Rezar por la mañana al despertar, aún de manera breve, transforma nuestra jornada. Al reconocer que Dios crea cada nuevo día y al expresarle nuestra gratitud, nos disponemos a recibir su alegría y su paz. Aquí tienes una selección de oraciones católicas cortas y sencillas, pero tan poderosas que pueden ayudarnos a empezar bien el día confiándolo a Jesús, y siendo llenos del Espíritu Santo.
“Señor, en el silencio de este día que nace, vengo a pedirte paz, sabiduría y fortaleza. Hoy quiero mirar el mundo con ojos llenos de amor; ser paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno. Ver, detrás de las apariencias, a tus hijos, como los ves tú mismo para así poder apreciar la bondad de cada uno. Cierra mis oídos a toda murmuración, guarda mi lengua de toda maledicencia y que sólo permanezcan en mí los pensamientos que bendicen. Quiero ser tan bien intencionado y justo que todos los que se acerquen a mí sientan tu presencia. Revísteme de tu bondad, Señor, y haz que durante este día yo te refleje. Amén”
“Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad. Todo mi haber y mi poseer Tú me lo diste, a Ti, Señor, lo retorno. Todo es tuyo: dispone de ello según Tu voluntad. Dame Tu amor y Tu gracia, que éstas me bastan. Amén”
“Dios mío! Te ofrezco todas mis acciones de hoy, por las intenciones del Sagrado Corazón de Jesús, y sólo para su gloria. Quiero santificar los latidos de mi corazón, mis pensamientos y mis obras, por más insignificantes que sean, uniéndolos a sus méritos infinitos, y para reparar mis faltas, arrojándolas en la inmensa hoguera de su Amor Misericordioso. ¡Oh Dios mío! te pido para mí y para mis seres queridos, la gracia de cumplir, con toda perfección, tu santa voluntad y aceptar, por tu amor, las alegrías y las penas de esta vida pasajera, para que un día estemos reunidos en el Cielo por toda la eternidad. Amén!”
“Vengo a Ti, Jesús, para que me acaricies antes de que empiece mi jornada. Que tus ojos se posen un instante en los míos. Déjame que lleve a mi lugar de trabajo la certeza de tu amistad. Llena mi espíritu para que soporte el desierto del ruido. Que tu resplandor bendito recubra la cima de mis pensamientos y concédeme la fuerza para quienes necesitan de mí. Amén.”
“¡Oh Señora mía, oh Madre mía !, yo me entrego del todo a Ti, y en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón, en una palabra, todo mi ser, ya que soy todo tuyo, ¡oh Madre de bondad !, guárdame y protégeme como hijo tuyo. Amén.”
Todos debemos descubrir o redescubrir hasta qué punto la oración puede transformar nuestros corazones y cambiar nuestras vidas. De hecho, muy a menudo nuestros tiempos de oración nos parecen áridos: el aburrimiento y el desánimo pueden acosarnos. Sin embargo, la oración puede ser un verdadero momento de gozo, un tiempo de encuentro íntimo con Cristo quien nos ama infinitamente.
Hozana ayuda a cada cristiano, incluyéndote a ti, a redescubrir la alegría de la oración y perseverar en la fidelidad. Por lo cual, Hozana te permite descubrir cientos de propuestas espirituales de una inmensa riqueza y escoger aquellas que te alimentarán más. Ahora, es tu turno de dejarte guiar en la selección de tu primera comunidad! Por ejemplo, puedes:
¡ven y reza con Hozana cada mañana!