“Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio” (Efesios 6: 11-12).
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“10 Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder.
11 Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio.
12 Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.
13 Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos.
14 Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza.
15 Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz.
16 Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno.
17 Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.
18 Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos” (Efesios 6: 10-18).
-Versión: el libro del Pueblo de Dios
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En este versículo de su Epístola a los Efesios, San Pablo deja claro que existe un poder maligno, que no solo actúa en el mundo, sino que también está en constante lucha contra el reino de Dios y contra sus hijos.
Cuando se habla de poder maligno, se hace referencia al diablo y sos ángeles caídos, conocidos también como principados y potestades, los cuales a su vez se dividen en diferentes rangos u órdenes de inteligencia. En algunas versiones de la Biblia, se menciona el término “dominadores” que designa a todos esos ángeles del mal que ejercen dominio sobre el mundo; de hecho, el apóstol Pablo incluso especifica que habitan en las regiones celestes, y esto permite comprender que su acción se extiende sobre toda la tierra, pues la Biblia describe a Satanás como el “príncipe de este mundo" (Juan 12:31).
En este orden de ideas, San Pablo quiere advertir a los cristianos respecto a sus verdaderos enemigos, es decir, sobre esos espíritus malignos que atacan al alma, y que someten a aquellos que viven en pecado.
A simple vista, este versículo podría parecer muy preocupante, si no fuera porque luego le sigue una respuesta concreta del apóstol para hacerles frente: ¡tomar todo el equipo de combate que Dios nos ha dado!... Recordemos que Dios no nos deja solos en esta batalla espiritual, sino que pone su poder a nuestra disposición para que obtengamos la victoria. A continuación, te presentamos una breve lista de las armas que el Señor nos ha entregado para vencer:
Por último, San Pablo nos invita a permanecer en oración y a vigilar, de modo que nuestro espíritu pueda permanecer despierto y alerta en todas las circunstancias.
La guerra espiritual es una realidad que afecta, de una manera u otra, a cada cristiano. Por eso, Hozana te propone descubrir una serie de comunidades en torno al combate espiritual, para que puedas ponerte las armas que Dios ha entregado, y te mantengas firme y fortalecido en el Señor. Por ejemplo:
¡No lo dudes más: ora y recibe la fuerza de Dios para obtener tus victorias con Hozana!