En el Antiguo Testamento, algunos libros históricos como Éxodo, nos cuentan como sucedió la liberación del pueblo judío de la mano de los egipcios, y cómo cruzaron el Mar Rojo y caminaron por el desierto durante 40 años, antes de llegar a Canaán, la tierra prometida. Además, la Biblia también expone los momentos de desobediencia del pueblo durante este viaje. Entre ellas, podemos mencionar la historia del becerro de oro: Te invitamos a descubrir el pasaje bíblico sobre el falso dios que Aarón construyó y su significado.
“1 Cuando el pueblo vio que Moisés demoraba en bajar de la montaña, se congregó alrededor de Aarón y le dijo: «Fabrícanos un Dios que vaya al frente de nosotros, porque no sabemos qué le ha pasado a Moisés, ese hombre que nos hizo salir de Egipto»
2 Aarón les respondió: «Quiten a sus mujeres, a sus hijos y a sus hijas, las argollas de oro que llevan prendidas a sus orejas, y tráiganlas aquí».
3 Entonces todos se quitaron sus aros y se los entregaron a Aarón.
4 El recibió el oro, lo trabajó con el cincel e hizo un ternero de metal fundido. Ellos dijeron entonces: «Este es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto».
5 Al ver esto, Aarón erigió un altar delante de la estatua y anunció en alta voz: «Mañana habrá fiesta en honor del Señor».
6 Y a la mañana siguiente, bien temprano, ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber, y después se levantó para divertirse.
7 El Señor dijo a Moisés: «Baja en seguida, porque tu pueblo, ese que hiciste salir de Egipto, se ha pervertido.
8 Ellos se han apartado rápidamente del camino que yo les había señalado, y se han fabricado un ternero de metal fundido. Después se postraron delante de él, le ofrecieron sacrificios y exclamaron: «Este es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto».
9 Luego le siguió diciendo: «Ya veo que este es un pueblo obstinado.
10 Por eso, déjame obrar: mi ira arderá contra ellos y los exterminaré. De ti, en cambio, suscitaré una gran nación».
11 Pero Moisés trató de aplacar al Señor con estas palabras: «¿Por qué, Señor, arderá tu ira contra tu pueblo, ese pueblo que tú mismo hiciste salir de Egipto con gran firmeza y mano poderosa?
15 Moisés emprendió el camino de regreso y bajó de la montaña llevando en sus manos las dos tablas del Testimonio, que estaban escritas de un lado y de otro.
16 Esas tablas eran obra de Dios, y la escritura grabada sobre ellas era escritura de Dios.
17 Al escuchar el ruido de las aclamaciones que profería el pueblo, Josué dijo a Moisés: «Hay ritos de guerra en el campamento».
20 Después tomó el ternero que habían hecho, lo quemó y lo trituró hasta pulverizarlo. Luego esparció el polvo sobre el agua, y se la hizo beber a los israelitas.
21 Moisés dijo a Aarón: «¿Qué te ha hecho este pueblo para que lo indujeras a cometer un pecado tan grave?»” (Éxodo 32:1-11; 15-17; 20-21)
El becerro de oro no es Dios, sino una figura que los hombres crearon para tranquilizarse y satisfacer su deseo de espiritualidad. Según el Evangelio de Mateo, el becerro de oro es lo que el Señor Jesús llama Mamón o Dinero. Al respecto, la Biblia dice: “Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero” (Mateo 6:24). Puede que hoy no tengamos la representación física de un becerro de oro ante el cual inclinarnos, pero valdría la pena preguntarse ¿cuál es nuestra actitud respecto al dinero? ¿Verdaderamente amamos más a Dios que lo material? ¿Quién ocupa el primer lugar de nuestras vidas y en quién confiamos más?
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Uno de los primeros mandamientos de Dios es: “no tendrás otros dioses delante de mí. No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas”. (Éxodo 20:3-4). Esto nos muestra que la adoración está reservada exclusivamente para Dios, pues solo Él es digno de recibir nuestra alabanza y lo mejor que podamos ofrecerle. Por eso, el apóstol Pablo siempre repetía en sus cartas: “a él sea la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, por todas las generaciones y para siempre! Amén”. (Efesios 3:21)
La adoración y la alabanza fortalecen nuestra relación con el Señor, nuestro Dios, por eso Hozana ofrece diferentes comunidades de oración en línea para alabar y agradecer a Dios por su presencia en nuestras vidas. Por ejemplo, te invitamos a:
¡Ven, alaba y adora la grandeza del Señor con Hozana!