El tema de la conciencia moral se trata de manera específica en el artículo 6 de la primera sección ("La vocación del hombre: vida en el espíritu") de la tercera parte ("La vida en Cristo") del Catecismo de la Iglesia Católica.
Al final de este artículo sobre la conciencia, basado en el Catecismo, te invitamos a descubrir otras preguntas y respuestas sobre la vida cristiana.
Los números 1776 a 1802 del Catecismo nos ayudan a explorar la definición y otros detalles de la conciencia:
1776 “En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, llamándole siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal [...]. El hombre tiene una ley inscrita por Dios en su corazón [...]. La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella”.
1796 La conciencia moral es un juicio de la razón por el que la persona humana reconoce la calidad moral de un acto concreto.
1781 La conciencia hace posible asumir la responsabilidad de los actos realizados. Si el hombre comete el mal, el justo juicio de la conciencia puede ser en él el testigo de la verdad universal del bien, al mismo tiempo que de la malicia de su elección concreta. El veredicto del dictamen de conciencia constituye una garantía de esperanza y de misericordia. Al hacer patente la falta cometida recuerda el perdón que se ha de pedir, el bien que se ha de practicar todavía y la virtud que se ha de cultivar sin cesar con la gracia de Dios: «Tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo» (1 Jn 3, 19-20).
La Iglesia nos invita a dar especial importancia a la educación y formación de nuestra conciencia, especialmente a través de los números 183 a 1785 del Catecismo:
1783 Hay que formar la conciencia, y esclarecer el juicio moral. Una conciencia bien formada es recta y veraz. Formula sus juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido por la sabiduría del Creador. La educación de la conciencia es indispensable a seres humanos sometidos a influencias negativas y tentados por el pecado a preferir su propio juicio y a rechazar las enseñanzas autorizadas.
1784 La educación de la conciencia es una tarea de toda la vida […]. La educación de la conciencia garantiza la libertad y engendra la paz del corazón.
1785 En la formación de la conciencia, la Palabra de Dios es la luz de nuestro caminar; es preciso que la asimilemos en la fe y la oración, y la pongamos en práctica. Es preciso también que examinemos nuestra conciencia atendiendo a la cruz del Señor. Estamos asistidos por los dones del Espíritu Santo, ayudados por el testimonio o los consejos de otros y guiados por la enseñanza autorizada de la Iglesia.
1798 Cada cual debe poner los medios para formar su conciencia.
En el número 1789 podemos encontrar una excelente síntesis de las reglas que se aplican para escoger según la conciencia:
Esto se complementa con lo que nos dice el número 1790: “La persona humana debe obedecer siempre el juicio cierto de su conciencia. Si obrase deliberadamente contra este último, se condenaría a sí mismo. Pero sucede que la conciencia moral puede estar afectada por la ignorancia y puede formar juicios erróneos sobre actos proyectados o ya cometidos.
Con respecto a la ignorancia, el número 1793 se refiere diciendo que: “Si por el contrario, la ignorancia es invencible, o el juicio erróneo sin responsabilidad del sujeto moral, el mal cometido por la persona no puede serle imputado. Pero no deja de ser un mal, una privación, un desorden. Por tanto, es preciso trabajar por corregir la conciencia moral de sus errores”.
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El Concilio Vaticano II nos permite resolver diversas dudas en torno a la conciencia:
Además del Concilio Vaticano II, también se puede consultar Veritatis splendor (El esplendor de la verdad), una encíclica del Papa Juan Pablo II publicada en 1993, en la que se hace alusión al tema de la conciencia.
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Hozana te invita a unirte a sus diferentes comunidades de oración en línea, y a orar para seguir formando nuestra conciencia, teniendo en cuenta el objetivo de lograr que nuestra vida se incline hacia una moral de virtudes y felicidad. Para esto, puede ser de gran ayuda la lectura del Catecismo de la Iglesia Católica, de la vida de los santos, y el desarrollar una vida de oración. Además, puedes complementar estas prácticas con algunas de nuestras propuestas espirituales: