“Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: «Trasládate de aquí a allá», y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes” (Mateo 17:20).
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“14 Cuando se reunieron con la multitud se le acercó un hombre y, cayendo de rodillas,
15 le dijo: «Señor, ten piedad de mí hijo, que es epiléptico y está muy mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua.
16 Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron curar».
17 Jesús respondió: «¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí».
18 Jesús increpó al demonio, y este salió del niño, que desde aquel momento, quedó curado.
19 Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?».
20 «Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: «Trasládate de aquí a allá», y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes»” (Mateo 17:14-20).
-Versión: el Libro del Pueblo de Dios
Cuando los discípulos de Jesús tuvieron dificultades para echar fuera demonios, Jesús les habló diciendo: ¡lo que parece imposible para los hombres, es posible por medio de la fe!, y su mensaje constituye una enseñanza fundamental, no solo para sus discípulos, sino también para nosotros como cristianos. De hecho, se puede decir que cuando tenemos una fe profunda, esto nos permite estar en comunión con Dios y ser partícipes de su poder.
Por otro lado, la comparación de Jesús “si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza”, nos revela el tipo de fe que Él quiere que tengamos; a decir verdad, aunque el grano de mostaza es la semilla más pequeña, produce un follaje demasiado abundante. En otras palabras, esto quiere decir que solo necesitamos un mínimo acto de fe para ver actuar el poder del Señor en nuestro cotidiano. Además, existe un principio de vitalidad espiritual que dice que nuestra fe se expande y crece según nuestro grado de confianza en Dios.
Por otro lado, este versículo ilustra los milagros que el Señor quiere hacer a través de nosotros, si ponemos nuestra confianza en Él, puesto que nosotros también estamos llamados a sanar a los enfermos y a expulsar a los demonios, y aunque en algunas ocasiones nuestra débil naturaleza no nos lo permita, recordemos que, con fe, ¡nada es imposible! Por eso, te invitamos a retomar las palabras del apóstol Pablo: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" y confiar todo al Señor, para que nos renueve con su poder.
La fe -junto a la esperanza y la caridad- es una de las tres virtudes teologales, es decir, que viene directamente de Dios, por su gracia. Por eso es necesario que la pidamos con fervor, mediante la oración y la comunión con Dios. Para esto, te invitamos a unirte a las hermosas comunidades de oración de Hozana para que puedas alimentar tu fe en Dios: