Entre las oraciones escritas por san Pío de Pietrelcina, más conocido por el nombre de Padre Pío, se encuentra esta oración a Jesús. San Padre Pío, escribió diferentes oraciones en torno al santo sacramento y ésta, en especial, recitada después de la comunión, es una ferviente petición a Cristo de permanecer vivo en nosotros.
Es una oración de entrega al Señor que podemos recitar con tanta regularidad como sea posible.
“Quédate,Señor, conmigo, porque es necesaria tu presencia para no olvidarte. Sabes cuán fácilmente te abandono.
Quédate, Señor, conmigo, pues soy débil y necesito tu fuerza para no caer muchas veces.
Quédate, Señor, conmigo, porque eres mi luz y sin ti estoy en tinieblas.
Quédate, Señor, conmigo, porque eres mi vida y sin ti pierdo el fervor.
Quédate, Señor, conmigo, para darme a conocer tu voluntad.
Quédate, Señor, conmigo, para que oiga tu voz y te siga.
Quédate, Señor, conmigo, pues deseo amarte mucho y estar siempre en tu compañía.
Quédate, Señor, conmigo, si quieres que te sea fiel.
Quédate, Señor, conmigo, porque por más pobre que sea mi alma, desea ser para ti un lugar de consuelo y un nido de amor.
Quédate, Jesús, conmigo, pues es tarde y el día se acaba… La vida pasa; la muerte, el juicio, la eternidad se acercan y es necesario recuperar mis fuerzas para no demorarme en el camino, y para ello te necesito. Ya es tarde y la muerte se acerca. Temo la oscuridad, las tentaciones, la aridez, la cruz, los sufrimientos – y te necesito mucho, Jesús mío, en esta noche de exilio.
Quédate, Jesús, conmigo, porque en esta noche de la vida, de peligros, necesito de ti. Haz que, como tus discípulos, te reconozca en la fracción del pan; que la comunión eucarística sea la luz que disipe las tinieblas, la fuerza que me sustenta y la única alegría de mi corazón.
Quédate, Señor, conmigo, porque en la hora de la muerte quiero estar unido a ti; si no por la comunión, al menos por la gracia y por el amor.
Quédate, Jesús, conmigo; no pido consuelos divinos porque no los merezco, sino el don de tu presencia, ¡ah, sí, te lo pido!
Quédate, Señor, conmigo; sólo a ti te busco; tu amor, tu gracia, tu voluntad, tu corazón, tu espíritu, porque te amo y no pido otra recompensa sino amarte más. Con un amor firme, práctico, amarte de todo corazón en la tierra para seguirte amando perfectamente por toda la eternidad.”
“Oh Madre, pon en mí, ese amor que quemaba en tu corazón por tu Hijo. Yo que soy débil, admiro el misterio de tu Inmaculada Concepción.
Lo deseo ardientemente: purifica mi corazón para que pueda amar mejor a Dios;
purifica mi espíritu para que se pueda elevar a Él y contemplarlo, adorarlo y servirle en espíritu y en verdad; purifica mi corazón para que se convierta en un tabernáculo menos indigno de recibirlo, cuando Él viene a mí en la Eucaristía. ¡Que así sea!”
Para permitirle al Señor que esté siempre con nosotros y para que podamos sentir su presencia, contamos con los sacramentos, entre los cuales, la eucaristía, pero especialmente disponemos de la oración. Únete a una de las muchas comunidades de oración en línea con Hozana, y sácale provecho a esta ayuda para que consolides, aún más, la oración en tu vida. De entre todas las comunidades propuestas, encuentra aquí dos para ayudarte a vivir un tiempo de oración cotidiano:
Recibe cada día una palabra de amor de nuestro Padre del cielo con “el evangelio del día”
Con el Padre Pío o con cualquier otro, “reza cada día con los santos”