El sagrado corazón de Jesús es objeto de oraciones y novenas por parte de los católicos, para quienes simboliza la fuerza del amor divino por la humanidad. A través de los siglos, una considerable cantidad de santos, como santa Catalina de Siena o San Francisco de Sales, han meditado y escrito sobre el sagrado corazón de Jesús. Rezar al sagrado corazón es propagar la “civilización del amor”, pero ¿De dónde viene esta petición? y sobretodo, ¿Cómo realizarla?
“Este misterio del amor de Dios por nosotros no constituye únicamente el contenido del culto y de la devoción al sagrado corazón de Jesús: condensa, al mismo tiempo, el contenido de toda verdadera espiritualidad y devoción cristiana. En este sentido, es importante subrayar que el fundamento de esta devoción es tan antiguo como el mismo cristianismo. De hecho, sólo es posible ser cristiano con la mirada puesta hacia la Cruz de nuestro redentor, hacia aquel que fue traspasado." (Juan 19:37; y Zacarías 12:10)” (Benedicto XVI)
En 1673, en Paray-le-Monial, Jesús se le aparece a Margarita María de Alacoque el día de la fiesta del apóstol Juan, el discípulo amado de Jesús que reposó sobre su pecho durante la última cena. A partir de esta aparición (a la cual seguirían muchas otras), Jesús revela a Margarita María las grandes líneas de la devoción a su sagrado corazón y le comparte el gran diseño que tiene para ella: “Quiero que me sirvas de instrumento para para atraer a otros corazones a mi amor”. El Señor le habla de su "divino corazón tan apasionado de amor por los hombres", aunque esté tan lastimado debido "al poco amor que recibe a cambio".
Como lo dijo Juan Pablo II, el corazón es el “foco central” de la conversión. Santa Margarita María recibe la gracia de sentir el amor de Dios expandirse por todo su corazón de manera extraordinaria; ella ve su pequeño corazón incendiarse y consumirse en la ardiente hoguera del sagrado corazón de Jesús. Así pues, podemos ver en el sagrado corazón el culto del amor y el alma de toda la religión cristiana.
Desde entonces, Paray-le-Monial, que alberga el santuario del sagrado corazón, se convirtió en destino de múltiples peregrinajes y retiros.
Posterior a las apariciones de Paray-le-Monial, varias diócesis de Francia y de Europa deciden celebrar una fiesta del sagrado corazón “el primer viernes después del octavo del santo sacramento”, como lo pidió Jesús. Sin embargo, el reconocimiento oficial no se daría sino hasta 1765, año en que la fiesta del sagrado corazón es instituida por el papa Clemente XIII, resultado de la multiplicación de peticiones provenientes de obispos, prelados, superiores de órdenes religiosas e incluso, hombres de Estado.
El mes de junio es, pues, el mes del sagrado corazón de Jesús, el cual acoge la solemnidad del sagrado corazón, celebrada el tercer viernes después de Pentecostés.
Nació el 22 de julio de 1647, como Margarita María de Alacoque, muere en Paray-le-Monial el 17 de octubre de 1790. Ella ingresó al servicio religioso en la Orden de la Visitación; desde que era una pequeña niña, quería consagrar su vida a Dios. Beatificada en 1864, fue posteriormente canonizada por el papa Benedicto XV en 1920.
“Después Él me pidió mi corazón, el cual le estaba suplicando que tomara. Haciéndolo de ese modo, lo puso en su adorable corazón, en el cual me lo hizo ver como un pequeño átomo que se consumía en esta ardiente hoguera, de la cual lo retiró como una llama ardiente en forma de corazón, y lo puso de nuevo en el lugar del que lo había tomado...”
(Margarita María)
Encontramos con facilidad muchas representaciones de Jesucristo mostrando su corazón sagrado. Este último, rematado con una cruz, ilustra sus sufrimientos padecidos por nosotros, especialmente, con la presencia de la corona de espinas. Resplandeciente, sin embargo, rodeado de luz o de flamas, representa sobretodo este amor ardiente y desbordante de Jesús hacia nosotros.
“Y me hizo ver que teníamos que honrar el corazón de Dios, bajo la figura de ese corazón de carne, de la cual quería que la imagen fuera expuesta y llevada sobre sí mismo y sobre el corazón, para imprimir su amor y colmarlo de todos los dones del cual estaba lleno y también para destruir toda imperfección y desajuste. Y que en todas partes donde esta santa imagen fuera expuesta para ser honrada, Él derramaría su gracia y sus bendiciones.” (Margarita María).
Nosotros también honramos este divino corazón tan ardiente y deseoso de ser amado por los hombres y de salvarlos. Existen numerosas oraciones al sagrado corazón de Jesús. A menudo, se le reza en los momentos difíciles, pero también podemos sencillamente encomendarnos a Él y consolarlo recitando un acto de consagración.
En junio, para la solemnidad al sagrado corazón de Jesús ( ¡o cuando lo deseemos!), podemos igualmente recitar:
Una novena, especialmente partiendo de la hermosa oración irresistible del Padre Pío.
O las letanías al sagrado corazón de Jesús .
"Me entrego, y al sagrado corazón de Nuestro Señor Jesucristo, consagro sin reservas, mi persona, mi vida, mis obras, mis dolores y sufrimientos. Me comprometo a no usar parte alguna de mi ser sino es para honrar, amar y glorificar al sagrado corazón. Este es mi propósito inmutable: ser enteramente suyo y hacer todas las cosas por su amor. Al mismo tiempo renuncio de todo corazón a todo aquello que le desagrade.
Sagrado corazón de Jesús, quiero tenerte como único objeto de mi amor. Se pues, mi protector en esta vida y garantía de la vida eterna. Sé fortaleza en mi debilidad e inconstancia. Se propiciación y desagravio por todos los pecados de mi vida. Corazón lleno de bondad, sé para mí el refugio en la hora de mi muerte y mi intercesor ante Dios Padre. Desvía de mí el castigo de Su justa ira. corazón de amor, en ti pongo toda mi confianza. De mi maldad todo lo temo. Pero de tu amor todo lo espero. Erradica de mí, Señor, todo lo que te disguste o me pueda apartar de ti. Que tu amor se imprima tan profundamente en mi corazón que jamás te olvide yo y que jamás me separe de ti.
Señor y Salvador mío, te ruego, por el amor que me tienes, que mi nombre esté profundamente grabado en tu sagrado corazón; que mi felicidad y mi gloria sean vivir y morir en tu servicio. Amén."
“Sagrado corazón de Jesús, fuente de todo bien,
te adoro, creo en ti, espero en ti,
te amo y me arrepiento de todos mis pecados.
Te ofrezco mi pobre corazón, hazlo humilde, paciente, puro y en todo, conforme a tus deseos.
Haz, oh buen Jesús, que yo viva en ti y tú en mí.
Protégeme de los peligros, consuélame en las penas y las miserias.
Concédeme la santidad del cuerpo, tú bendición en todas mis obras y la gracia de una muerte santa. Amén”
Como la hermana Margarita María, descansa en el corazón de Jesús y siente este amor tan fuerte y ardiente que Él tiene por cada uno de nosotros, uniéndote a una de estas poderosas comunidades de oración en línea:
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