Guerra Espiritual

¿Qué entendemos por "guerra espiritual"?

La página web de la Iglesia católica en Francia define la guerra espiritual de la siguiente manera: "Se refiere a los esfuerzos del hombre por eliminar, con la ayuda de la gracia divina, los obstáculos que surgen de sus limitaciones y rechazos y que se oponen a Dios. Esta batalla es íntima, porque tiene lugar en el alma y en el corazón desgarrado, entre lo que realmente somos y lo que percibimos como lo mejor para una vida espiritual mayor y más profunda. Mediante la guerra espiritual, el hombre aprende a triunfar sobre sus divisiones interiores y dejarse habitar por la paz de Dios. Su principal apoyo es la oración". (Traducción del francés, traducido por Hozana).

Descubre con Hozana las principales preguntas y respuestas sobre la guerra espiritual basadas en el Catecismo de la Iglesia Católica. Al final de esta lectura, te invitamos a descubrir otras preguntas y respuestas sobre la vida cristiana. 

¿Qué significa la guerra espiritual?

La guerra espiritual hace parte de la vida cristiana, como nos lo recuerdan los numerales 405 y 409 del Catecismo de la Iglesia Católica.

“El Bautismo, dando la vida de la gracia de Cristo, borra el pecado original y devuelve el hombre a Dios, pero las consecuencias para la naturaleza, debilitada e inclinada al mal, persisten en el hombre y lo llaman al combate espiritual”. (n° 405). 

“Una dura batalla contra los poderes de las tinieblas que, iniciada ya desde el origen del mundo, durará hasta el último día, según dice el Señor. Inserto en esta lucha, el hombre debe combatir continuamente para adherirse al bien, y no sin grandes trabajos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de lograr la unidad en sí mismo”. (n° 409).

El numeral 672 nos explica que la iglesia no está exenta de este combate: “El tiempo presente, según el Señor, es el tiempo del Espíritu y del testimonio, pero es también un tiempo marcado todavía por la "tribulación" y la prueba del mal que afecta también a la Iglesia e inaugura los combates de los últimos días”. (n° 672).

Además, los numerales 978 y 1426 nos recuerdan que, a pesar de estar bautizados, tenemos que seguir combatiendo contra el mal: “La gracia del Bautismo no libra a la persona de todas las debilidades de la naturaleza. Al contrario, todavía nosotros tenemos que combatir los movimientos de la concupiscencia que no cesan de llevarnos al mal". (n° 978).

“Sin embargo, la vida nueva recibida en la iniciación cristiana no suprimió la fragilidad y la debilidad de la naturaleza humana, ni la inclinación al pecado que la tradición llama concupiscencia, y que permanece en los bautizados a fin de que sirva de prueba en ellos en el combate de la vida cristiana ayudados por la gracia de Dios. Esta lucha es la de la conversión con miras a la santidad y la vida eterna a la que el Señor no cesa de llamarnos”. (n° 1426).

Por último, el numeral 2015 nos enseña que la santidad se alcanza mediante la guerra espiritual: “El camino de la perfección pasa por la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual. El progreso espiritual implica la ascesis y la mortificación que conducen gradualmente a vivir en la paz y el gozo de las bienaventuranzas”. (n° 2015).

¿Dónde se libra la guerra espiritual?

En Dios

El primer lugar de combate espiritual es nuestra relación con Dios, nuestra capacidad para escuchar su Palabra y ponerla en práctica: en nuestra vida cotidiana deberíamos preguntarnos ¿cómo glorificamos al Señor? ¿Cómo ponemos en práctica los dos grandes mandamientos de Dios, recordando los preceptos del Señor: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente" y "Amarás a tu prójimo como a ti mismo"?

En la oración

Los numerales 2725 a 2728 nos enseñan que la oración es un lugar de combate espiritual.

Para complementar, los siguientes numerales nos ofrecen un buen resumen de los 3 primeros: 

El primero, 2752, dice: “La oración supone un esfuerzo y una lucha contra nosotros mismos y contra las astucias del Tentador. El combate de la oración es inseparable del “combate espiritual” necesario para actuar habitualmente según el Espíritu de Cristo: Se ora como se vive porque se vive como se ora”.(n° 2752). 

El segundo, 2753, dice: “En el combate de la oración debemos hacer frente a concepciones erróneas, a diversas corrientes de mentalidad, a la experiencia de nuestros fracasos. A estas tentaciones que ponen en duda la utilidad o la posibilidad misma de la oración, conviene responder con humildad, confianza y perseverancia”. (n° 2753). 

Por último, el numeral 2754 nos advierte sobre la distracción y la sequedad espiritual, que son dificultades relacionadas con la oración. 

Contra las fuerzas del mal

Las fuerzas del mal o los poderes de la muerte son otro lugar de la guerra espiritual. Puede tratarse de cualquier actividad que sea incompatible con la fe cristiana y que nos lleve por el camino de la perdición. Como vimos en nuestro artículo sobre Satanás, esto puede incluir todo tipo de adivinación.

Contra la carne

Los numerales 2516 y 2846 nos muestran la lucha entre el espíritu y la carne: “se desarrolla una lucha de tendencias entre el “espíritu” y la “carne”. Pero, en realidad, esta lucha pertenece a la herencia del pecado. Es una consecuencia de él, y, al mismo tiempo, confirma su existencia. Forma parte de la experiencia cotidiana del combate espiritual”. (n° 2516). Para San Pablo, la carne se refiere a la tendencia del hombre a vivir egoístamente (tanto con su alma como con su cuerpo), valiéndose únicamente de sus propias fuerzas, sin la ayuda del Espíritu Santo, de ahí la lucha entre el espíritu y la carne. 

La concupiscencia

Como vimos anteriormente, la concupiscencia es la inclinación al mal y al pecado (n° 405 y 1264). Además, el numeral 2514 complementa diciendo que “puede designar toda forma vehemente de deseo humano” y que San Juan distingue “tres especies de codicia o concupiscencia: la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida”. (n° 2514).

Por la pureza

Los numerales 2520 a 2533 hablan sobre la lucha por la pureza. El numeral 2520 afirma que “el bautizado debe seguir luchando contra la concupiscencia de la carne y los apetitos desordenados”. (n° 2520). Además, los bautizados están llamados a la pureza de intención, que consiste en encontrar y cumplir la voluntad de Dios, y a la pureza de visión exterior e interior.

Armas para la guerra espiritual

La oración

En la medida en que el número 2725 del Catecismo menciona que “el “combate espiritual” de la vida nueva del cristiano es inseparable del combate de la oración”, la oración constituye un remedio eficaz en el combate espiritual. El número 2612 recalca que “velando en la oración es como no se cae en la tentación”. (n. 2612). Además, el número 2098 nos invita siempre a perseverar en la oración.“Es preciso orar siempre sin desfallecer”. (Lucas 18:1).

Para profundizar en la oración, te invitamos a consultar nuestra guía disponible en este enlace.

La Palabra de Dios

La Palabra de Dios es un arma de guerra espiritual, pues además de estar llena de poder y fecundidad, nos pone en comunión con Cristo mismo. Además, nos da fuerza, poder y consuelo y nos ayuda a construir nuestra vida sobre la roca. El Concilio Vaticano II, en la Constitución Dei Verbum, evoca el lugar central de la Biblia en la vida de la Iglesia.

La conversión

La conversión es otra arma para el combate que se libra, en particular en el ejercicio de la oración, como lo menciona el numeral 2754: “Las dificultades principales en el ejercicio de la oración son la distracción y la sequedad. El remedio está en la fe, la conversión y la vigilancia del corazón”. (n° 2754). Además, como hemos visto antes, la conversión es una "lucha con miras a la santidad y la vida eterna". (n° 1426).

La vigilancia

Los numerales 2754 y 2849 hablan de la vigilancia como remedio. El primero habla de "vigilancia del corazón", mientras que el segundo nos recuerda que la vigilancia es "guardar el corazón", de hecho, la palabra de Dios nos recuerda este aspecto con insistencia: «La vigilancia es “guarda del corazón”, y Jesús pide al Padre que “nos guarde en su Nombre”.  El Espíritu Santo trata de despertarnos continuamente a esta vigilancia. Esta petición adquiere todo su sentido dramático referida a la tentación final de nuestro combate en la tierra; pide la perseverancia final. “Mira que vengo como ladrón. Dichoso el que esté en vela”». (n° 2849).

Las virtudes teologales

El Catecismo, en su número 1820, muestra que la fe, la caridad y sobre todo la esperanza (que son las virtudes teologales) son armas que nos protegen en el combate: “La esperanza es “el ancla del alma”, segura y firme, que penetra... “a donde entró por nosotros como precursor Jesús”. Es también un arma que nos protege en el combate de la salvación: “Revistamos la coraza de la fe y de la caridad, con el yelmo de la esperanza de salvación” (1 Ts 5:8). Nos procura el gozo en la prueba misma: “Con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación”. Se expresa y se alimenta en la oración, particularmente en la del Padre Nuestro, resumen de todo lo que la esperanza nos hace desear”. (n° 1820).

La perseverancia en la fe

“La fe es un don gratuito que Dios hace al hombre. Este don inestimable podemos perderlo; san Pablo advierte de ello a Timoteo: «Combate el buen combate, conservando la fe y la conciencia recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe». Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que nos la aumente; debe «actuar por la caridad», ser sostenida por la esperanza y estar enraizada en la fe de la Iglesia”. (n° 162).

Con Hozana, ¡oremos para estar arraigados en Cristo!

Con Hozana, oremos para estar arraigados en Cristo, ya sea en la Palabra de Dios, en la oración, en la práctica de las virtudes, en la Eucaristía y los sacramentos. Pidamos también vigilancia y perseverancia, pues estaremos perfectamente armados para la guerra espiritual.

Hozana te ofrece diferentes comunidades de oración en línea para fortalecerte y ayudarte en la guerra espiritual, por ejemplo:

 

Association Hozana - 8 rue du Palais de Justice, 69005 Lyon

Contáctenos