Entre los principales profetas bíblicos del Antiguo Testamento, Elías figura como un personaje muy conocido. De hecho, en la Biblia, más concretamente en los libros de 1 de Reyes y 2 de Reyes, podemos encontrar la historia del profeta Elías y episodios extraordinarios de su vida: con los profetas de Baal, en el arroyode Kerith, o en la casa de la viuda de Sarepta, donde Dios lo utilizó para hacer una resurrección. Las escrituras también nos muestran su humanidad, al relatar los momentos de desánimo o miedo que sintió al enfrentar las amenazas de Jezabel, esposa del rey Acab. Te invitamos a descubrir los pasajes bíblicos que revelan un poco más sobre la vida y obra del profeta Elías.
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El personaje de Elías aparece en la Biblia a partir del capítulo 16 del libro de 1 Reyes, donde se muestra ante el rey Acab para anunciar la sentencia del Señor por su desobediencia. Allí, Elías se presentó como un habitante de Tisbé, en Galaad, al que el Señor le ordenó lo siguiente: “Elías el tisbita, de Tisbé en Galaad, dijo a Ajab: «¡Por la vida del Señor, el Dios de Israel, a quien yo sirvo, no habrá estos años rocío ni lluvia, a menos que yo lo diga!»”. (1 Reyes 17:1)
La particularidad del profeta Elías es que llevó una vida solitaria. Después de su profecía, Dios lo envió solo al arroyo de Querit, donde fue alimentado por cuervos, posteriormente fue enviado a la casa de una viuda en Sarepta, que lo acogió y alimentó milagrosamente una vez más. De hecho, él mismo expresó a Dios esa soledad que sentía diciendo: “(...) He quedado yo solo y tratan de quitarme la vida». (1 Reyes 19:14) Sin embargo, esto solo era su percepción, pues Dios le dijo que 7.000 hombres habían permanecido fieles y que no estaba solo como creía.
Al profeta Eliseo se le conoce como el sucesor de Elías. De hecho, durante los últimos días de Elías en la tierra, Eliseo lo acompañó y vio los milagros que hacía este hombre a quien consideraba como “su padre”. Incluso le pidió a Elías “la doble porción de unción” que tenía, y la obtuvo gracias a su perseverancia. De este modo, Eliseo recibió el doble de poder del cielo e hizo el doble de milagros que Elías: en total se le reconocen 14 milagros en la Biblia, mientras que a Elias se le reconocen 7.
“«Vete de aquí; encamínate hacia el Oriente y escóndete junto al torrente Querit, que está al este del Jordán. Beberás del torrente, y yo he mandado a los cuervos que te provean allí de alimento»”. (1 Reyes 17:3-4)
“Ella se fue e hizo lo que le había dicho Elías, y comieron ella, él y su hijo, durante un tiempo. El tarro de harina no se agotó ni se vació el frasco de aceite, conforme a la palabra que había pronunciado el Señor por medio de Elías”. (1 Reyes 17:15-16)
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“Y dijo a su servidor: «Sube y mira hacia el mar». El subió, miró y dijo: «No hay nada». Elías añadió: «Vuelve a hacerlo siete veces». La séptima vez, el servidor dijo: «Se eleva del mar una nube, pequeña como la palma de una mano». Elías dijo: «Ve a decir a Ajab: Engancha el carro y baja, para que la lluvia no te lo impida». (1 Reyes 18:43-44)
“Respóndeme, Señor, respóndeme, para que este pueblo reconozca que tú, Señor, eres Dios, y que eres tú el que les ha cambiado el corazón». Entonces cayó el fuego del Señor: Abrazó el holocausto, la leña, las piedras y la tierra, y secó el agua de la zanja”. (1 Reyes 18:37-38)
“Jezabel envió entonces un mensajero a Elías para decirle: «Que los dioses me castiguen si mañana, a la misma hora, yo no hago con tu vida lo que tú hiciste con la de ellos»”. (1 Reyes 19:2)
“Luego caminó un día entero por el desierto, y al final se sentó bajo una retama. Entonces se deseó la muerte y exclamó: «¡Basta ya, Señor! ¡Quítame la vida, porque yo no valgo más que mis padres!»”. (1 Reyes 19:4)
"Por segunda vez, el ángel del Señor lo tocó y le dijo: "Levántate y come, porque te falta mucho". Elías se levantó, comió y bebió. Luego, fortalecido por este alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios". (1 Reyes 19:7-8)
“Pero el Ángel del Señor volvió otra vez, lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come, porque todavía te queda mucho por caminar!». Elías se levantó, comió y bebió, y fortalecido por ese alimento caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta la montaña de Dios, el Horeb”. (2 Reyes 2:11)
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