En plena Segunda Guerra Mundial, cuando reinaba el miedo y todo se oscurecía alrededor de Etty Hillesum, una joven intelectual judía que fue deportada a Auschwitz, ella no desfallecía sino que sentía cada vez más la necesidad de cuidar la luz que llevaba dentro. De hecho, en medio de su adversidad, el 12 de julio de 1942 escribió una oración que representa un verdadero acto de fe, y nos invita no solo a reflexionar en todos los momentos difíciles que atraviesa el mundo, sino también en el papel y la responsabilidad que cada uno de nosotros tiene de orar por las naciones de la tierra.
“Dios mío, estos tiempos son tiempos de terror.
Esta noche, por primera vez, me he quedado despierta en la oscuridad, con los ojos ardientes, mientras desfilaban ante mí, sin parar, imágenes de sufrimiento.
Voy a prometerte una cosa, Dios mío, una cosa muy pequeña:
me abstendré de colgar en este día, como otros tantos pesos,
las angustias que me inspira el futuro.
Pero esto requiere cierto entrenamiento.
De momento, a cada día le basta su pena.
Voy a ayudarte, Dios mío, a no apagarte en mí,
pero no puedo garantizarte nada por adelantado.
Sin embargo, hay una cosa que se me presenta
cada vez con mayor claridad:
no eres tú quien puede ayudarnos,
sino nosotros quienes podemos ayudarte a ti
y, al hacerlo, ayudarnos a nosotros mismos.
Esto es todo lo que podemos salvar en esta época,
y también lo único que cuenta: un poco de ti en nosotros, Dios mío.
Quizá también nosotros podamos contribuir a sacarte a la luz
en los corazones devastados de los otros”.
-Etty Hillesum, Diario durante la persecución nazi
"Voy a ayudarte, Dios mío, a no apagarte en mí" escribió Etty Hillesum, y esta sencilla frase nos recuerda que la oración es esencial para mantener nuestra relación con Dios. De hecho, la oración reaviva y alimenta nuestra fe cada día.
Por eso, en Hozana queremos invitarte a descubrir diversas comunidades para que puedas orar todos los días. Por ejemplo:
¡Anímate y ora cada día con Hozana!