, esta novena reúne a muchos cristianos para rezar para recibir los siete dones del Espíritu Santo.
La novena es muy sencilla: cada día, estamos invitados a rezar una breve oración para recibir uno de los siete dones del Espíritu Santo. A continuación, te presentamos el programa día a día:
Al hacer esta novena al Espíritu Santo, podemos leer despacio la oración del día, tomando el tiempo necesario para meditarla, y luego rezar un Padrenuestro, un Avemaría, tres Glorias al Padre y un Veni Sancte Spiritus.
En Hozana,puedes preparar la fiesta de Pentecostés, o pedir la venida del Espíritu Santo a través de una serie de novenas y retiros en línea para rezar al Espíritu de Vida. En particular, puedes explorar las gracias que el Espíritu nos ofrece con estas dos comunidades de oración:
Una novena para invocar al Espíritu Santo.
Un retiro para pedir su venida y prepararnos para recibirlo.
Una comunidad para recibir diariamente una breve meditación para abrirnos al Espíritu de Dios cada día.
Alfonso de Ligorio fue un santo italiano que vivió en el siglo XVIII. A los 27 años, este joven de familia noble puso fin a su carrera de abogado para hacerse sacerdote y dedicar su vida a los pobres y rechazados. Posteriormente, fundó la Congregación de los Redentoristas y luchó por una pastoral de la misericordia. Fue nombrado obispo a los 64 años.
Entre el legado de San Alfonso de Ligorio se encuentra la novena de oración para recibir los siete dones del Espíritu Santo. Cabe anotar que las oraciones de esta novena no fueron escritas por el propio Alfonso de Ligorio, sino que tomó prestadas nueve oraciones de textos de santos y beatos como San Agustín, Sor Isabel de la Trinidad, etc.
Terminemos con esta oración, que aunque no forma parte de la novena de San Alfonso al Espíritu Santo, fue escrita por él para pedir los siete dones del Espíritu Santo:
“¡Oh Espíritu Santo, divino Paráclito, Padre de los pobres, Consolador de los afligidos, santificador de las almas, heme aquí, postrado ante tu presencia. Te adoro con la más profunda sumisión, y repito mil veces con los serafines que están ante tu trono: ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
Tú, que has llenado de inmensas gracias el alma de María e inflamado de santo celo los corazones de los apóstoles, dígnate también abrasar mi corazón con tu amor.
Tú eres un espíritu divino, fortifícame contra los malos espíritus; tú eres fuego, enciende en mí el fuego de tu amor, tú eres luz, ilumíname, hazme conocer las verdades eternas; tú eres una paloma, dame costumbres puras; eres un soplo lleno de dulzura, disipa las tempestades que levantan en mí las pasiones; eres una nube, cúbreme con la sombra de tu protección; en fin, a ti que eres el autor de todos los dones celestes: ¡ah!
Te suplico, vivifícame con la gracia, santifícame con tu caridad, gobiérname con tu sabiduría, adóptame como tu hijo por tu bondad, y sálvame por tu infinita misericordia, para que no cese jamás de bendecirte, de alabarte y de amarte; primero en la tierra durante mi vida, y luego en el cielo durante toda la eternidad”.
¡En este enlace podrás encontrar muchas otras oraciones al Espíritu Santo para dejar entrar el aliento de Dios a tu vida!