En el Antiguo Testamento, Ezequiel aparece como uno de los “profetas mayores". En su libro de 46 capítulos, escrito en la época de la deportación a Babilonia, este profeta de Dios se dirigió al corazón de los habitantes de Jerusalén, para advertirlos del mal venidero e invitarlos a volver a Dios. Te invitamos a conocer más sobre el profeta Ezequiel para saber de qué tratan sus profecías mediante 8 pasajes bíblicos que te presentamos a continuación.
Como era costumbre en las familias sacerdotales, a la edad de 30 años, Ezequiel debía asumir el cargo oficial de sacerdote en el templo de Jerusalén. Sin embargo, unos años antes sucedió la deportación a Babilonia, y Ezequiel comenzó a tener visiones divinas en un contexto bastante complejo: estando en tierra extranjera, y en medio de la desolación del cautiverio, como está escrito: “El año treinta, el día quinto del cuarto mes, mientras me encontraba en medio de los deportados, a orillas del río Quebar, se abrió el cielo y tuve visiones divinas”. (Ezequiel 1:1)
Ezequiel fue deportado a Babilonia tras el primer ataque a Jerusalén, y allí recibió una visión de la gloria de Dios, en la que el Señor le ordenó anunciarle al pueblo la ruina que caería sobre Jerusalén, por lo cual Ezequiel adoptó actitudes simbólicas para llamar la atención de sus habitantes. Sin embargo, como Dios había previsto, sus corazones permanecieron endurecidos y la profecía se cumplió con la destrucción del templo y el asedio de Jerusalén. Posteriormente, Ezequiel comenzó a proclamar el juicio de Dios contra Jerusalén y contra las regiones vecinas. Este libro profético terminó con la visión de esperanza y renovación que Dios prometió a su pueblo.
“Esa voz me dijo: Levántate, hijo de hombre, porque voy a hablarte. Cuando me habló, un espíritu entró en mí y me hizo permanecer de pie, y yo escuché al que me hablaba. (Ezequiel 2:1-2)
“Yo abrí mi boca y él me hizo comer ese rollo. Después me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre y llena tus entrañas con este libro que yo te doy. Yo lo comí y era en mi boca dulce como la miel”. (Ezequiel 3:2-3)
“¿Por qué andan repitiendo este refrán en la tierra de Israel: «Los padres comieron uva verde, y los hijos sufren la dentera»? Juro por mi vida –oráculo del Señor– que ustedes nunca más dirán este refrán en Israel”. (Ezequiel 18:2-3)
“¿Acaso deseo yo la muerte del pecador –oráculo del Señor– y no que se convierta de su mala conducta y viva?” (Ezequiel 18:23)
“Yo no deseo la muerte de nadie –oráculo del Señor–. Conviértanse, entonces, y vivirán”. (Ezequiel 18:32)
“Los rociaré con agua pura, y ustedes quedarán purificados. Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne”. (Ezequiel 36:25-26)
“El Señor me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?». Yo respondí: «Tú lo sabes, Señor»”. (Ezequiel 37:3)
“Yo pondré mi espíritu en ustedes, y vivirán; los estableceré de nuevo en su propio suelo, y así sabrán que yo, el Señor, lo he dicho y lo haré –oráculo del Señor–”. (Ezequiel 37:14)
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