La lectio divina, es un método de lectura lenta de las Sagradas Escrituras para abrirse y meditar en la palabra de Dios y consta de cuatro etapas. Después de acoger la palabra durante la primera etapa (la lectio), se inicia un proceso de meditación para cosechar los frutos de su lectura y prepararse para las siguientes etapas de oración (la oratio) y contemplación (la contemplatio). Este método es accesible a cualquier cristiano que busque acercarse al Señor (como subrayan los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI) y no requiere ningún conocimiento específico ni capacidad de análisis.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, refutar, corregir, instruir en la justicia” (2 Tm 3,16)
Después de haber degustado la palabra divina durante la lectio, es el momento de "masticarla" para obtener todos los nutrientes que puede contener. Ella no solo es buena (real, hermosa), es buena para nosotros hoy (edificante, salvífica). La palabra de Dios está viva, es el pan de vida para nuestra vida diaria. A los cristianos nos guía y nos ilumina en nuestras decisiones, en nuestras acciones.
Esta segunda etapa es, entonces, el momento de sumergirnos en el texto y de comprender, más allá de lo que dice, lo que nos revela hoy, en el siglo XXI, en nuestra vida de bautizados.
Durante la lectio, leímos el pasaje elegido varias veces; durante la fase de la meditatio, podemos apoyarnos en otros pasajes, si es necesario, incluso en otros libros de la Biblia. ¿Una expresión, una situación puede hacernos pensar en otro versículo? Busquémoslo y volvamos a leerlo. Veamos qué tienen en común. También es importante comprender el contexto del pasaje elegido para evitar cualquier mala interpretación. Podemos ayudarnos con las notas asociadas, pero también leer algunos versículos antes o después del extracto para ubicarlo mejor, para comprenderlo mejor.
Una vez que se haya comprendido bien el texto, es hora de hacerse dos preguntas:
• ¿Qué aprendemos de este texto sobre Dios? ¿Qué nos dice sobre el vínculo que quiere crearse con los hombres? ¿O conmigo? A través de las palabras y expresiones utilizadas, o por el tono utilizado... Dios se me aparece aquí más como un padre, un creador, un salvador…
• ¿Qué ecos tiene en nuestra vida hoy? ¿De qué manera lo dicho es una buena nueva para los cristianos, para el mundo, para mí, hoy?
Después de responder a estas preguntas, hagamos un momento de silencio para dejar que todo esto germine en nuestros corazones antes de pasar a la tercera etapa: la oratio.
Hozana te ofrece numerosas opciones para que aprendas a orar y crezcas en tu vida de oración diariamente. Por ejemplo, si te unes a la comunidad “la reflexión del día”, podrás, por medio de las Sagradas Escrituras, tener un momento espiritual y vivir un encuentro con Dios a través de la oración.
Además, con esta comunidad, podrás meditar en la palabra de Dios, en compañía e otros hermanos y hermanas que hacen parte de la misma comunidad en línea.
También puedes hacer depositar una intención de oración, para que otros cristianos oren contigo por tu petición.