“Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
“28 Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre».
29 Sus discípulos le dijeron: «Por fin hablas claro y sin parábolas.
30 Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios».
31 Jesús les respondió: «¿Ahora creen?
32 Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
33 Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo” (Juan 16:28-33).
Tengamos en cuenta que, la verdadera paz se encuentra en Jesús, y Cristo nos invita a todos a acogerla en nuestros corazones.
De hecho, ya en el capítulo 14 del Evangelio de Juan, Jesús nos había prometido su paz incondicional: “Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman!” (Juan 14:27), y nos dejó claro que la paz que Él promete y da no es la de los hombres, sino la del corazón. En otras palabras, se trata de una paz interior que se genera al estar en paz con Dios mismo, es decir, es esa tranquilidad que se siente al cumplir diariamente la voluntad del Padre, lo cual permite encontrar descanso en ella.
Por otro lado, en este versículo también podemos ver que Jesús fue claro, y no ocultó la realidad a sus apóstoles y a todos sus seguidores: mientras dure esta vida terrenal, en el mundo habrá momentos de sufrimiento y pruebas, pero, como este mundo es temporal, luego tendremos la vida eterna, y allí el mal no podrá ejercer dominio o influencia alguna sobre ser humano. Tengamos presente que Jesús venció al mundo, porque su muerte y resurrección abrieron las puertas del Cielo y dieron al hombre la posibilidad de liberarse definitivamente del dominio de Satanás.
Vencer al mundo significa llevar su propia cruz con amor. A decir verdad, la valentía de la que habla Jesús consiste en dar un valor redentor a su propio sufrimiento, porque Jesús no ha venido a eliminar completamente el sufrimiento, sino a hacer de él un medio de redención.
Jesús nos propone permanecer en la paz de Cristo, llevar nuestras cruces con amor y alcanzar la vida eterna, para que tengamos una vida exitosa. Por eso, ¡Hozana te invita a seguir a Jesús, paso a paso y con alegría, por medio de estas comunidades de oración en línea!: