El Veni Sancte Spiritus es una secuencia, es decir, un canto litúrgico católico. Según la liturgia, debe cantarse en la misa de Pentecostés, durante la cual se conmemora la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, cincuenta días después de la Pascua. De este modo, el Veni Sancte Spiritus, o "Ven Espíritu Santo", constituye una de las oraciones al Espíritu Santo más populares, además, es un canto gregoriano que ha sido traducido del latín al español.
“Ven Espíritu Santo y desde el cielo envía un rayo de tu luz.
Ven padre de los pobres, ven dador de las gracias, ven luz de los corazones.
Consolador óptimo, dulce huésped del alma, dulce refrigerio.
Descanso en el trabajo, en el ardor tranquilidad, consuelo en el llanto.
Oh luz santísima: llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles.
Sin tu ayuda nada hay en el hombre, nada que sea inocente.
Lava lo que está manchado, riega lo que es árido, cura lo que está enfermo.
Doblega lo que es rígido, calienta lo que es frío, dirige lo que está extraviado.
Concede a tus fieles que en Ti confían, tus siete sagrados dones.
Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales el eterno gozo.
Amén.”
“Veni, Sancte Spiritus, et emitte caelitus lucis tuae radium.
Veni, pater pauperum, veni, dator munerum veni, lumen cordium.
Consolator optime, dulcis hospes animae, dulce refrigerium.
In labore requies, in aestu temperies in fletu solatium.
O lux beatissima, reple cordis intima tuorum fidelium.
Sine tuo numine, nihil est in homine, nihil est innoxium.
Lava quod est sordidum, riga quod est aridum, sana quod est saucium.
Flecte quod est rigidum, fove quod est frigidum, rege quod est devium.
Da tuis fidelibus, in te confidentibus, sacrum septenarium.
Da virtutis meritum, da salutis exitum, da perenne gaudium. Amen.”
Es fundamental orar al Espíritu Santo diariamente, o al menos con cierta frecuencia, para que su presencia pueda acompañarnos, guiarnos y habitar en nosotros. De hecho, y muy a menudo, muchos de nosotros los cristianos olvidamos la tercera persona de la Trinidad; a lo mejor, sólo la recordamos una vez al año, durante la fiesta de Pentecostés.
A pesar de ello, ¡El Espíritu de Dios es tan poderoso, tan importante! El Espíritu Santo, al darnos sus 7 dones, nos permite ser discípulos y llevar el amor y la buena nueva de Cristo a todo el mundo, con nuestro ejemplo y palabras, tal cual como lo hicieron los apóstoles.
A continuación, algunas ideas que nos ayudarán a confiarnos en el Espíritu Santo más a menudo:
Recita el Veni Creator todos los días
Únete a la comunidad de oración “Los cinco minutos del Espíritu Santo”, para que podamos abrirnos al Espíritu Santo diariamente.
Comienza una novena al Espíritu Santo para conocerlo y tomar conciencia de su acción en nuestro día a día.