La lectio divina se divide en cuatro etapas. Esta lectura orante de la Biblia permite nutrirnos de la palabra de Dios. Esto, leído, meditado en las dos primeras etapas de la lectio y la meditatio, se convierte en la base de nuestra oración al Señor durante la oratio.
"En eso reside la confianza que tenemos en Él: en que si le pedimos algo según su voluntad, nos escucha." (1 Juan 5:14)
Después de dirigirse a nosotros a través de los libros sagrados, Dios nos escucha. En este momento, somos nosotros quienes le hablamos, quienes le respondemos. Nuestra oración no es un arrebato espontáneo del corazón, sino una respuesta reflexiva al mensaje divino. Entramos en un diálogo íntimo con el Señor, como un niño con su padre. Nuestra oración, que tuvo lugar en una postura de escucha, acogida a través de las etapas de la lectio y de la meditatio, se convierte ahora en signo de alianza. Aprendemos “según su voluntad” a adaptar nuestras peticiones a los propósitos divinos.
Como ocurre con toda oración, no existe una regla universal: sobre todo porque aquí se trata de una respuesta personal al mensaje recibido. Sin embargo, si la forma y las palabras son únicas para nosotros, nuestra oración anclada en las etapas anteriores de la lectio y la meditatio, es interesante apoyarse en los términos o expresiones que nos interpelaron en los versos leídos.
En la fase de la meditatio, tratamos de comprender el vínculo que Dios quiso establecer hoy con nosotros: nos habló como creador, como padre, como salvador; ¿Era un Jesús que nos hablaba como hermano…? En nuestra oración, adaptemos nuestra postura: respondámosle con humildad como criatura suya, con confianza como un hijo, con entusiasmo y valentía como un discípulo.
Nuestra oración puede tomar diferentes formas:
• solicitud, súplica,
• perdón, acto de contrición,
• alabanza, acción de gracias
Después de haberle hablado con fervor, acerquémonos lentamente al Padre para prepararnos para la última etapa de la lectio divina: la contemplatio.
Hozana te ofrece numerosas opciones para que aprendas a orar y crezcas en tu vida de oración diariamente. Por ejemplo, si te unes a la comunidad “la reflexión del día”, podrás, por medio de las Sagradas Escrituras, tener un momento espiritual y vivir un encuentro con Dios a través de la oración.
Además, con esta comunidad, podrás aprender a orar y crecer cada día en tu camino de oración, en compañía e otros hermanos y hermanas que hacen parte de la misma comunidad en línea.
También puedes hacer depositar una intención de oración, para que otros cristianos oren contigo por tu petición.