El Veni Creator Spiritus, o "Ven Espíritu Creador" en español, es un himno gregoriano compuesto en el siglo IX. Está estructurado en siete cuartetos, que sin duda alguna se refieren a los siete dones del Espíritu Santo: la sabiduría, el consejo, la fortaleza, el temor, la piedad, la ciencia y la inteligencia. Este canto litúrgico, proveniente del rito latino, ha sido traducido al español; de hecho, existe una traducción litúrgica oficial que es cantada por los católicos y por la mayoría de iglesias cristianas, que ha sido retomada por muchos compositores. Este himno, es, sin duda alguna, la oración al Espíritu Santo que más se conoce.
“Ven, Espíritu Creador,
visita las mentes de los tuyos;
llena de la gracia divina
los corazones que tú has creado.
Tú, llamado el Consolador,
Don del Dios Altísimo;
Fuente viva, Fuego, Caridad
y espiritual Unción.
Tú, con tus siete dones,
eres Fuerza de la diestra de Dios.
Tú, el prometido por el Padre.
Tú pones en nuestros labios tu Palabra.
Enciende tu luz en nuestras mentes,
infunde tu amor en nuestros corazones,
y, a la debilidad de nuestra carne,
vigorízala con redoblada fuerza.
Al enemigo ahuyéntalo lejos,
danos la paz cuanto antes;
yendo tú delante como guía,
sortearemos los peligros.
Que por ti conozcamos al Padre,
conozcamos igualmente al Hijo
y en ti, Espíritu de ambos,
creamos en todo tiempo.
Gloria al Padre por siempre,
gloria al Hijo, resucitado
de entre los muertos, y al
Paráclito por los siglos y siglos.
Amén.”
“Veni, creator Spiritus,
Mentes tuorum visita,
Imple superna gratia
Quae tu creasti pectora.
Qui diceris Paraclitus,
Altissimi donum Dei,
Fons vivus, ignis, caritas
Et spiritalis unctio.
Tu septiformis munere,
Digitus paternae dexterae,
Tu rite promissum Patris,
Sermone ditans guttura.
Accende lumen sensibus,
Infunde amorem cordibus,
Infirma nostri corporis
Virtute firmans perpeti.
Hostem repellas longius
Pacemque dones protinus;
Ductore sic te praevio
Vitemus omne noxium.
Per te sciamus da Patrem,
Noscamus atque Filium;
Teque utriusque Spiritum
Credamus omni tempore.
Deo Patri sit gloria,
Et Filio, qui a mortuis
Surrexit, ac Paraclito
In saeculorum saecula. Amen.”
Recibir al Espíritu Santo es fundamental para vivir en la presencia de Dios y manifestar su obra. De hecho, justo antes de su Ascensión, Jesús promete a sus discípulos que recibirán "la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre [ellos]" (Hechos 1:8). Nosotros también necesitamos al Espíritu Santo, el cual no solamente desciende sobre nosotros el día de nuestro bautismo; a decir verdad, nosotros podemos renovar su presencia en nuestros corazones cada día, si nos tomamos el tiempo de llamarlo.
No hay reglas para orar al Espíritu Santo. Él es vivo, espontáneo, sorprendente; Él es agua viva, fuego ardiente, suave brisa... No dudemos en dirigirnos a Él espontáneamente, incluso, podemos ofrecerle un corazón que desborda de amor, sin tener que mencionar una palabra en específico. No obstante, en caso de necesitarlo, también podemos dirigirle una oración recitada, por ejemplo, el Veni Creator Spiritus, el Veni Sancte Spiritus, o la oración del papa Juan Pablo II.
Para terminar, ¡Descubre otras hermosas formas de orar al Espíritu Santo con Hozana! Puedes hacerlo específicamente a través de una novena de preparación para el Pentecostés, ¡Qué maravillosa oportunidad de recibir nuevamente los dones del Espíritu!