El Ave María explicado
El Ave María, es la oración más rezada a la Virgen María. ¿Pero qué dice realmente? Más allá de su origen bíblico e histórico, descubramos el significado de las palabras de esta oración, articuladas en torno a una alabanza y una súplica.
Comentarios acerca de las frases del Ave María
“Dios te salve María”
La oración del Ave María comienza con el saludo de Dios a la Virgen María, por intermedio del Ángel Gabriel (Lucas 1:28). Él utiliza el saludo "Ave", reservado para los grandes de la sociedad de la época, como señal de respeto, ante el gran estupor de la Virgen.
“Llena eres de gracia, el Señor es contigo”
Si María está llena de gracia, es porque el Señor está con ella. La segunda parte de la oración arroja luz sobre la primera. María también está llena de gracia porque está libre de pecados, lo que es un obstáculo para la gracia. Lo inmaculado, por lo tanto, está presente en el segundo verso del Ave María
“Bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.”
Después del saludo del Ángel, le toca a Isabel, la prima de María, saludarla (Lucas 1:42). Jesús, el Cristo, es designado como el fruto del vientre de María: esta oración nos recuerda que además de entregarse como alma a Dios, María también le entrega su cuerpo. Es a través de ella y por intermedio suyo que Dios se convierte en hombre. El fruto también tiene una consonancia muy bíblica: recuerda muchos pasajes del Antiguo Testamento, del "¡Fruto!" (Génesis 1:28) dirigido por Dios, al fruto del pecado.
“Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”
Sólo somos hombres y rogamos a la Virgen María que interceda por nosotros ante Dios. Ponemos nuestra confianza en sus manos y le damos todo lo que tenemos, todo lo que somos, para que ella nos entregue a la voluntad del Señor. Le confiamos nuestra salvación, como pobres pecadores que somos, nos reconocemos como inferiores. Le pedimos que sea la luz que nos guiará al camino, su hijo Jesús, para ir al Padre.
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