El libro del Génesis del Antiguo Testamento presenta la historia de los primeros hombres y su relación con Dios. En sentido estricto, Abraham, Isaac y Jacob fueron reconocidos como los patriarcas, o padres fundadores del pueblo judío. La biblia dice que Jacob, el segundo hijo de Isaac, experimentó grandes dificultades en su vida marital con Raquel y Lía. Te invitamos a descubrir, a través de pasajes bíblicos, la historia de Jacob y Raquel, así como el impacto que tuvo en la historia posterior del pueblo judío.
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“Por eso, Isaac llamó a Jacob, lo bendijo, y le ordenó: «No te cases con una mujer cananea. Ve ahora mismo a Padán Aram, a la casa de Betuel, tu abuelo materno, y elige para ti una mujer entre las hijas de Labán, el hermano de tu madre” (Génesis 28:1-2). Jacob se puso en camino y conoció a Raquel, hija de Labán, el hermano de Rebeca. En cuanto a ella, la Biblia nos dice que tenía una mirada y un rostro hermosos: “Apenas Jacob vio a Raquel, la hija de su tío Labán, que traía el rebaño, se adelantó, hizo rodar la piedra que cubría la boca del pozo, y dio de beber a las ovejas de su tío. Después besó a Raquel y lloró de emoción” (Génesis 29: 10-11). Las Escrituras también nos dejan ver que Jacob tuvo que trabajar siete años adicionales (además de los siete años que ya había trabajado), para poder casarse con Raquel, luego de que Labán lo engañó. Al respecto, el relato bíblico dice: “Y Jacob trabajó siete años para poder casarse con Raquel, pero le parecieron unos pocos días, por el gran amor que le tenía” (Génesis 29:20). En ese orden de ideas, Jacob tuvo dos esposas, Raquel y Lía, pero la Biblia dice que él amaba más a Raquel, la más joven.
Jacob amaba a Raquel pero ella era estéril, contrariamente a Lía, a quien Dios le había concedido la gracia de ser muy fértil. De este modo, en un tiempo, solamente Lía había podido darle hijos a Jacob. “Al ver que no podía dar hijos a Jacob, Raquel tuvo envidia de su hermana, y dijo a su marido: «Dame hijos, porque si no, me muero»” (Génesis 30:1). Después de muchos años, el Señor contestó la oración de Raquel y pudo darle un hijo a Jacob: “Y lo llamó José, porque dijo: «Que el Señor me conceda un hijo más»" (Génesis 30:24). Poteriormente, Raquel tuvo un segundo hijo al que llamó Benjamín, que fue el último hijo del patriarca: “con su último aliento –porque ya se moría– lo llamó Ben Oní (es decir: Hijo-de-luto); pero su padre le puso el nombre de Benjamín (que significa: Hijo de la derecha)” (Génesis 35:18).