El sagrado corazón de Jesús es el objeto de un culto importante desde las apariciones de Cristo a Santa Margarita María. Numerosas oraciones al sagrado corazón permiten ofrecer gracias y bendecir el corazón divino ofrecido a los hombres. La devoción al sagrado corazón de Jesús nos invita primordialmente a rendirnos; entregar nuestras acciones y nuestro ser al corazón infinitamente amoroso de Cristo a través de oraciones de ofrenda y actos de consagración.
“ Señor Jesús, tú que viniste a alumbrar un fuego en la tierra, yo me rindo a la voluntad del del Padre en el aliento del Espíritu Santo. Purifica mi corazón, enciéndelo de amor y de caridad. Haz crecer en mí el deseo de la santidad. Por medio del corazón inmaculado de María, yo …(citar tu nombre), me consagro enteramente a tu corazón para amarte y servirte. Amén! ”
“Dios mío! Te ofrezco todas mis acciones de hoy, por las intenciones del sagrado corazón de Jesús, y sólo para su gloria. Quiero santificar los latidos de mi corazón, mis pensamientos y mis obras, por más insignificantes que sean, uniéndolos a sus méritos infinitos, y para reparar mis faltas, arrojándolas en la inmensa hoguera de su amor misericordioso.
¡Oh Dios mío! Te pido para mí y para mis seres queridos, la gracia de cumplir, con toda perfección, tu santa voluntad y aceptar, por tu amor, las alegrías y las penas de esta vida pasajera, para que un día estemos reunidos en el Cielo por toda la eternidad. Amén!”
“Señor Jesucristo, redentor del género humano, nos dirigimos a tu sacratísimo corazón con humildad y confianza, con reverencia y esperanza, con profundo deseo de darte gloria, honor y alabanza. Señor Jesucristo, Salvador del mundo, te damos las gracias por todo lo que tú eres y todo lo que tú haces por la pequeña grey y los doce millones de personas que viven en esta archidiócesis de Delhi, que abarca también a los que han sido confiados para la administración de esta nación.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, te alabamos por el amor que has revelado a través de tu sagrado corazón, que fue traspasado por nosotros y ha llegado a ser fuente de nuestra alegría, manantial de nuestra vida eterna. Reunidos juntos en tu Nombre, que está por encima de cualquier otro nombre, nos consagramos a tu sacratísimo corazón, en el cual habita la plenitud de la verdad y la caridad.
Al consagrarnos a ti renovamos nuestro ferviente deseo de corresponder con amor a la rica efusión de tu misericordioso y pleno amor.
Señor Jesucristo, Rey de amor y Príncipe de la paz, reina en nuestros corazones y en nuestros hogares. Vence todos los poderes del maligno y llévanos a participar en la victoria de tu sagrado corazón. ¡Que todos proclamemos y demos gloria a ti, al Padre y al Espíritu Santo, único Dios que vive y reina por los siglos de los siglos! Amén.”
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