En el Antiguo Testamento, y más concretamente en el libro de Números, encontramos los acontecimientos que ocurrieron durante el paso del pueblo judío por el desierto. Recordemos que este pueblo oscilaba entre la rebeldía y el arrepentimiento, tanto hacia Moisés, como hacia Dios. Además de esto, vivían quejándose, por lo que recibieron penosos castigos de parte del Señor. Uno de los episodios más significativos fue el de la serpiente de bronce, el cual no solo muestra la actitud del pueblo en el desierto, sino la misericordia de Dios hacia él. Te invitamos a descubrir la historia de Moisés y la serpiente de bronce y el paralelismo que el evangelio de Juan presenta entre la serpiente de Moisés y la cruz de Jesús.
“4 Los israelitas partieron del monte Hor por el camino del Mar Rojo, para bordear el territorio de Edom. Pero en el camino, el pueblo perdió la paciencia
5 y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!».
6 Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas.
7 El pueblo acudió a Moisés y le dijo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes». Moisés intercedió por el pueblo,
8 y el Señor le dijo: «Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado».
9 Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba curado” (Números 21:4-9).
Al igual que los israelitas sufrieron por sus quejas, nosotros también sufrimos cuando hacemos lo que no agrada a Dios. A veces, nuestros actos acarrean juicios y maldiciones que nosotros mismos provocamos, o simplemente resultan como consecuencia de nuestro mal proceder. Afortunadamente, hay una manera de salir de este dolor y de preservar nuestras vidas: quitar la mirada de nuestro dolor y mirar la serpiente de bronce que se levantó en alto sobre un madero. ¿Qué significa esto para nosotros hoy? Juan 3:14-15 nos lo explica como sigue: “De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna”. Como cristianos, hoy se nos invita a creer en Jesucristo para que sane nuestras heridas y sufrimientos, creyendo que el Hijo de Dios los llevó en la Cruz.
Tengamos en cuenta que, cuando volvemos a mirar la cruz de Jesús recibimos salvación, del mismo modo que sucedió con el pueblo judío con la serpiente de bronce. En Hozana, encuentra diferentes propuestas para descubrir el poder de la misericordia de Dios y la fuerza de la cruz de Jesús. Por ejemplo: