El nombre de Moisés aparece 765 veces en el Antiguo Testamento y más de 79 veces en el Nuevo Testamento, por lo tanto, se puede decir que Moisés es sin duda alguna una figura bíblica principal. De hecho, a él se le atribuye la redacción de los 5 primeros libros de la Biblia que se conocen como "el Pentateuco", y en el libro de Éxodo podemos encontrar un poco más de su vida y hazañas. Te invitamos a descubrir quién fue el hombre que Dios utilizó para sacar al pueblo judío de la esclavitud de Egipto, y que luego recibió las tablas de la ley con los 10 mandamientos, en el Monte Sinaí.
El rey de Egipto sentía un gran temor al ver que el pueblo judío cada vez era más numeroso, por lo que dio una orden estricta a todas las parteras: “«Cuando asistan durante el parto a las mujeres hebreas, observen bien el sexo del recién nacido: si es varón, mátenlo, y si es una niña, déjenla vivir»” (Éxodo 1:16). Y fue precisamente en este contexto que nació Moisés, pero Dios utilizó a su madre para preservar su vida, pues ella, al ver su belleza, lo escondió durante tres meses y luego lo puso en una cesta a orillas del Nilo, en el momento en que la hija del faraón se bañaba. De este modo, la mujer egipcia lo acogió en su seno y le dio el nombre de Moisés, que significa "salvado de las aguas".
La paciencia es el rasgo de carácter de Moisés que se destaca más ampliamente en las Sagradas Escrituras. De hecho, la Biblia dice al respecto: “Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra” (Números 12:3). Así, hubo momentos clave de su vida en los que la paciencia fue bastante necesaria, por ejemplo, cuando tuvo que enfrentarse a las murmuraciones, críticas y quejas de los israelitas en el desierto. Cabe destacar que Moisés siempre mantuvo la calma e intercedió para que el Señor fuera bondadoso con ellos. Sin embargo, al final de su vida, se le agotó su paciencia, y eso le costó la entrada a la tierra de Canaán.
“Allí se le apareció el Angel del Señor en una llama de fuego, que salía de en medio de la zarza. Al ver que la zarza ardía sin consumirse, Moisés pensó: «Voy a observar este grandioso espectáculo. ¿Por qué será que la zarza no se consume?». Cuando el Señor vio que él se apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la zarza, diciendo: «¡Moisés, Moisés!». «Aquí estoy», respondió él” (Éxodo 3:2-4).
“El Señor se enojó con Moisés y exclamó: «¿Acaso no tienes a tu hermano Aarón, el levita? Yo sé que él tiene facilidad de palabra. Ahora justamente viene a tu encuentro, y al verte se llenará de alegría. Tú le hablarás y harás que sea tu portavoz. Yo los asistiré siempre que ustedes hablen, y les indicaré lo que deben hacer” (Éxodo 4:14-15).
Te invitamos a conocer un poco más sobre la vida de Aaron en este enlace.
“Cuando se entrevistaron con el Faraón, Moisés tenía ochenta años, y Aarón, ochenta y tres” (Éxodo 7:7).
“Moisés y Aarón se presentaron entonces ante el Faraón e hicieron todo lo que el Señor les había ordenado. Aarón arrojó su cayado delante del Faraón y de sus servidores, y el cayado se transformó en una serpiente»” (Éxodo 7:10).
“Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo retroceder el mar con un fuerte viento del este, que sopló toda la noche y transformó el mar en tierra seca. Las aguas se abrieron, y los israelitas entraron a pie en el cauce del mar, mientras las aguas formaban una muralla a derecha e izquierda” (Éxodo 14:21-22).
“Y el Señor le dijo: «Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado». Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba curado” (Éxodo 21:8-9).
Te invitamos a conocer un poco más sobre el episodio y la simbología de la serpiente de bronce en este enlace.
“Los israelitas comieron el maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a una región habitada. Así se alimentaron hasta su llegada a los límites de Canaán” (Éxodo 16:35).
Te invitamos a conocer un poco más sobre el maná que Dios envió a su pueblo.
“Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Y escribió sobre las tablas las palabras de la alianza, es decir, los diez Mandamientos” (Éxodo 34:28).
“Después de la muerte de Moisés, el servidor del Señor, el Señor dijo a Josué, hijo de Nun y ayudante de Moisés: «Mi servidor Moisés ha muerto. Ahora levántate y cruza el Jordán con todo este pueblo, para ir hacia la tierra que yo daré a los israelitas. Yo les entrego todos los lugares donde ustedes pondrán la planta de sus pies, como se lo prometí a Moisés” (Josué 1:1-3).
Te invitamos a conocer un poco más sobre Josué en este enlace.
“Después los introduciré en la tierra que juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob, y se la daré en posesión. Yo soy el Señor” (Éxodo 6:8).