Este año, el pesebre celebra su aniversario número 800, luego de que en el año 1223, en Greccio (Italia), San Francisco de Asís creara el primer pesebre de la historia que ilustra el nacimiento de Jesús. Esta tradición navideña se ha extendido a lo largo de los últimos ocho siglos y hoy se encuentra en muchos hogares. Por eso, este año, cuando pongamos nuestro pesebre al pie del árbol de Navidad, procuremos especialmente hacerlo hermoso, vivo y lleno de oraciones.
A continuación, te presentamos 5 oraciones breves que te ayudarán a preparar tu corazón para acoger a Jesús y la alegría de la Navidad.
José vela por la madre y el niño con ternura. Silencioso y decidido, sabe actuar a la escucha de Dios, ya sea para acoger al misterioso niño que lleva en su vientre su joven prometida o para huir de Herodes tras el nacimiento de Jesús.
Por eso, al colocar la figura de José en el pesebre, podemos rezar esta oración a Dios:
“Señor, que mi corazón sea siempre valiente, humilde y confiado, ante los acontecimientos de la vida, incluso cuando no los entiendo. Que, al igual que José, te escuche siempre para poder tomar las decisiones correctas y hacer tu voluntad”.
María dijo sí a Dios. Y así, 9 meses después, da a luz al Hijo de Dios en un establo, lejos de su casa y de su familia. Ella, además, miró con amor a este niño y contempló maravillada este gran misterio.
Por eso, al colocar la figura de María en el pesebre, podemos rezar esta oración a Dios:
“Señor, yo también quiero acogerte y amarte. Que yo, al igual que María, sepa abrir mi gran corazón para dejarte reposar en él”.
El asno llevó a María hasta Belén. Aunque es un animal de servidumbre, no por ello es insignificante, pues vive de cerca todo lo que experimenta la Sagrada Familia y está, en el primer lugar, para ver al Niño Jesús.
Por eso, mientras colocamos al asno en el pesebre, podemos rezar esta oración a Dios:
«Señor, que, como el asno, yo esté siempre dispuesto a servir a mis hermanos y hermanas, a servirte a través de mi trabajo diario, por muy humilde que sea. Que me dé cuenta de que es siendo siervo como más me acerco a ti".
No había sitio para acoger a María y José, por eso se instalaron en un establo para dar a luz al Hijo de Dios. Allí los acogió un buey, un animal tosco utilizado para trabajar en el campo que con su cálido aliento, fue el primero en dar calor al recién nacido.
Por eso, al depositar al buey en el pesebre, podemos rezar esta oración a Dios:
"Señor, que yo, al igual que el buey, pueda comprender que, sean cuales sean mis fuerzas y mis limitaciones, mis riquezas y mi pobreza, siempre tengo algo que ofrecer. Y que pueda ofrecértelo con todo mi corazón y compartirlo con el mundo".
En el cielo de Belén, cuando nace un niño en un establo alejado de la ciudad, aparecen los ángeles. Ellos alaban a Dios y nos hacen sentir lo precioso que es este momento.
Por eso, colocando una figurita de ángel en el pesebre, podemos alabar a Dios:
"¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!". (Lucas 2:14).
Los pastores están en los campos alrededor de Belén y pasan la noche a la intemperie. Son gente sencilla y pobre; sin embargo, es a ellos a quienes se revela por primera vez la presencia de Jesús.
Por eso, al colocar a un pastor y sus ovejas en el pesebre, podemos rezar a esta oración a Dios:
“Señor, haz de mí un pastor de corazón humilde que sepa percibir tu presencia en mi vida, que sepa reconocerte y adorarte allí donde estés".
Sin duda, también existen, otros personajes que pueden llenar nuestro pesebre como: Los Reyes Magos que vendrán un poco más tarde, los campesinos (el hombre alegre, el ciego, etc). Cada uno de ellos puede ser una razón para hacer una oración.
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