Los cinco pilares, conocidos como las cinco vitaminas, tales como: La oración, el servicio, la fraternidad, la formación y la evangelización son importantes para alimentar y revitalizar tu vida cristiana. Estos pilares tienen su origen en las Sagradas Escrituras, como nos lo recuerda el final del capítulo 2 del libro de los Hechos, en particular en el versículo 42: “Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones”. (Hechos 2:42).
En este artículo, veremos lo que caracteriza a cada uno de estos cinco pilares, además mencionaremos algunos ejemplos y te daremos algunas sugerencias para que puedas ponerlas en práctica en tu vida cotidiana. Al final de esta lectura, te invitamos a descubrir otras preguntas sobre la vida cristiana.
El pilar de la oración (también llamado adoración) consiste en responder a la invitación que nos hace Jesús para que tengamos con Él un encuentro personal y una relación íntima. Se trata, pues, de responder al mandamiento más grande de todos: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu”. (Mateo 22:37)
La Iglesia sugiere varias maneras para vivir en oración y en intimidad con el Señor, por ejemplo:
Un discípulo está llamado a entregarse, a imagen y semejanza de Cristo Siervo, que lavó los pies de sus discípulos y no vino para ser servido, sino para servir (Mateo 20: 28).
Cuando decimos que todo bautizado es sacerdote, profeta y rey, la palabra rey se refiere al oficio real del servicio. Pero, ¿cómo servimos hoy en día en nuestra vida cristiana?
El primer lugar del servicio es nuestra propia familia, es decir, en nuestra capacidad de entregarnos a nuestra esposa o esposo, hijos, padres, etc.
Además, otros lugares del servicio suelen ser nuestro lugar de trabajo y cualquier lugar de compromiso (político, comunitario, sindical, etc.), así como también el voluntariado.
Por último, en la Iglesia hay muchas oportunidades de servicio, por ejemplo:
Todo bautizado que quiera ser discípulo está llamado a amar a los demás: “Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros”. (Juan 13:34-35)
En otras palabras, la fraternidad se vive aprendiendo a amar al prójimo, a la manera de Cristo, que se hizo hermano de todos y el más humilde de los servidores. Pero, ¿cómo construimos relaciones fraternas, puras y desinteresadas con los demás en nuestra vida, ya sea en nuestro trabajo, en nuestra familia, en la comunidad, en la Iglesia o en cualquiera de nuestros otros compromisos?
Hay muchas maneras de vivir la fraternidad, por ejemplo:
La vida cristiana exige que el discípulo de Cristo se forme para poder dar razón de su fe y contribuir a mantener intacto el depósito de la fe. Esta vitamina también requiere que nos dejemos guiar por el Espíritu Santo, para que nos enseñe todas las cosas nuevas (Juan 14: 26).
Hay muchas maneras de vivir la formación, por ejemplo:
Para profundizar más sobre cómo y por qué formarse para la vida cristiana, te invitamos a consultar nuestro artículo completo.
La evangelización es un llamado de Cristo, de hecho, los cuatro Evangelios terminan con un mandato de Cristo a los discípulos para que salgan en misión. Por ejemplo, el penúltimo versículo del Evangelio de Mateo nos dice: “Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. (Mateo 28:19-20).
Además, la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios dice: “Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí, si no predicara el Evangelio!”. (1 Corintios 9:16). También, muchos textos del Magisterio nos recuerdan que la evangelización no es una opción, sino un deber. Por ejemplo, el numeral 905 del Catecismo dice: “Los laicos cumplen también su misión profética evangelizando, con "el anuncio de Cristo comunicado con el testimonio de la vida y de la palabra". (n° 905). Por lo tanto, es importante recordar que esta vitamina de la evangelización solo puede vivirse plenamente cuando la persona ha tenido un encuentro personal con Cristo a través de la oración, porque no puede haber misión ni evangelización sin contemplación (oración).
Para profundizar más en la evangelización, te invitamos a consultar nuestro artículo sobre la evangelización
¿Cómo podemos evangelizar? Nos corresponde a cada uno encontrar la respuesta según la realidad de nuestra propia vida, en los entornos a los que somos enviados (nuestra familia, nuestro trabajo, nuestra comunidad, etc.).
Hay muchas maneras de participar en la misión de evangelización, por ejemplo:
Te invitamos a informarte en tu parroquia sobre las sugerencias para vivir los 5 pilares. Además, si lo deseas, en internet puedes encontrar cuestionarios para evaluar tu nivel de compromiso con los 5 pilares en tu vida cristiana.
Con Hozana, ¡pongamos en práctica los 5 pilares en nuestra vida cristiana! Te sugerimos que primero vivas el pilar de la oración, que te facilitará vivir los otros cuatro pilares como son el servicio, la fraternidad, la formación y la evangelización.
Hozana te ofrece diferentes comunidades de oración en línea para que pongas en práctica estos 5 pilares en tu vida cristiana. Por ejemplo: