Al comienzo de la misa, después del canto de entrada, se reza un acto de contrición colectiva. Esta oración invita a cada cristiano a reconocer sus pecados ante Dios y ante sus hermanos, antes de que el sacerdote le pida a Dios su misericordia para con todos los pecadores.
"Yo confieso ante Dios todopoderoso,
y ante ustedes hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra,
acción y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa,
por mi gran culpa (golpeándose el pecho con el puño).
Por eso ruego a Santa María Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes hermanos
que intercedan por mi
ante Dios, Nuestro Señor.
Amen."
Para poder experimentar plenamente el encuentro con el Señor a través de la escucha de la Palabra y la celebración de la Eucaristía, debemos ser liberados de todo lo que nos lo impida. Al reconocer humildemente nuestros pecados, abrimos nuestros corazones a este encuentro. También reconocemos que necesitamos la oración de nuestros hermanos, los que están aquí y los que están en el cielo y, por lo tanto, aceptamos orar por ellos también. No vivimos nuestra condición pecaminosa solos, sino juntos en un espíritu de hermandad.
Reconocemos nuestros malos pensamientos, nuestras malas acciones hacia Dios y nuestro prójimo, pero también nuestras deficiencias, todo el bien que no quisimos o no pudimos hacer (pecar por omisión).
Las oportunidades de pecar con el pensamiento, con las acciones y por omisión son bastante recuentes, De hecho, las tentaciones son una lucha difícil y continua, es una batalla que debemos librar si queremos deshacernos de ellas. Para vencer, tenemos la oración, un arma poderosa que el Señor nos ha dado. Por lo anterior, Hozana te ofrece muchas comunidades de oración, para que reces cada día:
-Puedes unirte a "la reflexión del día", para que medites el Evangelio día a día.
-Puedes descubrir una oración diferente cada día
-Confiando tus intenciones de oración a la Virgen María, a través del Santo Rosario.