Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, que soy un pecador”
La Oración de Jesús, también conocida como la Oración del Corazón, es una breve invocación a Jesús, la cual está muy presente en las iglesias cristianas orientales,y utilizada especialmente por los ortodoxos. Se trata de una oración sencilla y repetitiva, que permite concentrarse y evitar la disipación de la mente. Por lo tanto, se considera un medio para adentrarse en la meditación, y tener una especie de cara a cara con Jesús. De hecho, gracias a su forma y palabras tan sencillas, esta oración hace un llamado a la humildad y al abandono. Por otro lado, la fuerza de su sencillez y su gran arraigo la convierten en una oración poderosa que ha superado la prueba del tiempo.
Al ser una oración mística, la Oración de Jesús se inscribe en la tradición hesicasta, cuyo objetivo es la búsqueda de la unión y la paz en Dios.
Se trata de una oración que fue heredada de la práctica de los Padres del Desierto, y parece una respuesta al mandato de San Pablo en 1 Tes 5: 17: "oren sin cesar". Para realizarla, el orante repite una frase corta sin cesar y la acompaña con los movimientos de la respiración:
“Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, que soy un pecador”
De hecho, esta oración reconoce la importancia y el poder de invocar el nombre de Jesús, y tiene como objetivo llevar al orante a una mayor entrega a Jesús, su salvador.
Además, esta corta invocación es una forma de oración que aporta muchas gracias, como subrayó Orígenes, uno de los padres de la Iglesia, en el siglo III, al decir: "Incluso hoy, el nombre de Jesús calma las almas turbadas, echa fuera los demonios, cura las enfermedades; usarlo infunde una especie de dulzura maravillosa, asegura la pureza de las costumbres e inspira humanidad, generosidad y dulzura".
De forma más concreta, la oración del corazón, que consiste en repetir una invocación corta, pasa a ser una forma de escucha, al igual que la meditación cristiana. Además de la oración de Jesús, se pueden repetir otras invocaciones como Kyrie eleison, Abba, Padre, Mi Dios y mi todo, Oh Jesús mío. Es importante saber que no se trata de simples palabrerías, sino de una repetición marcada por el ritmo por la respiración. Esta característica permite que la invocación se lleve a cabo de forma natural en nuestro cuerpo, a través del movimiento de la respiración. De esta forma, sentimos la oración en todo nuestro ser, en lo más íntimo de nosotros.
Cabe anotar que, lejos de ser una fórmula mágica o un mantra, esta forma de oración repetitiva nos permite volver a centrarnos en Dios (y no en nosotros mismos). Además, nos permite abrir nuestro corazón a su gracia y rendirnos a su voluntad.
Hozana te ofrece numerosas propuestas de oración, para que descubras los tesoros espirituales de las tradiciones cristianas y puedas estar dispuesto a sentir la presencia de Dios en tu interior. Por ejemplo: