El libro del Eclesiastés, también llamado "Qohélet", procede de la Septuaginta, que es la versión griega de la Biblia, y se encuentra en el Antiguo Testamento, entre el libro de los Proverbios y el Cantar de los Cantares. Estos tres libros poéticos se atribuyen tradicionalmente al mismo autor, es decir, al rey Salomón. Un dato curioso de este libro es que el tema de la "vanidad" está presente desde su prólogo: “¡Vanidad, pura vanidad!, dice Cohélet. ¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad!” (Eclesiastés 1:2). De hecho, del pasaje de Eclesiastés 3 se ha extraído una frase muy popular: “Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol” (Eclesiastés 3:1). Te invitamos a descubrir lo que nos enseña la sabiduría del libro de Eclesiastés.
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La redacción de este libro se atribuye a Salomón. Se sabe que, de todos los reyes de Judá, Salomón fue sin duda alguna el más rico, y más sabio de aquel entonces. De hecho, el libro de los Proverbios nos da acceso a la sabiduría de ese rey que, durante su reinado logró que el oro y la plata fueran tan comunes como las piedras. Incluso, en el libro de los Reyes, la Biblia nos dice que Dios le concedió esta sabiduría excepcional porque la pidió de todo corazón y con el objetivo de gobernar bien al pueblo que le había sido confiado. Por lo tanto, ¡es un verdadero privilegio recibir consejos de este hombre tan eminente y sabio!
A primera vista, el mensaje del Eclesiastés puede parecer pesimista y fatalista. De hecho, los temas de la vanidad y la muerte están bastante presentes. Sin embargo, el mismo libro dice al principio: “Más vale el fin de una cosa que su comienzo y más vale ser paciente que pretender demasiado”. (...)" (Eclesiastés 7:8) y termina diciendo: “En conclusión: una vez oído todo esto, teme al Señor y observa sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre”. (Eclesiastés 12:13). En este orden de ideas, el mensaje del Eclesiastés es no esperar una felicidad duradera confiando en los placeres de este mundo, pues son temporales, sino buscar constantemente el temor a Dios, pues Él es la única fuente de verdadera sabiduría. Además, el mismo autor lo confirma en el libro de los Proverbios al decir: “El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría, los necios desprecian la sabiduría y la instrucción”. (Proverbios 1:7)
“Más vale escuchar el reproche de un sabio que oír el canto de los necios”. (Eclesiastés 7:5)
“¿Qué provecho saca el hombre de todo el esfuerzo que realiza bajo el sol?”. (Eclesiastés 1:3)
“Valen más dos juntos que uno solo, porque es mayor la recompensa del esfuerzo”. (Eclesiastés 4:9)
“Un tiempo para llorar y un tiempo para reír, un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar”. (Eclesiastés 3:4)
“El hizo todas las cosas apropiadas a su tiempo, pero también puso en el corazón del hombre el sentido del tiempo pasado y futuro, sin que el hombre pueda descubrir la obra que hace Dios desde el principio hasta el fin”.(Eclesiastés 3:11)
“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que lleguen los días penosos y vengan los años en los que dirás: «No encuentro en ellos ningún placer»”. (Eclesiastés 12:1)
“La sabiduría hace más fuerte al sabio que diez magistrados de una ciudad”. (Eclesiastés 7:19)
“Una mosca muerta corrompe y hace fermentar el óleo del perfumista. Pesa más un poco de insensatez que la sabiduría y la gloria”. (Eclesiastés 10:1)
“En conclusión: una vez oído todo esto, teme al Señor y observa sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre”: te invitamos a escuchar el consejo tan sabio de Salomón, recibiendo diariamente la Palabra de Dios. Para esto, Hozana te anima a recibir cada mañana una Palabra a través de diferentes comunidades de oración en línea en torno a la Biblia:
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