Jonás es un libro del Antiguo Testamento que consta de 4 capítulos, y se sitúa entre el libro de Abdías y el libro de Miqueas. Es bien sabido que, entre todos los profetas de la Biblia, Jonás fue quien tuvo una de las historias más extraordinarias, pues pasó tres noches en el vientre de un pez y salió vivo de allí. Te invitamos a descubrir la historia de Jonás y Nínive a continuación:
Jonás fue un profeta hebreo a quien Dios dijo: “«Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y clama contra ella, porque su maldad ha llegado hasta mí»” (Jonás 1:2). Sin embargo, él no obedeció el mandato de Dios y se fue a Tarsis. Mientras navegaba, hubo una fuerte tormenta y fue lanzado al mar, donde un pez gigante se lo tragó y lo mantuvo en su vientre durante tres días y tres noches. Además, la Biblia nos enseña que estando allí compuso una hermosa alabanza al Señor, y que, precisamente en ese lugar oscuro, Jonás se arrepintió de su rebelión e imploró perdón al Señor, por lo que Dios permitió que el pez lo vomitara en la orilla, y posteriormente, pudo ir a Nínive, como se le había indicado en un primer momento.
Cuando Jonás llegó a Nínive, dijo a la gente que la ciudad iba a ser destruida en 40 días. Acto seguido, “(el rey) mandó proclamar en Nínive el siguiente anuncio: «Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no pasten ni beban agua; vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos (Jonás 3:7-8). De este modo, podemos ver que el mensaje de Jonás dio sus frutos y el Señor perdonó al pueblo por su maldad. Al final del libro, concretamente en el capítulo 4, podemos ver un diálogo agitado entre Dios y Jonás, pues este último estaba enfadado con el Señor por perdonar a Nínive. Sin embargo, Dios le respondió recordándole que su corazón está lleno de misericordia cuando un pecador se arrepiente.
“Luego, levantaron a Jonás, lo arrojaron al mar, y en seguida se aplacó la furia del mar. Los hombres, llenos de un gran temor al Señor, le ofrecieron un sacrificio e hicieron votos” (Jonás 1:15-16).
“El Señor hizo que un gran pez se tragara a Jonás, y este permaneció en el vientre del pez tres días y tres noches. Entonces Jonás oró al Señor, su Dios, desde el vientre del pez” (Jonás 2:1-2).
“Entonces oró al Señor, diciendo: «¡Ah, Señor! ¿No ocurrió acaso lo que yo decía cuando aún estaba en mi país? Por eso traté de huir a Tarsis lo antes posible. Yo sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para enojarte y de gran misericordia, y que te arrepientes del mal con que amenazas” (Jonás 4:2).
“Pero yo, en acción de gracias, te ofreceré sacrificios y cumpliré mis votos: ¡La salvación viene del Señor!” (Jonás 2:10).
“y yo, ¿no me voy a conmover por Nínive, la gran ciudad, donde habitan más de ciento veinte mil seres humanos que no saben distinguir el bien del mal, y donde hay además una gran cantidad de animales?” (Jonás 4:11)
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