En la Biblia, las epístolas del apóstol Pablo se sitúan después de los cuatro Evangelios y del libro de los Hechos de los Apóstoles. En total, el Nuevo Testamento contiene trece cartas del apóstol Pablo, dentro de las cuales podemos mencionar la Epístola a los Romanos, la Epístola a los Corintios, la Epístola a Filemón, entre otras. Pero, ¿alguna vez te has preguntado qué nos enseña Pablo en estos mensajes? Te invitamos a descubrir brevemente las enseñanzas que Pablo nos dejó a través de sus cartas inspiradas por Dios.
Es importante saber que, mientras estaba en prisión, el apóstol Pablo escribió la mayoría de sus cartas, las cuales estaban dirigidas a las primeras comunidades cristianas que él había establecido alrededor del Mediterráneo. Su propósito era alentarlas en su fe, guiarlas, e iluminar sus vidas con sus enseñanzas. De hecho, incluso en la actualidad, sus palabras constituyen un precioso alimento espiritual para todos los cristianos.
Un aspecto importante es que la estructura de todas las epístolas de Pablo suele ser la misma: comienzan con un saludo, luego exponen el mensaje -que se basa en las enseñanzas de Jesús-, y luego en los últimos capítulos, se explica cómo ponerlo en práctica. Cabe resaltar que, muy a menudo en las misas se leen las epístolas de Pablo durante la segunda lectura de la Palabra.
Uno de los versículos clave de esta carta es: “Yo no me avergüenzo del Evangelio, porque es el poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos en primer lugar, y después de los que no lo son” (Romanos 1:16), pues Pablo presenta el mensaje del evangelio con un énfasis en la gracia de Dios dada en Cristo Jesús, la cual hace posible que seamos justificados ante los ojos de Dios.
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En esta epístola Pablo escribe a los cristianos de la iglesia de Corinto para corregirlos, a fin de que se comporten de una manera más digna y respetuosa. Un versículo clave de este libro es: “¿O no saben que sus cuerpos son templo del espíritu Santo, que habita en ustedes y que han recibido de Dios? Por lo tanto, ustedes no se pertenecen, sino que han sido comprados, ¡y a qué precio! Glorifiquen entonces a Dios en sus cuerpos” (1 Corintios 6:19-20). Además, en esta carta Pablo también describe los dones del Espíritu Santo.
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En su segunda carta a los Corintios, Pablo no solo anima a los que se han arrepentido de sus actos inmorales, sino que también advierte a la iglesia sobre los falsos apóstoles, y defiende su apostolado. Un versículo clave de este libro es: “pero él me respondió: «Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad». Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:9).
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En esta carta, Pablo se dirige a los cristianos de Galacia que se habían desviado del verdadero evangelio, al no confiar en la gracia de Dios sino en la Ley. Les dice: “Me sorprende que ustedes abandonen tan pronto al que los llamó por la gracia de Cristo, para seguir otro evangelio” (Gálatas 1:6).
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En esta carta, Pablo se dirige a los cristianos que desean madurar espiritualmente, y alienta e instruye sobre la disciplina que se necesita para lograrlo.
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En esta carta, Pablo, quien había sido apresado, motivaba a los filipenses a mantenerse alegres. Un versículo clave de la carta a los Filipenses es: “Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense” (Filipenses 4:4).
Te invitamos a descubrir más información sobre la carta a los Filipenses, y a explorar algunos de sus versículos comentados: filipenses 4:6; ...
En esta carta, Pablo lucha contra las corrientes de pensamiento que llevaban a los colosenses a retomar las prácticas tradicionales judías. Además, desde los primeros capítulos vemos que Pablo retrata la trascendencia, la omnipotencia y la omnisciencia de Cristo: “El es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de él y para él. El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él” (Colosenses 1:15-17).
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En esta epístola Pablo felicita y alienta la fe, el amor y la esperanza de los cristianos de Tesalónica. Además, no solo nos muestra algunas revelaciones sobre la resurrección de los muertos y el regreso de Jesús, sino que nos invita a vivir en honestidad y santificación continua. Sobre este último tema, la Biblia dice: “La voluntad de Dios es que sean santos, que se abstengan del pecado carnal” (1 de Tesalonicenses 4:3).
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Esta segunda carta de Pablo está llena de numerosas revelaciones sobre la venida de Jesús y exhorta a los cristianos que se estaban volviendo perezosos y corrige algunos puntos respecto a la segunda venida de Cristo que habían sido malinterpretados por la iglesia. Por otro lado, también se sabe que esta iglesia estaba sufriendo una gran persecución, por lo que Pablo tuvo que orar por ellos: “En cambio, a ustedes, los que sufren, les dará el descanso junto con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús, que vendrá desde el cielo, con los ángeles de su poder, en medio de un fuego ardiente. Entonces él hará justicia con aquellos que no reconocen a Dios y no obedecen al Evangelio de nuestro Señor Jesús (2 Tesalonicenses 1:7-8).
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En esta carta, el apóstol Pablo escribe a Timoteo, a quien consideraba como su hijo, para darle consejos sobre cómo desempeñar su función de pastor en la iglesia de Éfeso. De hecho, le advirtió sobre los falsos maestros y le explicó cuál era la actitud correcta que un líder de la iglesia debía tener: “Por eso, el que preside debe ser un hombre irreprochable, que se haya casado una sola vez, sobrio, equilibrado, ordenado, hospitalario y apto para la enseñanza. Que no sea afecto a la bebida ni pendenciero, sino indulgente, enemigo de las querellas y desinteresado (1 Timoteo 3:2-3).
Pablo escribió esta segunda carta a Timoteo, mientras estaba encarcelado y a punto de morir, para animar al joven pastor a perseverar en la fe, a evangelizar y a rechazar cualquier enseñanza contraria al evangelio que le había enseñado. Además, esta carta nos muestra lo que era más importante para Pablo: “he peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe. Y ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en ese Día, y no solamente a mí, sino a todos los que hay aguardado con amor su Manifestación (2 Timoteo 4:7-8).
En esta epístola, Pablo aborda los temas de la elección de los líderes de la iglesia y la sana doctrina, e invita a Tito a reprender a aquellos que enseñaban de forma deshonesta. También nos recuerda la enseñanza principal del mensaje de la gracia: “Ella nos enseña a rechazar la impiedad y las concupiscencias del mundo, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad” (Tito 2:12).
En esta carta, Pablo escribe a Filemón con el propósito de pedirle misericordia para Onésimo, el esclavo de Filemón que se había fugado: “Antes, él no te prestó ninguna utilidad, pero ahora te será muy útil, como lo es para mí. Te lo envío como si fuera yo mismo” (Filemón 1:11-12).
Cada día, podemos tomar la Palabra de Dios como alimento espiritual. Para ello, Hozana te ofrece diversas propuestas espirituales, y la oportunidad de elegir la forma que más te convenga de recibir la Palabra. Por ejemplo, puedes: