“Aquí estoy, envíame” (Isaías 6:8): estas fueron las palabras que dijo el profeta Isaías cuando el Señor se le presentó diciendo que necesitaba un mensajero. El libro de Isaías hace parte del Antiguo Testamento, y se encuentra entre el libro de Cantar de los Cantares y Jeremías. La Palara contiene hermosos versículos sobre la redención, pero Isaías 53 se considera como un pasaje clave que resume el mensaje de salvación de Dios. Te invitamos a descubrir quién es Isaías en la Biblia y las profecías mesiánicas que anunció según las Escrituras.
El nombre de Isaías significa “Dios es la salvación” o “Dios salva”. La Biblia nos dice que tenía una esposa profetisa y dos hijos: “Luego tuve relaciones con la profetisa y ella concibió y dio a luz un hijo (...)” (Isaías 8:3); “Yo y los hijos que me dio el Señor somos signos y presagios en Israel, de parte del Señor de los ejércitos, que habita en el monte Sión” (Isaías 8:18).
Se dice que el ministerio de Isaías duró más de 40 años, desde el reinado de Uzías hasta el asedio de Jerusalén por el rey asirio Senaquerib. Además, la Biblia nos dice que Dios no solo lo envió a hablar al pueblo de Israel, Judá y otras naciones sobre sus actos de idolatría y desobediencia, sino que también lo usó para anunciar la salvación venidera. Por otro lado, se sabe que Isaías hablaba con frecuencia de una persona llamada “Emmanuel”, es decir, el Mesías que vendría a traer la paz y la justicia a las naciones. Esta profecía se cumplió en la persona de Jesús.
“Él fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados”. (Isaías 53:5)
“Yo los conduciré hasta mi santa Montaña y los colmaré de alegría en mi Casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar, porque mi Casa será llamada Casa de oración para todos los pueblos”. (Isaías 56:7)
“Uno gritaba hacia el otro: «¡Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos! Toda la tierra está llena de su gloria. Los fundamentos de los umbrales temblaron al clamor de su voz, y la Casa se llenó de humo. Yo dije: «¡Ay de mí, estoy perdido! Porque soy un hombre de labios impuros, y habito en medio de un pueblo de labios impuros; ¡y mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos!». Uno de los serafines voló hacia mí, llevando en su mano una brasa que había tomado con unas tenazas encima del altar”. (Isaías 6:3-8)
“Saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces. Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor”. (Isaías 11:1-2)
“Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado. La soberanía reposa sobre sus hombros y se le da por nombre: «Consejero maravilloso, Dios fuerte, Padre para siempre, Príncipe de la paz»”. (Isaías 9:5)
“El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y llenará tus huesos de vigor; tú serás como un jardín bien regado, como una vertiente de agua, cuyas aguas nunca se agotan”. (Isaías 58:11)
“Porque tú eres de gran precio a mis ojos, porque eres valioso, y yo te amo, entrego hombres a cambio de ti y pueblos a cambio de tu vida”. (Isaías 43:4)
“Él fortalece al que está fatigado y acrecienta la fuerza del que no tiene vigor”. (Isaías 40:29)
“Porque así habla el Señor, el Santo de Israel: En la conversión y en la calma está la salvación de ustedes; en la serenidad y la confianza está su fuerza. ¡Pero ustedes no lo han querido!”. (Isaías 30:15)
“¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor brilla sobre ti! Porque las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad, a las naciones, pero sobre ti brillará el Señor y su gloria aparecerá sobre ti. Las naciones caminarán a tu luz y los reyes, al esplendor de tu aurora”. (Isaías 60:1-3)
Dios no sólo habla a los profetas, sino que también puede hablar a cada uno de nosotros a través de su Palabra viva, la cual tiene el poder de penetrar hasta lo más profundo de nuestros corazones y saciar nuestra sed.
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